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España, modelo de federalismo asimétrico

El grado de distribución de la riqueza y el modelo de "federalismo asimétrico" establecido en la Constitución son los dos aspectos más positivos que destaca de España el nuevo informe del PNUD. La clasificación general de países en función del índice de desarrollo humano (IDH), que combina la esperanza de vida al nacer, el acceso a la educación (medido por la tasa de alfabetización de adultos y la tasa combinada de matriculación en primaria, secundaria y terciaria) y el producto interior bruto (PIB) per cápita, sitúa a España en el puesto número 20, retrocediendo uno con respecto al año pasado.

La puntuación pone a España a la cola de los antiguos Quince de la Unión Europea, tan sólo por delante de Italia, Grecia y Portugal, pero comprende datos contradictorios: desde la tercera esperanza de vida más alta del mundo (79,2 años; 82,7 en mujeres) hasta un PIB per cápita de 21.460 dólares, muy por debajo de los 36.600 de Noruega, la líder de la clasificación.

Como cifras para el optimismo, el asesor del PNUD para Asuntos Europeos, Carmelo Aguado, apuntaba ayer que éste es el noveno Estado del mundo con un menor índice de pobreza humana y que ocupa el séptimo puesto por su nivel de desigualdad económica, más reducido que el de países de mayor desarrollo como Australia, Canadá, Países Bajos, Estados Unidos, Irlanda, Suiza, Reino Unido, Francia o Nueva Zelanda.

Por otro lado, el Informe 2004 pone énfasis en el modelo autonómico español como referente de un "federalismo asimétrico" en el que "no todas las subunidades del Estado federal poseen los mismo poderes", y hace del elevado porcentaje de catalanes, vascos y gallegos que se sienten igualmente españoles ejemplo de la viabilidad de las "identidades nacionales múltiples y complementarias".

Estas observaciones van al dedillo a sus cinco propuestas para la gestión de la multiculturalidad, que pasan por garantizar la participación política, la libertad religiosa y el pluralismo legal, además de desarrollar políticas socioeconómicas que promuevan la equidad. Sobre la cuestión lingüística se sugiere la conveniencia de sistemas triples en los que se combinen la lengua nativa, una lengua franca del Estado y un idioma internacional.

En el otro plato de la balanza, la acusada disparidad de los ingresos de hombres y mujeres, estimada en el 44%, constituye el dato más preocupante de la radiografía española para la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Leire Pajín.

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