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Reporteros Sin Fronteras acusa de negligencia criminal a EE UU en el 'caso Couso'

Ángeles Espinosa

Todo el mundo sabe que un disparo estadounidense mató a José Couso y Taras Protsyuk en el hotel Palestina de Bagdad, pero casi 10 meses después de aquel suceso aún no se ha establecido el porqué, ni quién fue responsable. Un informe de la organización no gubernamental Reporteros Sin Fronteras (RSP) presentado ayer acusa al Gobierno de Estados Unidos de "negligencia criminal" en la muerte de los dos periodistas. Aunque la investigación llevada a cabo por RSP exime de responsabilidad a los soldados sobre el terreno, culpa a los altos mandos militares de no haberles informado de la presencia de cientos de periodistas en el hotel Palestina y al Gobierno norteamericano como autoridad suprema del Ejército y por las declaraciones "voluntariamente erróneas" de sus dirigentes.

En Dos asesinatos por una mentira, RSF concluye que "el disparo contra ese edificio no fue un disparo deliberado contra los periodistas o la prensa en Bagdad". No obstante, rechaza el resultado de la investigación del Ejército estadounidense que el pasado 12 de agosto eximió a sus soldados de cualquier atropello o error de juicio en aquel incidente. RSF subraya que los portavoces norteamericanos han mentido reiteradamente al respecto y han silenciado un elemento esencial: "Que sus militares sobre el terreno no fueron nunca informados de la presencia masiva de periodistas en el hotel Palestina".

Una ristra de mentiras

El Gobierno de EE UU mintió el 8 de abril de 2003 cuando, en las horas siguientes al disparo que mató a Couso y a Protsyuk, aseguró que sus soldados habían actuado en legítima defensa y respondían a "disparos enemigos procedentes del hotel". El Gobierno de EE UU volvió a mentir cuando, confrontado con los testimonios de los militares sobre el terreno, el sargento Shawn Gibson (que efectuó el disparo) y el capitán Philip Wolford (el superior que lo autorizó), tuvo que afinar esa versión y sustituir los "disparos directos por la noción de un equipo de cazadores-asesinos que justificaría la legítima defensa".

"Me parece un informe excelente, que demuestra la negligencia criminal de algunos escalones del Ejército estadounidense, aunque discrepo de algunas conclusiones", declaró ayer a este diario Jon Sistiaga, el reportero de Telecinco con el que Couso estaba trabajando en Bagdad. Sistiaga, que es miembro de la ejecutiva de la rama española de RSF, considera que no puede exonerarse de absoluta responsabilidad a Gibson y Wolford. La mayoría de los periodistas españoles que se alojaron en el Palestina comparte esa opinión y no se explica cómo los soldados no se percataron de la presencia de otros muchos informadores en las terrazas del hotel o por qué el sargento Gibson cambió el tipo de proyectil de su tanque (por un obús high explosive que explota al acercarse al objetivo) antes de disparar.

Adiós al billete de Sadam

Sadam Husein desapareció ayer del único lugar donde todavía tenía cabida: los bolsillos de los iraquíes. A las dos de la tarde, hora local, finalizó oficialmente la validez de los billetes que mostraban la imagen del ex dictador vestido con traje occidental y corbata. Coincidiendo con ello, el dinar iraquí se revalorizó hasta niveles que no se alcanzaban desde hacía años. Un dólar costaba 1.000 dinares.

En el Banco Central Iraquí más de 200 personas contaban ayer los últimos billetes que debían ser cambiados por los nuevos, que conservan la misma denominación (dinar iraquí) y valor, aunque su diseño retoma el de billetes existentes antes del régimen de Sadam. En total, más de 10.000 toneladas de antiguos billetes deberán ser destruidos, algo de lo que se encargará el Banco Central Iraquí bajo la supervisión de la Autoridad Provisional de la Coalición.

Los iraquíes han tenido tres meses para cambiar los antiguos billetes por los nuevos, en un proceso en el que se han formado largas colas ante las entidades bancarias de personas con bolsas donde guardaban sus ahorros y querían cambiarlos por los nuevos billetes, todo bajo la vigilancia de hombres fuertemente armados. Muchos comercios hace semanas que no aceptaban el pago en los viejos billetes, algunos de cuyos ejemplares más antiguos han podido verse en las calles para alegría de los coleccionistas.

El cambio no obedece sólo a una cuestión política. Miles de millones de billetes fueron robados durante los saqueos, y las escasas medidas de seguridad de los billetes de Sadam llenaron el mercado de falsificaciones. Al final, lo único que todo el mundo aceptaba eran sólo los billetes de 250 dinares, lo que obligaba a llevar el dinero en grandes bolsas y poner un fajo tras otro encima del mostrador incluso para pagar pequeñas compras.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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