Bilbao y Barcelona se colocan en el mapa
El cambio urbanístico de ambas ciudades y la cultura las convierten en destinos turísticos
La apertura del Museo Guggenheim en Bilbao en octubre de 1997 está considerada como el inicio de la transformación de la ciudad en un producto para el turismo, el abandono del gris industria. Sin embargo, la reconversión de la villa se empezó a trazar años antes sobre los restos del declive industrial. El cierre de los astilleros de Bilbao, Euskalduna en 1984, inició un proceso de cambio de éxito que aún está inacabado. Bilbao optó por los grandes nombres de la arquitectura y Frank Gehry firmó el Guggenheim, Norman Foster el metro, Santiago Calatrava el aeropuerto,... Bilbao Ría 2000, un organismo en el que están todas las administraciones (local, foral, autonómica y central), ha sido y aún es el gestor de la renovación urbanística.
La marca Barcelona genera ya la cuarta parte de todos los ingresos turísticos de Cataluña, tanto como el conjunto de la Costa Brava
"Hemos tenido hoteles como servicios anexos al desarrollo general de la industria y la economía vasca en general, pero desde 1999, con los cambios generales en el país, Euskadi se ha colocado como un destino turístico de ciudad". Las palabras de Mercedes Rodríguez, la directora de Ordenación Turística, son el reflejo íntegro del nuevo Bilbao que ha pasado de tener en 1998 poco más de 30 hoteles a contar con 45.
Hasta 1998, de cada diez viajeros que llegaban a Euskadi siete lo hacían por algún tipo de negocio. Ahora, el turismo de ocio es lo que anima a siete de cada diez viajeros. Los grandes touroperadores ofrecen el destino Bilbao en sus circuitos y las cadenas de cruceros de lujo hacen escalas en el puerto de la villa. No es raro pasear junto a la Ría y toparse con japoneses o estadounidenses junto a esculturas de Oteiza, Chillida o Louise Bourgeois. Pero Bilbao tiene espacio aún para más. Su vieja industria deja aún sitio para que la Premio Priztker de arquitectura Zaha Hadid diseñe la regeneración urbana de la península de Zorrozaurre y el barrio de Olabeaga o para que el japonés Arata Isozaki levante dos torres junta al Nervión y el ensanche burgués de Bilbao.
Ocio y cultura
También Barcelona brilla como marca turística. Los expertos del sector señalan a la capital catalana, junto a Bilbao o Valencia, como ejemplo de un modelo turístico en el que deben mirarse otros destinos para no sucumbir ante el agotamiento del tradicional sol y playa y el irresistible empuje de los países emergentes. La ciudad se ha desmarcado del sol y playa con el desarrollo de una marca que tiene la calidad, el ocio y la cultura como pilares fundamentales. Y con una transformación urbanística "innovadora en su alcance y enfoque", según el lobby Exceltur, aunque algo peculiar. Porque la recuperación de entornos urbanos se produce por impulsos, de forma espasmódica: de Barcelona 92 al Fórum de las Culturas, la capital catalana se ha especializado en organizar eventos para situarse en el mapa y, de paso, abrirse al mar o acondicionar espacios ganados para el entorno urbano, a pesar de los problemas asociados a ese modelo de crecimiento.
Una gran oferta de hoteles de cuatro y cinco estrellas -que roza ya la saturación, para desespero de los empresarios hoteleros-y una dotación cultural son la clave.
"La marca turística Barcelona genera ya una cuarta parte de todos los ingresos turísticos de Cataluña, tanto como el conjunto de la Costa Brava, gracias a una gran oferta de hoteles de cuatro y cinco estrellas y a una adaptación a los hábitos del turista, que cada vez valora más aspectos como los culturales", afirma el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona Josep Oliver. "Puede haber un problema de sobreoferta hotelera en los próximos cuatro o cinco años. Pero Barcelona ha demostrado que es capaz de absorber las nuevas plazas hoteleras", sostiene. Para ello, los empresarios y la Administración calculan que la ciudad debe pasar de los 10 millones de pernoctaciones actuales a unos 13 millones. Según Oliver, la solución es bien distinta: "Que vengan menos turistas y paguen más".
El denominado modelo Barcelona ha recibido el aplauso de los expertos del sector por la estrategia de proyección internacional de las industrias culturales y de ocio de la ciudad, pero no está extenso de controversia. Exceltur considera que la oferta hotelera aumentará el 33% hasta 2006, mientras que la demanda crecerá poco más del 8% en ese periodo. Y los precios van a la baja. Pero hay otros temores en el sector como el estudio por parte del Ayuntamiento de la imposición de una tasa turística de un euro por pernoctación a pesar del rechazo frontal del empresariado a esta iniciativa o la supresión de todas las plazas de aparcamiento gratuito en el centro de la ciudad desde el próximo año para evitar el colapso de vehículos.
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