La complejidad del diálogo entre Oriente y Occidente
Libros: véase librerías. Librerías: véase estaciones de tren. En la que hay en la de Francfort, los escaparates están llenos de títulos relacionados con el mundo árabe. En un lugar destacado, Las mil y una noches. Muy cerca, el libro que Robert Irwin escribió sobre este clásico. Luego están El Corán y una serie de recopilaciones más actuales: Cuentos árabes, Las mujeres en el mundo árabe e, incluso, una selección de chistes, lógicamente árabes, y que bromean, por ejemplo, sobre Sadam Husein. "¿Por qué vendes la estampa de Sadam más barata que la de Cristo?", preguntan a un vendedor en una medina. "Subirá al doble en cuanto lo crucifiquen", contesta.
La librería de la estación de Francfort (que se diferencia de las del resto del mundo porque tiene una balda dedicada exclusivamente a Jürgen Habermas) da una medida de la proyección de la feria en el resto de la ciudad. Sus escaparates invitan a los viajeros a que lean obras de escritores árabes actuales -Nawal el Saadami, Naguib Mahfouz, Assia Djebar, Yasmina Khadra, Yasar Kemal, entre otros-, títulos más o menos testimoniales -El librero de Kabul, la biografía de Carmen Bin Laden o Leyendo 'Lolita' en Teherán- y unos cuantos ensayos: de Karen Armstrong, de Bernard Lewis o Cubriendo el islam. Cómo los media y los expertos determinan cómo miramos el resto del mundo, de Edward Said.
Simplificación
Contra todas esas visiones simplificadoras de los medios de comunicación quiere combatir la Feria del Libro al invitar a los países árabes. Este fin de semana hubo un ambicioso simposio en la Römer, en el centro de la ciudad. Titulado Oriente y Occidente. Un nuevo comienzo, reunió a una escritora palestina (Sahar Khalifa), al impulsor del Instituto de Investigación del Mundo Árabe (el profesor Günther Meyer), a un experto en el islam (el egipcio exiliado en Holanda Nasr Hamid Abu Zaida) y al profesor tunecino Mohammed Talbi, entre otros. Este último, según cuenta el Frankfurter Rundschau, utilizó el concepto Esel [asno, burro, borrico] para referirse a Chirac, por haber llamado "democracia" al régimen político de Túnez, y a todos los estadounidenses que creyeron en "la guerra contra el terror" de Bush.
¿Cómo se puede hablar de cultura árabe cuando todo el mundo habla de terrorismo? Ése fue el punto de partida de Talbi en un encuentro en el que se abordaron también la complicidad de las democracias occidentales con los regímenes árabes autoritarios, las distintas formas del terrorismo islámico o la simplificación con la que se habla de religiones (los Evangelios hablan de amor, el Corán se ocupa del poder...).
Mientras la ciudad tiene ya puesta la mirada en los países árabes, estos terminaban ayer de organizar sus espacios en la feria. Exposiciones de libros, de sus artistas recientes, de fotos, de paneles sobre sus lugares que son patrimonio de la humanidad según la Unesco, de los gadgets turísticos de cada país... Y todo ello con un desafío: acabar con los tópicos y mostrar la complejidad de una cultura de mil rostros.
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