El presidente de Haití rechaza un adelanto de las elecciones generales
El presidente de Haití, Jean Bertrand Aristide, rechazó el adelanto de las elecciones generales sugerido por Estados Unidos; y la oposición, cualquier solución que signifique la permanencia en el mando del ex cura salesiano. La mayoría de los ocho millones de compatriotas niegan su implicación en unas revueltas de incierta evolución y circunscritas a localidades del norte o fronterizas con la República Dominicana. Gonaives e Hinche continúan ocupados por los rebeldes, que ahuyentaron a los policías de las comisarías de cuatro poblaciones, posteriormente saqueadas. Armados con machetes y armas de fuego, hostigan y atacan, aunque sin avanzar sobre la capital.
La consecución de un acuerdo negociado, objetivo de Washington, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comunidad de Países del Caribe (Caricom) y de los Gobiernos implicados en la mediación, no parece fácil. De momento, el Departamento de Defensa de EE UU anunció anoche que un grupo de expertos militares viajará a Haití para evaluar la situación de la seguridad.
La policía y los grupos paramilitares chimeres controlan Puerto Príncipe, donde el presidente rindió ayer homenaje a los policías muertos en combate. Es improbable que la atemorizada capital pueda caer, a corto plazo. Las últimas movilizaciones callejeras de la oposición política no han sido masivas y el Gobierno tomó nota. Fuentes oficiales dijeron que la oposición debe ceder en su principal demanda: la renuncia de Aristide, cuya cuestionada presidencia reconoce la comunidad internacional.
Balseros
Estados Unidos teme que su derrocamiento conduzca a una masiva salida de boat people (balseros) hacia las costas de Florida y una anarquía peor que la registrada ahora. Funcionarios de la Casa Blanca proponen una junta de Gobierno de consenso, con Aristide o el presidente del Tribunal Supremo en la jefatura, y un adelanto de las generales, previstas para febrero del año 2006. Mario Dupuy, portavoz del Gobierno haitiano, rechazó la fórmula. "No puedo ni confirmar ni negar que se hizo una oferta así, formal o informalmente", declaró. "Pero ambas propuestas son inaceptables. Equivalen a reconocer la legitimidad de un golpe de Estado contra el Gobierno".
Puerto Príncipe, mientras tanto, sigue enquistado en una rutina de siglos: el hacinamiento y la miseria gobiernan sus barrios más míseros, cuyos habitantes sobreviven con un dólar al día y apenas siguen, por la radio, el desarrollo de las protestas y el cruce de machetazos desarrollados en el norte.
La policía abandonó varias poblados temiendo la llegada de los insurrectos del Frente Revolucionario Nacional (FRN), antes Frente de Resistencia revolucionario, y antes oficialista Ejército Caníbal.
El ex comisario de la policía haitiana Guy Philippe, implicado en un intento de golpe de Estado contra Aristide en octubre de 2000, emite amenazas desde Gonaives: "No somos indiferentes a las masacres cometidas por la gente de Aristide, y si no renuncia, liberaremos Cabo Haitiano y luego el oeste". "La comunidad internacional", agregó, "debe decirle que renuncie rápido, o de lo contrario tomaremos el palacio presidencial". Su inquilino no tiene intención de renunciar, ni de nombrar a un primer ministro aceptado por el frente antigubernamental.
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