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Reportaje:FORO DE DAVOS

EE UU pide a Europa un esfuerzo militar

El vicepresidente Cheney insta a los aliados a que se impliquen más en la lucha contra el terrorismo

Andrés Ortega

El esperado vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, trajo ayer un mensaje conciliador al Foro Económico de Davos, donde el año pasado, en vísperas de la guerra de Irak, se vivió un vivo enfrentamiento transatlántico. Pero trajo una lista de la compra, pues pidió más esfuerzo a los europeos en la guerra contra el terrorismo; en la reconstrucción de Irak -donde "España ha realizado una importante aportación de fuerzas"-, condonando la deuda iraquí, logrando una mayor capacidad de despliegue de tropas; en la democratización de Irán y del "Gran Oriente Próximo", y en la incorporación de Turquía a la Unión Europea. Y reiteró que ante situaciones de peligro, si la diplomacia falla, los Estados democráticos deben estar dispuestos a usar la fuerza.

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Éste ha sido su segundo viaje al extranjero desde que asumió el cargo (que implica también la presidencia del Senado) tres años atrás para un discurso con pocas aristas, y poco aplaudido porque, lleno de cinismo, no coincidió con el tono dominante, entre pesimista y resignado, de esta edición del Foro.

Si el vicepresidente de EE UU afirmó que "amenazas directas requieren acciones decisivas", la importancia de su mensaje reside tanto en lo que dijo como en lo que no dijo. La libertad y la democracia son condiciones para la seguridad, y no sólo a la inversa; el término "preventivo", referido al uso de la fuerza, ha desaparecido de este vocabulario, pero no su concepto.

Lo más preocupante para los europeos que apuestan por un "multilateralismo eficaz" es que, en la visión de futuro que desgranó, Cheney, no hizo referencia a la ONU, citada únicamente en el contexto de 1945. Sólo cuando el presidente del Foro, Klaus Schwab, le preguntó al respecto, Cheney soltó una risita y comentó que en esta materia "me puedo meter en líos", para seguir explicando que la estructura de Naciones Unidas ya no concuerda con el mundo actual.

No obstante, poco después un funcionario estadounidense se apresuró a declarar a la agencia Reuters que EE UU propugna un papel significativo de la ONU en Irak, que podría incluir la supervisión de la creación de un Gobierno transitorio y la interlocución con la comunidad chií.

En otro debate en Davos, el experto francés Thierry de Montbrial apostó por una participación militar en los próximos meses francesa y alemana en la estabilización de Irak, y un senador aseguró que lo había oído de boca del presidente Jacques Chirac.

Para el alto representante de la UE, Javier Solana, según el cual, "2003 ha sido un año complicado" para unas relaciones transatlánticas que son fundamentales, Estados Unidos y los europeos son socios y aliados, "y como socios, no quieren ser una caja de herramientas, sino actuar juntos". Es, además, una "obligación moral, la de no seguir dando la impresión de que acordamos más importancia a los síntomas que a las causas de los problemas".

El 11-S, "cuando vimos la cara del peligro en nuestra era", según Cheney, ha sido mucho más prominente en todos los debates sobre las relaciones transatlánticas que la guerra de Irak. Si el año pasado se dieron unas agrias recriminaciones mutuas, en esta edición de Davos se ha pasado a un cierto escepticismo, pero la confianza no se ha recuperado. Lo que ha cambiado es que doce meses atrás la guerra era inminente, y ahora es necesario gestionar la situación creada, pues en Irak "se ha dejado salir el genio de la botella", como señaló el francés Olivier Roy.

¿Hegemonía? ¿Imperio? Para Cheney, Estados Unidos "no se ve a sí mismo como un imperio", pues si lo fuera presidiría un trozo mucho más grande de la superficie de la Tierra de la actual. Pero al recordarle que en su felicitación navideña había usado una cita de Benjamín Franklin -"¿Si un gorrión no se puede caer sin que Él lo note, es posible que surja un imperio sin Su ayuda?"-, afirmó que la había elegido su mujer.

Para el senador demócrata Joseph Biden, los ciudadanos de EE UU no se sienten cómodos como "única superpotencia", pero tampoco querrían que lo fuera otro país. Cheney se olvidó de la democracia al alabar la decisión de Muammar el Gaddafi de renunciar a toda arma de destrucción masiva y comprometerse con el Tratado de No Proliferación nuclear , lo que permitirá a Libia reintegrarse en la comunidad internacional. Pero escurrió el bulto sobre otras cuestiones que le planteó un asistente, como los presos de Guantánamo.

Detrás del intento de reconstruir las relaciones transatlánticas hay también un impulso empresarial. En Davos se ha reactivado el Diálogo Transatlántico Empresarial, bajo la co-presidencia de los máximos directivos de Unilever y de Coca-Cola. Del comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea (dos billones de dólares) y de las inversiones mutuas (60% de las inversiones en el extranjero de empresas estadounidenses van a Europa y un 40% en sentido inverso) dependen 13 millones de empleos en una y otra parte, pese a las diferencias y contenciosos, preocupaciones a las que hay que añadir la devaluación de dólar. Pues los empresarios europeos no se quejan sólo de la caída de la moneda estadounidense, sino de que le han acompañado las de las economías emergentes asiáticas, a comenzar por China. Es por ello que el peso del ajuste en los tipos de cambio recae casi exclusivamente sobre los europeos.

El vicepresidente de EE UU, Dick Cheney,  ayer, durante su discurso ante el Foro Económico Mundial.
El vicepresidente de EE UU, Dick Cheney, ayer, durante su discurso ante el Foro Económico Mundial.AP

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