"¡Igual así alguno se anima a leer mis rollos!"
Rafael Sánchez Ferlosio recibe el Cervantes con buen humor y mucho escepticismo sobre su obra
"¿Espíritu libre? ¡Bah! Nunca he sabido lo que es eso. Dicen que soy un individuo autónomo del siglo XVIII... ¡Qué autónomo ni autónomo! ¡La libertad no existe! Somos sólo un cruce de muchas influencias, unas peleadas y otras que se llevan bien... Y uno no se da la ley a sí mismo. ¿No vivimos en un mundo de mil caras contrarias? Libre, libre... Libre no quiere decir nada, o muy poco, para la experiencia íntima. Aunque públicamente pueda parecer que uno lo es, de eso nada".
Con esta perorata anarcoide y seductora rechazó ayer Rafael Sánchez Ferlosio (Roma, 1927) uno de los grandes argumentos del jurado que le concedió en el Ministerio de Cultura el Premio Cervantes 2004.
Ferlosio se impuso en la final, por mayoría, al novelista Juan Marsé y al poeta Antonio Gamoneda, tras cuatro votaciones de un jurado compuesto principalmente por poetas y pensadores. Hora y media después del fallo, el ganador aún no había sido localizado por la ministra de Cultura, Carmen Calvo.
"No soy precisamente un 'best seller', más bien lo contrario: soy un 'worst seller"
"Moderno leo muy poco. Después de Kafka no ha salido nada bueno"
Quizá más bohemio y tímido que libre, Ferlosio recibió la enhorabuena telefónica de la ministra hacia las seis de la tarde; junto a él, en su casa del barrio de Prosperidad, estaban su segunda mujer, Demetria, y la hija de ésta, Lucía.
Y allí atendió a algunos medios, desmintiendo su fama de hombre huraño, con una media sonrisa de felicidad, el nudo de la corbata desabrochado, las cejas y el pelo ingobernables, un humor excelente y mucho escepticismo jovial:
-Estoy contento por el premio, sí. Ha sido una sorpresa absoluta... Económicamente estoy bien [la dotación del premio es de 9.151 euros]; lo que me interesa es otra cosa. ¡Igual sirve para que alguno se anime a leer mis rollos! Porque yo soy muy pesado, muy pesado, y no soy precisamente un best seller, sino más bien lo contrario: soy un worst seller...".
-Pues el jurado dice que es un novelista crucial, un ensayista sublime, un prosista soberano...
-Lo de la prosa lo acepto, porque la cuido mucho. Lo otro, que lo digan los demás.
-¿Y qué obra suya le gustaría que se leyera?
-Es que yo aborrezco bastante mis obras... El Jarama lo tengo aborrecío... (en extremeño). Me lo han colgado tantas veces encima...
-¿Y Alfanhuí?
-Alfanhuí lo soporto mejor... Me gusta algún ensayo suelto, algún artículo en el que dije cosas que he creído ciertas y dignas de decirse... Hay un ensayo que se titula Glosas castellanas, publicado en un libro conjunto llamado El alma y la vergüenza... Y un cuento que publiqué por primera vez en EL PAÍS, de dos folios y medio y con una ilustración maravillosa de Justo Barboza, titulado El reincidente... Ése me gusta tanto que lo he publicado varias veces en distintos libros...
Muy comunicativo, casi charlatán para su costumbre, Ferlosio no declinó hablar de ningún asunto y se mostró especialmente interesado en la actualidad mundial: "La política nacional me aburre mortalmente. Desde las Azores me ocupo sobre todo de política internacional. Y es verdaderamente desastrosa. Bush cree que la guerra y la diplomacia son términos homólogos e intercambiables. ¡Que Aznar apoyara esa guerra de agresión y venganza...! ¡No era sólo para que perdiera las elecciones, sino para echarlo a patadas! Y Bush acaba de reafirmarse en que la ONU no le interesa... Dice que quiere resultados, y para él resultados es lo mismo que bombardeos...".
En realidad, Ferlosio habló de todo salvo del asunto más requerido en el día del premio más importante de las letras en español: Cervantes. "De literatura leo muy poco, cosas antiguas de vez en cuando", dijo. "Virgilio me emociona... Pero moderno leo muy poco. Después de Kafka no ha salido nada bueno. Ese genio, ese talento... De Cervantes tengo varias cosas anotadas y algunas escritas y publicadas. Pero no puedo decirles nada. Si se las dijera, ¿qué diría el día del discurso?".
¿Y cree que el Quijote tiene un fondo anarquista, como dijo ayer Mario Vargas Llosa? "¡Eso son obsesiones suyas: es un capitalista anarquista!".
Ferlosio parecía un hombre feliz. Era el tapado del Premio Cervantes 2004, un nombre tan obvio que nadie se acordó de incluir hasta ahora a este novelista de estirpe rulfiana, crucial y escaso (sólo tres novelas); ensayista y articulista prolífico, genial y brillante (a veces hasta lo ininteligible), escritor y dibujante de libros infantiles y juveniles como El huésped de las nieves o El escudo de Jotán. El jurado que recordó su nombre estaba formado por Gonzalo Rojas (ganador en 2003), Víctor García de la Concha, Bruno Rosario (director de la Academia dominicana), Luis Mateo Díez, Elena Poniatowska, Clara Janés, Olvido García Valdés, Fernando Savater, Josep Ramoneda, Javier Cercas y José Carlos Rovira.
Mayoría pacífica y rápida
Los 11 miembros del jurado comparecieron tranquilos y conformes junto a la ministra de Cultura, Carmen Calvo, y el director general del Libro, Rogelio Blanco, que fue secretario, para comunicar el premio a la prensa hacia las 16.40, sólo diez minutos más tarde de la hora prevista. La reunión empezó a las 14.00 y las votaciones, según el presidente, Víctor García de la Concha, fueron "rápidas, pacíficas y nada reñidas".
Los jurados votaron cuatro veces y siempre "en positivo", es decir, eligiendo candidato sin eliminar a otros, hasta que en la cuarta votación Ferlosio se impuso por mayoría. La ministra evitó dar los nombres de los finalistas, aunque auspició que en el futuro serán ganadores del premio. Según se supo luego, Juan Marsé y Antonio Gamoneda estuvieron en la final. El poeta leonés había sonado con fuerza durante todo el día, hasta el punto de que algún medio dio el premio por hecho y casi pareció una sorpresa que no ganara; algunos lo daban por seguro contando con el hecho de que el presidente Zapatero (también leonés) tenía previsto acudir a la presentación de un libro suyo en el Círculo de Bellas Artes. Durante el acto, informa Efe, alguien preguntó a Zapatero por el premio y éste dijo que le parecía excelente que lo hubiera ganado Ferlosio.
Lo mismo debieron pensar los partidarios de Gamoneda y Marsé en el jurado, pues nadie rechistó, ni los poetas (Rojas, Clara Janés y Olvido García Valdés) ni los novelistas (Cercas, Luis Mateo Díez y Elena Poniatowska). Más allá, Gonzalo Rojas destacó con deportividad exquisita el "gran poeta que hay" en Ferlosio, "su soberanía, su larga resonancia en América y su portento de imaginación y fantasía". Y el mismo Marsé, finalista elegante y ya veterano, felicitó "del modo más efusivo" al ganador.
Babelia
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