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63ª FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Saramago pide debatir sobre la democracia

Debates, recitales y diálogos con el público en el último fin de semana de la feria, que cierra hoy

Llegó más puntual que un suizo. José Saramago (Azinhaga, Portugal, 1922) entró ayer al pabellón Carmen Martín Gaite de la Feria del Libro exactamente a las 13.30 para presentar su nueva novela, Ensayo sobre la lucidez (Alfaguara), una historia que nace de una pregunta inquietante: ¿Qué sucedería si unas elecciones arrojaran un 20% de voto en blanco?

Para entonces el salón ya estaba repleto: todas las sillas con dueño, gente de pie y más sentada en el suelo. "No podrán quejarse de la puntualidad de Saramago, ¿eh?", bromeó Juan Cruz, antes de abrir el diálogo con el premio Nobel de Literatura 1998, que minutos antes había firmado ejemplares de sus libros sin cesar ("unos 120 del nuevo y 40 de los demás", informaron los libreros), ante una hilera de lectores que llegó a medir (¡sos-te-ni-da-men-te!) 100 metros y fue la envidia de las casetas vecinas.

"Soy un hombre feliz; y soy un alborotador, pero alboroto conciencias"
"La democracia está secuestrada y amputada por el sistema capitalista"
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"Yo no estoy proponiendo votar en blanco", se apuró a aclarar Saramago al comenzar, "pero me pregunto qué sucedería, cómo reaccionaría un Gobierno ante esa situación", dijo, para calificar luego de "burbuja democrática" el sistema actual, en el que "el verdadero poder está en otra parte". "La democracia está secuestrada, condicionada y amputada por el sistema capitalista. El sistema tiene un estómago capaz de digerir la abstención, pero no está preparado para el voto en blanco porque le atemoriza".

La novela no ha causado mucha gracia en Portugal ("se le tiene por un libro polémico"), pero las ventas sonríen: "Cien mil ejemplares se agotaron en un mes", contó el autor. "El ex presidente Mario Soares llegó incluso a llevarse las manos a la cabeza y dijo que un 20% de votos en blanco sería el descalabro de la democracia". Una opinión que Saramago no comparte: "El voto en blanco no es un voto contra la democracia, sino en contra del sistema que ha hecho de ella algo insuficiente. Llama la atención en un mundo en el que todo se discute, que se debata todo salvo la democracia. Yo propongo que comience a discutirse".

La necesidad del debate estaba ayer en el aire. Una hora antes de que Saramago comenzara a hablar, en el pabellón Europa se construye con Libros, Sami Naïr, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de París, y el secretario general de la Asociación de Periodistas Europeos, Miguel Ángel Aguilar, se sumaban a las tertulias organizadas por el Círculo de Lectores, dialogando sobre el papel de los intelectuales europeos ante el futuro: "Es un momento histórico, clave", sostuvo Naïr. "Podemos seguir en la vía de construir un espacio mercantil únicamente o dar un salto cualitativo. Necesitamos construir la Europa social".

De excelente humor ("yo soy un hombre feliz"), escritor comprometido con la realidad ("soy un alborotador, pero alboroto conciencias")

, Saramago habló durante una hora y cuarto. Se alegró por el reciente triunfo socialista en España ("el momento del cambio era ése") y celebró "la derrota de Blair que es también la de Bush" en las elecciones municipales del jueves pasado. Pero también tuvo tiempo para recomendar un libro: El simple arte de

escribir, de Raymond Chandler (Emecé). "Nada de novela negra. Son cartas escritas por él y hace mucho más de un par de años que un libro no me fascinaba tanto".

Gafas de sol, abanico y botellín de agua parecían ser ayer objetos reglamentarios del kit de supervivencia de los visitantes que desde la mañana tomaron el Retiro. Hubo previsores que llegaron con gorras, viseras o sombreros y otros que los improvisaron de papel. En la caseta 214, Josefina Aldecoa, de impecable tailleur rojo y perlas al cuello, firmaba libros con una mano y se apantallaba con la otra. Y en Anagrama contaban que el Premio Príncipe de Asturias de las Letras para Claudio Magris, otorgado el viernes, los pilló "desprevenidos": "El

Danubio se vende siempre bien. Pero a raíz del premio ya no nos quedan ejemplares".

A las 15.00 olía a lluvia."Libros sí, canon no" coreaba un grupo de bibliotecarios que tiñó la siesta con un cartel amarillo: "No al préstamo de pago en las bibliotecas". "Estamos juntando firmas para impedir que las bibliotecas públicas deban pagar derechos de autor por los préstamos a sus lectores, según pide una directiva de la UE. Tenemos 190.000 y hoy acaba de firmar Saramago", precisó Blanca Calvo, su portavoz.

Después de algunas gotas, la tarde fue para la poesía. A salón repleto, Manuel Rivas presentó con un recital El pueblo de la noche y Mohicania revisitada (Punto de Lectura), una selección de poemas publicados desde 1980. Por la mañana el autor gallego había firmado libros estrenando pluma ("perdí la mía hace dos días y fue como una amputación"). Peces, barcos y rayos de sol poblaron sus dedicatorias dibujadas, casi artesanales. "Me hacía mucha ilusión editar estos poemas en una colección de bolsillo", contó Rivas ante un público devoto. Y eligió una frase de Faulkner como estandarte: "La poesía, como la pobreza, cuida de los suyos y comparte su pan".

José Saramago firmando ejemplares, ayer, en la Feria del Libro.
José Saramago firmando ejemplares, ayer, en la Feria del Libro.GORKA LEJARCEGI

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