Guillermo Pérez Villalta indaga en el delirio de Dalí como manantial de genialidad
Antonio Pitxot recuerda su amistad con el artista y analiza la relación con Gala
Dalí continúa siendo una fuente inagotable de discusión. Varios artistas de los últimos 30 años, que se declaran deudores del pintor, se unen para tratar de comprender su figura y reivindicar su lugar en la historia. Su amigo Antonio Pitxot contó ayer anécdotas magníficas, mostró al Dalí fuera de los focos y a un Dalí a quien había que defender de él mismo. De su coqueteo con la locura y del papel de Gala como redentora habló Guillermo Pérez Villalta ("su delirio se convierte en un manantial de genialidad", dijo) en el curso Dalí y los artistas, que dirige en los cursos de verano de la Universidad Complutense el crítico Fernando Huici.
Pérez Villalta estuvo subversivo y vehemente. "Dudo que el siglo XX haya dado un artista que me guste más que él. ¿Cómo no me va a influir si lo he admirado toda la vida, si el primer cuadro que contemplé con 15 años fue su Santiago el Grande, tan denostado por la vanguardia-modernidad? En mi obra hay una influencia daliniana escandalosa". Después de dejar sentados estos principios, declaró que le parecen "patéticos" los actos de desagravio por parte de algunos que hasta hoy cargaban contra su figura. El problema es que la sociedad es aburrida porque el arte ("que hoy es un repollo con lazo") no está en nuestras vidas, añadió.
El pintor refirió las cualidades por las que se rinde ante Dalí. Por su continua mirada hacia atrás, su ligazón con la tradición histórica: "Dalí permanentemente hacía piruetas con la historia del arte". Porque enseguida se dio cuenta de la capacidad del arte para cambiar el mundo: "Los tres minutos de Dalí en la película de Hitchcock [Recuerda] cambian el mundo. Esa capacidad de cambio él la utiliza". Porque era un hiperactivo. "A Dalí le gustaba el dinero, pero lo que de verdad le gustaba era hacer cosas. Yo también quiero hacer fuentes, fiestas barrocas, que me dejen adornar La Almudena para una boda... Dalí se dio cuenta de que pintar para Breton y para cuatro surrealistas franceses no cambiaba el mundo. A mí no me han dejado hacer casi nada, pero él se metió a fondo y encima se meten con él". Después comparó la imagen tan valorada de Warhol ("que era un pazguato") con la imagen devaluada de Dalí, "cuando él era el pop mucho antes de que se inventase el término".
A Pérez Villalta le asombra que el pintor se salvara de la locura. "Si hay algún misterio en Dalí es cómo su delirio se convierte en un manantial de genialidad. Quizás ese personaje tan siniestro como era Gala tuvo algo que ver". Es posible, coincidió un amigo del pintor, Antonio Pitxot. "Dalí llevaba una especie de vértigo y Gala lo pilotaba. Ella era muy concreta, autoritaria, intransigente, vehemente, y tenía algo odioso para muchos y positivo para otros".
Los miedos
"¿Que cómo fue su influencia?", se preguntó Pitxot. "Indiscutiblemente, positiva. Dalí era intocable para ella". ¿Y de qué tenía que defender a Dalí? "Entre otras cosas, de él mismo", dijo Pitxot, "y de sus miedos, porque Dalí era un hombre tremendamente miedoso". Y relató una noche de juerga, Dalí con Buñuel, Pepín Bello y García Lorca en el Madrid de los Austrias. Iban de bar en bar y les gustaban aquellos donde había pelea. Un día la cosa se puso muy mal y desaparecieron Dalí y Lorca. Los encontraron en un agujero debajo de las escaleras discutiendo quién de los dos tenía más miedo.
Al principio, Gala también receló de Pitxot. Pero en cuanto vio que no era un "rapaz", cedió y luego pudo disfrutar del prodigio sin censuras. "Le acompañé todas las tardes desde los años setenta hasta los últimos días. Me encontraba con un hombre amistoso, que tuvo interés por mi propia pintura, y a veces un Dalí doliente y muchas veces depresivo. Pero fue interesante hasta el último momento".
De las huellas dalinianas hoy, de la relación de Dalí con los medios de masas, con la publicidad, "de un artista de quien se dijo que no interesaba y que interesa mucho", a juicio de Fernando Huici, hablarán esta semana, entre otros, Óscar Alonso, Xesús Vázquez, Carlos Franco, Dis Berlín, Carlos Pazos y Marina Núñez.
Babelia
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