Bush subestimó a Al Qaeda antes del 11-S, según un ex asesor en lucha antiterrorista
Clarke pronosticó "cientos de muertos" en un atentado si no tomaban medidas urgentes
Richard Clarke, hasta hace 13 meses coordinador de la lucha contra el terrorismo de la Casa Blanca, dijo ayer ante la comisión que investiga los atentados del 11 de septiembre de 2001 que su tarea había sido una prioridad para el Gobierno de Clinton, pero no para el de Bush. "Consideraron que Al Qaeda era un asunto importante, pero no urgente". En su opinión, "había antes del 11-S suficiente información para saber que Al Qaeda se había reforzado y estaba dispuesta a atacar a Estados Unidos o a sus aliados". Él mismo lo pronosticó días antes.
Fue uno de los momentos decisivos de la sesión de ayer: un miembro de la comisión preguntó a Clarke sobre una carta que escribió a Condoleezza Rice, consejera de seguridad de Bush, una semana antes del 11-S: "En ella instaba a los políticos a que imaginaran que un día podría haber cientos de muertos aquí o en otros países después de un atentado terrorista, y a que se preguntaran si podrían haber hecho algo más. ¿Escribió esto el 4 de septiembre, siete días antes del 11-S?". "Sí", fue la respuesta de Clarke. Otro momento dramático se presentó cuando se dirigió a los familiares de las víctimas del 11-S presentes en la sala: "Vuestro Gobierno os falló; yo os fallé".
"Mis recomendaciones, presentadas en enero de 2001, fueron adoptadas después de los atentados", dijo Clarke en otro momento. El ex coordinador antiterrorista, que ha trabajado para cuatro Administraciones -Reagan, Bush padre, Clinton y Bush hijo- y que votó republicano en las legislativas de 2002, no se sentía escuchado, "no sé si porque no me creían o porque no estaban listos para tomar medidas".
Quizá fuera una mezcla, pero, en todo caso, sus avisos no parecieron urgentes a una Administración que echaba a andar: "Mis valoraciones sobre el riesgo que suponía Al Qaeda fueron colocadas junto a otros problemas, desde la proliferación de armas y la situación en Pakistán o Afganistán. Hasta julio de 2001 no se ordenó el trabajo de los asesores. Cuando se elevaron los temas a las reuniones más importantes era verano, y todo se retrasó".
Clarke, un nuevo dolor de cabeza para el Gobierno Bush, negó que trabajara a favor del demócrata John Kerry y no ahorró críticas a la Casa Blanca: "Con la invasión de Irak, el presidente ha perjudicado notablemente la guerra contra el terrorismo".
Además de la estrella de la jornada, en las comparecencias de ayer se mantuvo el mismo juego del día anterior: el equipo de Clinton insistió en que pasó el mensaje de la peligrosidad de Al Qaeda a sus sucesores, y el equipo de Bush trató de demostrar que lo escuchó. Sandy Berger, ex consejero de Seguridad, declaró que hizo lo posible por transmitir a Condoleezza Rice "que atrapar a Bin Laden y frenar a Al Qaeda había sido una prioridad y que debería seguir siéndolo.
George Tenet, director de la CIA, aseguró que tanto el actual equipo como el anterior asumieron la amenaza con seriedad y dedicación: "No ha habido falta de atención o de concentración ante uno de los peligros más grandes a los que este país se ha enfrentado". Pero también confirmó que antes del 11-S no había un plan general antiterrorista. Había esbozos, respuestas concretas, "pero el país no estaba protegido de forma sistemática". Para eso "hay que tener una defensa que combine medidas de visados y seguridad en fronteras, protección de infraestructuras y un sistema de alertas que aumente las precauciones, cierre agujeros y sirva a una sociedad que demanda altos niveles de seguridad y libertad al mismo tiempo". Según Tenet, "no cerramos esos agujeros rápida o completamente antes del 11-S".
El director de la CIA reconoció que si las diversas agencias de espionaje hubieran cooperado más "quizá habría habido alguna oportunidad de prevenir los atentados", pero hubo otras razones: "No conseguimos robar el secreto que nos revelara sus planes, no reclutamos a la gente adecuada o recogimos los datos necesarios, a pesar de los enormes esfuerzos que hicimos".
En la sesión surgió de nuevo el debate sobre lo que Clinton hizo para tratar de neutralizar a Bin Laden. Según la comisión, ni Tenet ni otros altos cargos de la CIA parecían tener claro que contaban con la aprobación para el asesinato. Pero Berger afirmó que se dio a la CIA "hasta la última pulgada de autorización que solicitó" para intentarlo. "Si hubo alguna confusión, jamás me fue comunicada, ni al presidente; y si se hubieran pedido nuevas autorizaciones, estoy seguro de que se habrían concedido". Tenet repitió, como el martes Donald Rumsfeld, secretario de Defensa, que "la muerte de Bin Laden no habría evitado el 11 de septiembre".
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