Grandes empresas de EE UU acaparan el negocio de la reconstrucción de Irak
Varios congresistas denuncian fraudes y abusos, especialmente en el caso de Halliburton
"Despilfarro, fraude y abuso" son las tres palabras con las que el Comité de Reforma del Congreso de Estados Unidos definió el proceso de concesión de contratas en Irak durante una audiencia la semana pasada. Las críticas se centraron una vez más en Halliburton, la empresa que dirigió el vicepresidente Dick Cheney hasta 2000, que es objeto de seis investigaciones por sobrecargar facturas en decenas de millones de dólares, pagar sobornos y comerciar con Irán y Libia. Halliburton ha sido la empresa que más se ha beneficiado de la guerra, pero no la única.
El Pentágono y la Agencia Internacional de EE UU para el Desarrollo (USAID) han repartido hasta el momento cerca de 13.000 millones de dólares entre un puñado de corporaciones petroleras y de construcción, bien conectadas en Washington. Casi la mitad de esos fondos se han destinado a dos megacontratas de Halliburton, una para proveer apoyo logístico a las tropas por 3.400 millones de dólares, y otra de 2.400 millones de dólares para reconstrucción de infraestructura petrolera.
El resto del dinero se distribuye principalmente entre otras siete empresas estadounidenses: Bechtel (2.800 millones de dólares para contratas de infraestructura no petrolera); Fluor, Perini y Washington Group comparten una contrata de 1.000 millones para reparar el tendido eléctrico; Computer Sciences Corporation participa en varias contratas que sobrepasan los 1.000 millones; Parsons (800 millones para proyectos petroleros); y SAIC, una empresa privada vinculada a las agencias de espionaje de EE UU, tiene varias contratas por más de 600 millones.
David Nash, el almirante que dirige en Irak la Oficina de Administración de Contratos de Estados Unidos, afirma que las concesiones se han otorgado "sin favoritismo". Pero varios congresistas piensan lo contrario y esta semana han pedido que se inicie una investigación a gran escala (la Oficina de Contraloría del Congreso revisa desde hace meses las concesiones). Afirman que este es un proceso plagado de abusos, especialmente en el caso de Halliburton, aunque hay al menos otras tres empresas -Fluor, Perini y Washington Group- que están en la mira de los inspectores.
Las irregularidades detectadas en Halliburton van desde pagar 7.500 dólares mensuales por coche alquilado a presentar presupuestos de gastos de comida con 1.000 millones de más (que el Pentágono no ha llegado a aprobar y que la compañía atribuyó después a un error). A pesar de las graves irregularidades de Halliburton, de algunas de las cuales se pueden derivar cargos criminales, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército le sigue concediendo contratas. "Es algo incomprensible" en opinión del congresista demócrata Henry Waxman, que fue quien descubrió hace dos meses que la empresa de la que todavía cobra Cheney había inflado
en 61 millones una factura de importación de gasolina de Kuwait, que le compraba a una desconocida compañía llamada Altanmia.
Luego se descubrió otra sobrecarga de cerca de 70 millones de dólares por la comida y lavandería de las tropas en Irak (tras lo cual le han retenido el pago de 177 millones de dólares). Y la semana pasada, Waxman reveló nuevas discrepancias en un presupuesto de apoyo logístico abultado en 1.000 millones, que no le llegaron a autorizar y que Halliburton calificó como "error involuntario". Y por otra parte, una auditoría de la Contraloría del Congreso descubrió otra discrepancia de 700 millones de dólares. Aún después de conocer esos datos, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército le ha concedido trabajos adicionales de infraestructura petrolera por 1.200 millones.
Las sospechas de favoritismo y mala gestión alcanzan también a compañías de propiedad iraquí. Hace 10 días EE UU canceló una contrata a una empresa de un amigo de Ahmed Chalabi, presidente de la junta provisional de Gobierno de Irak. La firma, Nour USA Limited, con sede en Virginia (EE UU), pertenece al financiero A. Huda Farouki. Nour había obtenido en enero la contrata para equipar al nuevo Ejército iraquí por 327 millones de dólares, en un concurso con otras 18 empresas. Éstas se quejaron de irregularidades en la concesión y el Pentágono revisó las licitaciones y decidió anularla.
Todas las contratas que decide y supervisa EE UU están financiadas con los 18.700 millones de dólares de ayuda a Irak aportados por Washington al fondo de reconstrucción, no con los 13.000 millones de dólares de la Conferencia de Donantes de Madrid.
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