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Escritores de novela negra reivindican el carácter social y realista del género policiaco

Más de 10.000 asistentes han visitado este año el festival literario barcelonés Kosmopolis

En el género policiaco, lo menos importante es saber la identidad del asesino. "La novela negra es más un análisis realista de la sociedad que una suma de enigmas. El crimen es una simple anécdota", afirmó uno de los escritores pioneros de la literatura detectivesca en España, Andreu Martín, en un coloquio sobre este género celebrado en Kosmopolis, el festival literario del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), que ayer cerró sus puertas con un notable éxito de público. Más de 10.000 visitantes han seguido durante cinco días las actividades de esta entrega.

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Una cita literaria consolidada

"La novela negra me interesó porque era un género vivo, que hablaba de forma directa de los problemas de la gente, de los temas que se discuten en la calle", comentó la creadora de la saga de Petra Delicado, Alicia Giménez Bartlett, en el debate celebrado ayer en Kosmopolis sobre la vigencia y la necesidad de la literatura policiaca. Junto con ella, intervinieron en el coloquio los escritores Andreu Martín, Mariano Sánchez, Suso del Toro y Juan Madrid. Los participantes coincidieron en señalar a la novela negra como un espacio literario libre, que permite tratar sin tapujos desajustes incómodos de la sociedad actual. "Empecé a escribir novela negra porque quería denunciar comportamientos corruptos y abusos de poder que veía cada día", dijo Sánchez.

Tras el boom español de los años ochenta, ¿se puede dar por muerto al género? A juicio de Suso del Toro, el apego a la verdad de la literatura policiaca es ahora más imprescindible que nunca: "La novela negra es tan necesaria como en la época de Transición. Sus autores se preocupan por los conflictos sociales y por el alma humana. Alguien debería escribir, por ejemplo, una novela negra sobre los cuatro últimos años de Aznar en el poder, del encanallamiento moral de su Gobierno y de la corrupción política en torno a casos gravísimos como el del Prestige".

Por su parte, Juan Madrid la reivindicó como uno de los últimos reductos del realismo en la literatura contemporánea. "Con los tanteos vanguardistas, los escritores estuvieron a punto de publicar páginas en blanco, como había hecho en pintura Malevich", explicó el autor de Días contados.

Corrupción e integrismo

El género de detectives también protagonizó anteayer una de las intervenciones más seguidas de Kosmopolis, la del escritor argelino Mohamed Moulssehoul, quien tuvo que adoptar como seudónimo el nombre de su mujer, Yasmina Khadra, para escapar de la censura militar de su país y poder publicar así la trilogía del comisario Brahim Llob. "Es un género modesto que mira a las cosas a la cara. Este género me permitió -sin traumatizar al lector- narrar el horror terrorista que se vivía en Argelia a causa del auge del integrismo y de la bajeza moral de nuestros corruptos gobernantes", indicó. Khadra no se mordió la lengua cuando se refirió al envite integrista que también amenaza a Occidente: "El integrismo es algo cultural, un problema que se debe solucionar con idea surgidas de círculos intelectuales. Los políticos son unos imbéciles. Piensen en Bush y su guerra preventiva, o lo que es lo mismo: hacer la guerra, para no hacer la guerra".

De izquierda a derecha, Andreu Martín, Alicia Giménez Bartlett, Juan Madrid, Suso de Toro y Sánchez Soler.
De izquierda a derecha, Andreu Martín, Alicia Giménez Bartlett, Juan Madrid, Suso de Toro y Sánchez Soler.TEJEDERAS
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