Bush: "Acaba una era oscura para Irak"
Estados Unidos asume que la detención de Sadam no supondrá el fin inmediato de la violencia
George W. Bush consideró ayer "crucial" la detención de Sadam Husein, aseguró a los iraquíes desde la Casa Blanca que "las cámaras de tortura y la policía secreta han acabado para siempre" y dijo a los estadounidenses que no esperen un fin inmediato de la violencia en Irak. La captura del ex dictador, saludada con alborozo, alivio y orgullo por la clase política y la sociedad de EE UU, dio a Bush su mejor jornada desde que, el pasado 1 de mayo, anunciase el fin de las operaciones militares en Irak y alimentó las esperanzas de que la situación pueda mejorar. Bush saboreó, en los cuatro minutos que duró su mensaje, los enormes dividendos políticos de la captura de Sadam en un momento en el que recibía fuertes críticas de la opinión pública y de los candidatos demócratas.
"Sadam se enfrentará ahora a la justicia que negó a millones de personas"
De traje oscuro y corbata azul y con un esbozo de sonrisa casi permanente, Bush afirmó que Sadam "se enfrentará ahora a la justicia que él negó a millones de personas". A los iraquíes les dijo que nunca más tendrían que temer a Sadam y que "en la historia de Irak ha acabado una era oscura y dolorosa". A los estadounidenses, que la detención no significa "el fin de la violencia" y que deben tener paciencia y voluntad porque "aún nos enfrentamos a terroristas que prefieren matar a inocentes antes que ver el surgimiento de la libertad en Oriente Próximo". El presidente recordó los muertos en Irak, tanto estadounidenses como iraquíes y miembros de la coalición. Es probable que haya represalias, fue el análisis global, pero lo ocurrido contribuirá a que disminuyan los ataques.
Aunque existe también la valoración de que las dificultades siguen siendo inmensas y los errores cometidos no tienen vuelta atrás, la Casa Blanca confía en que se encauce el proceso de transferencia de soberanía a los iraquíes y en que la eventual mejora en la seguridad permita una retirada notable de tropas justo a tiempo para la campaña electoral del próximo otoño.
Bush, según la Casa Blanca, recibió la primera llamada del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, a las 15.15 (9.15 hora peninsular española). El presidente estaba en Camp David, cerca de Washington. Rumsfeld empezó su conversación anticipándole al presidente que no siempre son exactos los primeros informes. En ese momento, Bush le interrumpió para decirle, según Scott McClellan, portavoz de la Casa Blanca: "Da la impresión de que estoy a punto de oír buenas noticias". Rumsfeld le dijo entonces que acababa de recibir una llamada del general John Abizaid, responsable militar de EE UU en la zona: "Está bastante seguro de haber capturado a Sadam". "Bueno, eso sí que son buenas noticias", habría dicho Bush. Los dos acordaron mantener el secreto hasta que no hubiera verificación para evitar el eventual fiasco de haber detenido a un doble de Sadam.
Poco después, Rumsfeld volvió a comunicarse con Bush: según Abizaid, se habían identificado señales corporales como las que tenía Sadam. Bush llamó entonces al vicepresidente, Dick Cheney, y a la consejera de Seguridad, Condoleeza Rice (a la que Rumsfeld no había informado, a pesar de ser la coordinadora de la política iraquí). Rice avisó al secretario de Estado, Colin Powell. Bush volvió a Washington.
A las cinco de la madrugada de ayer, hora de Washington, Paul Bremer, el administrador civil de EE UU en Irak, llamó a Condoleeza Rice para darle la confirmación. Rice despertó a Bush 14 minutos después. Al poco rato, los miembros de su equipo atravesaron, aún de noche, las calles nevadas de Washington para ir al Despacho Oval. Después, ante las pantallas de la televisión, el presidente "quedó particularmente impresionado por las muestras de alegría de los periodistas iraquíes" al escuchar la afirmación de Bremer: "Lo tenemos".
Bush felicitó por teléfono a Adnan Pachachi, presidente en funciones del Consejo Iraquí, y al general Abizaid. Luego habló con Tony Blair, primer ministro británico, y con José María Aznar, presidente español. Aparentemente, no hubo contactos telefónicos con París y Berlín, pero los hubo con dirigentes de Italia, Australia, Egipto, Israel, Jordania y Arabia Saudí.
Candidatos demócratas escocidos por la ventaja que les lleva su compañero Howard Dean en la carrera hacia la nominación, dispararon dardos envenenados contra él: "Si hubiera dependido de Dean, Sadam estaría hoy en el poder, no detenido", dijo Joe Lieberman.
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