Vinos y olivos como reclamo

En poco más de una década, la vitivinicultura se ha transformado en uno de los rubros con mayor crecimiento en la economía chilena. Desde casi no exportar en los años ochenta y estar dedicado sólo al pequeño mercado interno, llegó a exportaciones por valor de 670 millones de dólares en 2003. En una escala muy inferior, la olivicultura también está en ebullición, con 6.000 hectáreas de olivos y 10.000 adicionales, de inversiones en marcha, aunque el potencial asciende a 50.000 hectáreas más.

Todo Chile ha realizado 16 encuentros desde 2000 entre empresarios del país y españoles en el que han participado 300 hombres de negocios

El clima, propicio a toda clase de cepas, y la ausencia de la filoxera, que ha arrasado viñas en otros países, sustentan el atractivo de su vinicultura

Este programa, que tiene una delegación en Barcelona, apoya a empresas que deseen instalarse en provincias, en materia de trámites y subsidia hasta el 50% de los estudios de preinversión, si el proyecto fluctúa entre 400.000 y 2,0 millones de dólares (si el monto es superior, el subsidio desciende hasta un máximo de 50.000 dólares).

Para el director de Todo Chile, Andrés Parker, además de sus ventajas macroeconómicas y de estabilidad política y social, instalarse en este país permite a una empresa española la diversificación de sus riesgos, aprovechar la estacionalidad diferente, complementarse con sectores en expansión, el acceso conjunto a mercados y el desarrollo de nuevos productos.

"Los productores vitivinícolas españoles, por ejemplo, pueden usar nuevas cepas en Chile y aprovechar que el consumo de vino está subiendo en los mercados emergentes", sostiene Parker.

Aceite rentable

Algo parecido ocurre con el aceite de oliva, cuyo consumo está creciendo en los países del Pacífico, donde es muy inferior al de Europa, lo que abre la posibilidad de un importante margen de crecimiento. Los chilenos consumen 0,4 litros de aceite de oliva por persona al año, como los estadounidenses, muy por debajo de los 12 litros de promedio anual en España y los 22 de Grecia. Con los olivos, agrega, "se ha generado un nuevo patrón de producción, que casi no era conocido en el país".

Calidad y precio

Chile se ha concentrado en la producción de vinos de calidad, y está enfrentando el problema de que en ese segmento sus vinos tienen precios más bajos que la oferta proveniente de otros países, entre otros problemas, porque requieren de una imagen más nítida y clara. Una campaña busca resolverlo. Pero el boom exportador de la vitivinicultura chilena es de tal magnitud que, de no instalarse más empresas, en el futuro faltará capacidad de procesamiento.

Las ventajas comparativas para la producción de vinos en Chile son enormes, coinciden los enólogos y empresarios: en especial, el clima variado (que permite una producción de diferentes cepas), con escasas lluvias o sin ellas antes de la vendimia (lo que favorece las cosechas); la fuerte variación de temperaturas (que da intensidad al sabor); el hecho que el país esté libre de la filoxera, que ha arrasado las viñas en otras partes.

Por todo esto, afirman que hay condiciones excepcionales para la producción de vinos en este país. Lo refleja incluso el hecho de que en Chile no se necesita que maduren demasiado los vinos: se pueden consumir muy jóvenes.

El desafío del sector es continuar penetrando los mercados de alta calidad del mundo, lo que será impulsado por los tratados de libre comercio: esto requiere mayores inversiones (en tecnología, procesamiento, capital humano, viñas, comercialización, proveedores, tiendas especializadas para el consumo interno, que se está sofisticando, turismo asociado al sector, entre otras posibilidades). Asia es uno de los mercados que aparece como más interesante y donde los especialistas creen que podría haber más penetración de los vinos embotellados chilenos.

Desde el año 2000, el programa Todo Chile ha realizado 16 encuentros empresariales hispano-chilenos en seis regiones, con la participación de cerca de 300 empresarios de ambos países.

Una de las empresas que ha recibido apoyo de esta iniciativa es la Compañía Andina de Jamón Serrano, del grupo español Nicolau Alimentaria, instalada en las cercanías de Santiago. En octubre esperan producir jamón serrano para el mercado interno y exportar a Estados Unidos y Japón, con estándares de calidad europeos. El programa les facilitó contactos para los trámites en la obtención de patentes, permisos de construcción, ambientales, de permanencia, de impuestos y cofinanció su estudio de preinversión.