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Arranca la rehabilitación del escenario de la batalla del Ebro

En noviembre ya se podrá visitar una zona de trincheras en La Fatarella

Se construyó en julio de 1938, ha aguantado a la intemperie 66 años y próximamente volverá a albergar personas, aunque por un motivo bien diferente a aquel por el que nació. Es una de las múltiples trincheras de la batalla del Ebro que hay en La Fatarella (Terra Alta). Un equipo de arqueólogos ha comenzado a restaurarla y ésta será la primera obra visible del Consorcio Memorial de los Espacios de la Batalla del Ebro (Comebe), una entidad que en cuatro años pretende restaurar suficientes escenarios de la Guerra Civil para convertirlos en un atractivo turístico. La primera fase del proyecto podrá visitarse ya a partir del 16 de noviembre, día del aniversario del final de la más sangrienta batalla, que costó 100.000 vidas.

Además de estas trincheras, el Comebe tendrá acabado para noviembre un centro de recepción de turistas en Corbera d'Ebre; un museo en El Pinell de Brai que, bajo el lema Las voces del frente, repasará el papel de la propaganda de guerra; una ruta señalizada por la cota 705 de la sierra de Pàndols, escenario de durísimos combates fratricidas, y otras rutas por las llamadas "casas caídas" - media docena de casas bombardeadas- de El Pinell de Brai y por el pueblo viejo de Corbera d'Ebre, que fue arrasado por la aviación y la artillería hasta tal punto que es conocido como el Gernika catalán.

El director de proyectos del Comebe, el historiador David Tormo, explica que la trinchera de La Fatarella fue una de tantas de las que construyó el ejército republicano de Modesto en la tarde del 25 de julio de 1938, apenas unas horas después de cruzar el Ebro y de detener su avance frente a Gandesa. "Todo se hizo a pie, combatiendo, y los soldados llegaron exhaustos", dice Tormo. La orden de cavar estas trincheras y descansar dio margen al ejército franquista para reforzar sus defensas y parar la ofensiva republicana frente a Gandesa.

Los trabajos de recuperación arqueológica terminarán la próxima semana, según Tormo, pero aún habrá que esperar cuatro años para poder ver la totalidad del proyecto. Al margen de la trinchera de La Fatarella, el Comebe quiere restaurar y hacer visitables una decena de espacios históricos más, y que todos aporten una visión global de cómo era la primera línea de frente de la batalla del Ebro. Además este consorcio, integrado por los ayuntamientos de El Pinell de Brai, Caseres, La Fatarella, Vilalba dels Arcs, Corbera y Batea, y por la Generalitat, creará un red de pequeños museos en estos pueblos. El visitante verá en ellos cómo fue el paso del río Ebro, cómo era la vida en las trincheras y la penuria de los soldados buscando alimentos en los campos de cultivo, o qué papel desempeñaron los hospitales de guerra, donde se ensayaron novedosas técnicas, como las transfusiones de sangre y el método del doctor Trueta para sanar las heridas de metralla, aún vigente, que salvó la vida a miles de heridos en la Segunda Guerra Mundial.

El Comebe, que preside el delegado de la Generalitat Lluís Salvadó, prevé entre 30.000 y 35.000 visitas anuales a esta zona cuando todo esté acabado. Y pese al claro objetivo turístico, Tormo subraya el carácter científico del proyecto. Un ejemplo es la explicación que acompañará a la visita de la trinchera de La Fatarella, en la finca de Les Devees. "Creemos que aquí no hubo combates duros porque no hemos encontrado señales de obuses. Seguramente esta trinchera fue ocupada el 7 de noviembre por el ejército nacional, después de que los republicanos la abandonaran la noche anterior", explica el historiador. El visitante conocerá un sinfín de detalles de la batalla del Ebro -decisiva porque supuso la pérdida de Cataluña para la República y aceleró el final de la guerra- que en raras ocasiones aparecen en los libros de estudio.

Nuevo patrimonio

Nada de la Guerra Civil es patrimonio cultural. La ley lo impide, puesto que para que algún elemento reciba esta consideración debe tener un mínimo de un siglo de antigüedad. Así lo explica el catedrático David Tormo, que es crítico con esta normativa y defiende que los escenarios de la batalla del Ebro sean considerardos patrimonio histórico tan relevante como cualquier otro. De momento, para restaurar la trinchera de La Fatarella el Comebe solicitó a la Generalitat un permiso de excavación arqueológica, algo sin antecedentes en España y que Tormo espera que pueda sentar un precedente en la Administración.

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