Zapatero espera lograr en su debú europeo "un acuerdo mejor" sobre la Carta Magna
El presidente español defenderá en Bruselas que se alcance el límite 66,66% de la población
"Volveremos con un acuerdo mucho mejor que el de la Convención", vaticinó el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, el pasado martes en el pleno del Congreso. Pero, cuando dijo esto, sus expectativas no eran tan altas como ahora. La publicación ayer de la propuesta de la presidencia irlandesa sobre el sistema de voto en el Consejo, que fija los umbrales de número de Estados y población en el 55% y el 65%, respectivamente, refuerzan al máximo, en efecto, las posiciones que defenderá Zapatero en su debú en Europa.
De hecho, la propuesta de consenso se aproxima hasta casi confundirse con la que España hizo al comienzo de esta negociación y con la que el equipo de José María Aznar trabajó en sus últimos días de gobierno, tras el fracaso del Consejo de diciembre. Zapatero relanzó la negociación el mes pasado con una propuesta de 50% y 66,66%, la misma que manejó Aznar.
La publicada ayer por la presidencia irlandesa eleva el umbral de la minoría de bloqueo en un 1,66% con respecto a esa opción, es decir, que a la hora de parar una decisión comunitaria perjudicial para España, requiere que el grupo de gobiernos que se opone a la misma tenga la representación de siete millones de europeos más que la del 66,66%. Pero estas condiciones no alteran la capacidad del Gobierno español de operar en la UE con Francia y Alemania, definidas como los aliados preferentes por Zapatero. También se mantiene intacta la capacidad de bloqueo e iniciativa del eje mediterráneo, sobre el que España, Francia, Italia, Portugal o Grecia han defendido tradicionalmente sus producciones e intereses comunes.
La propuesta de la presidencia recoge, además, otras dos demandas españolas: que las minorías de bloqueo tengan que estar integradas al menos por cuatro países a fin de moderar el poder de los grandes y que tales países representen un mínimo del 15% de la población comunitaria. Una tercera petición, que las abstenciones -Alemania se ha abstenido con frecuencia- no entren en el cómputo de votos, no tiene posibilidades de éxito.
Dificultades notables
Por todo esto, incluso el portavoz gubernamental que al inicio de la negociación presentó la propuesta del 50%-66,66% como una línea roja innegociable, añadió enseguida que, evidentemente, un resultado del 55%-65% sería considerado excelente. Pese a ello, el Gobierno evitó ayer reaccionar oficialmente al anuncio irlandés, aunque la satisfacción era notable.
Las dificultades en las horas precedentes, cuando de modo oficioso se oyó hablar de posibles arreglos en torno al 64% e incluso al 63%, aconsejaban no echar las campanas al vuelo y reiterar que, por mucha confianza que puedan merecer las gestiones de Irlanda, quedan pendientes dificultades notables. En tales condiciones, el presidente Zapatero seguirá defendiendo en Bruselas que la UE no debe decidir contra 160 millones de sus ciudadanos, el umbral de población que corresponde al objetivo máximo del 66,66%.
La comitiva española, como el resto de las delegaciones, no ha reservado hotel en Bruselas para la noche del viernes, lo que indica que se espera un resultado rápido.
En lo que se refiere a la redistribución de eurodiputados, las perspectivas del Gobierno parecen orientarse a recuperar unos cuatro de los 14 que a los que renunció Aznar. El resultado dependerá de cómo quede el reparto de votos. Y ahí se cierran los problemas, porque Zapatero no lleva una postura beligerante en los demás temas pendientes de esta cumbre.
El Gobierno español está satisfecho con la redacción actual del preámbulo de la Constitución, que no recoge ninguna mención a las raíces cristianas de Europa, pero tampoco impedirá el consenso de que se incluya y hasta podría intentar algún papel de componedor en este asunto.
Del mismo modo, asume la propuesta de la presidencia de que en la Comisión siga habiendo un comisario por país hasta el año 2014 y sólo 18 comisarios, rotatorios, a partir de entonces. Pero el Gobierno español es sensible a los argumentos de los países pequeños que quieren conservar su comisario y probablemente no es sería el más opuesto a otro arreglo.
Al margen de los temas relacionados con la Constitución, Rodríguez Zapatero está empeñado en que España conserve la vicepresidencia de la Comisión que hoy lleva aparejado el puesto de comisario que desempeña Joaquín Almunia.
Asimismo el presidente español muestra especial interés en que Javier Solana siga siendo míster PESC, posiblemente con la promesa de convertirse en el primer ministro europeo de Exteriores. De ahí que el presidente no tenga especial interés en implicarse en la pelea por la presidencia de la Comisión, que si sigue siendo fuerte. España apoyará a candidato de consenso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.