_
_
_
_

La Residencia de Estudiantes reedita el ensayo de Solita Salinas sobre Alberti

Juan Cruz

Solita Salinas, la hija del gran poeta Pedro Salinas, decidió hacer su doctorado sobre la poesía de un amigo de su padre, su coetáneo Rafael Alberti, y cuando publicó el libro (dirigido por su maestro, Vicente Llorens) recibió del autor de Marinero en tierra la mejor crítica que podía esperar: es, le dijo Alberti, "un mensaje llegado del cielo". Ese mensaje, que le llegó a Alberti en un momento especial para él, acaba de ser reeditado por la Residencia de Estudiantes. Apareció por primera vez en 1968, editado por Gredos.

La carta con la que agradeció Alberti el libro, fechada en Roma en 1969, no tiene desperdicio. Le dice a Solita: "He sido el último en recibir el libro. Alguien me lo enseñó en Roma. Lo andaba buscando. Pero, de pronto, me llegó de España con tu cariñosa dedicatoria. ¿Qué decir de él? / Un mensaje del cielo bajó un ángel. / Me parece maravilloso. El primer libro serio e importante que se escribe sobre mí. Lo estoy ahora leyendo con muchísima atención. [...] No puedo imaginar que aquella linda niña de la azotea madrileña de la calle del Príncipe de Vergara (¿) sea la misma que hoy ha escrito tan estupenda obra sobre un poeta al que -por muchas razones- se le pone en cuarentena de tiempo en tiempo. Tu libro me amansa e ilumina. Lo necesitaba en estos momentos de mi vida. Eres, de verdad, el ángel de las azoteas, portador de los aires consoladores. Tu padre habría llorado (como yo)".

Sufrió el drama de la guerra y del exilio, vivió en EE UU y en Puerto Rico

A Alberti le conmovía el recuerdo de aquella niña de las azoteas. A quienes han conocido luego a Solita, casada después con el hispanista, y gran ensayista, Juan Marichal, no les extrañará esa fascinación de Alberti por el recuerdo infantil de la hija mayor de don Pedro, hermana del editor Jaime Salinas. Solita ha seguido siendo una mujer grácil y soñadora, elegante y discreta, pero alegre, sumamente alegre, contagiada sin duda por su conocimiento de la poesía de Alberti o de Lorca, siempre pendiente de la belleza y de la vida, y también pendiente de los otros. Con Alberti su relación fue especial, y se ve que entre su tema y ella hubo una relación casi familiar.

En otra de las cartas de Alberti a Solita (de 1960), el poeta evoca aquellos tiempos. "No sé, ahora, cómo pedirte perdón yo -casi tu tío- que te conocí tan chiquita en aquella casa madrileña -¿Príncipe de Vergara?- del barrio de Salamanca. ¡Cuánta nostalgia, cuánta alegría y cuánta pena! Recuerdo hoy las preciosas mañanas en que iba yo a buscar a tu padre para acompañarlo, en su automovilillo, al centro. ¡Cómo sentí su muerte!".

Don Pedro, fallecido en 1951, había tenido una muy buena relación con Alberti. En sus memorias, Travesías, Jaime Salinas recuerda la primera visita de Alberti y María Teresa León a esa casa de Príncipe de Vergara, aún en los años veinte. Los dos hermanos debieron quedar deslumbrados, pues Jaime recuerda al matrimonio como una especie de fogonazo de luz y de belleza, Alberti con su mono azul y su mujer con un hermoso abrigo de piel de leopardo...

Solita nació en Sevilla, en 1920, y luego siguió la estela de sus padres; por tanto, sufrió el drama español de la guerra y del exilio, vivió en Estados Unidos y en Puerto Rico, estudió en varias universidades, encontró a Juan Marichal, se casó con éste y lo acompañó en los fructíferos años en los que el ensayista dirigió el departamento de Románicas en Harvard, y después ambos regresaron a Madrid, donde revivieron la relación imborrable con la Residencia de Estudiantes... Ahora ambos residen en México, cerca de su hijo Carlos.

Para esta edición del libro -que inaugura una serie de monografías, diseñada por Montse Lagos-, Solita Salinas ha contado con la colaboración de Eva González; ha introducido ligeros cambios, y ha mantenido la frescura que maravilló a Alberti. El director de la Residencia, José García Velasco, comentó que "Alberti tenía razón: éste es uno de los grandes libros sobre su obra". El próximo título en la colección es Fábula de fuentes, de Andrés Soria, sobre García Lorca.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_