Aznar critica la suspensión como "un paso atrás" y "un durísimo golpe" a la estabilidad
"Hoy es un mal día europeo y para la economía europea", dice el presidente
El presidente del Gobierno, José María Aznar, abandonó ayer todas las cautelas de que hizo gala en sus últimas conversaciones con los líderes de Francia y Alemania, cuando admitió la necesidad de interpretar con flexibilidad el Pacto de Estabilidad, y criticó con dureza la decisión de suspenderlo adoptada en la pasada madrugada. Calificó el hecho de "paso atrás" y de durísimo golpe a la política de estabilidad, pero subrayó, además, que el incumplimiento tendrá consecuencias políticas graves para la credibilidad de la UE y el debate sobre la Constitución europea.
"Si se puede decidir, como se ha decidido, nada menos que la suspensión de la aplicación del Tratado en un Consejo de Ministros, imagínese la importancia que tienen las discusiones sobre el sistema de votos", añadió, al cabo de una intervención en la que aludió directamente al trato desigual pretendido en este asunto por Francia y Alemania. España se opone, en el debate de la Constitución, a la introduccíón de un nuevo sistema de voto que incrementa la capacidad decisoria relativa de esos países en relación con la prevista hace tres años en Niza.
"Los tratados tienen que ser respetados y tienen que ser iguales para todos. Aquí se introduce la regla de que son más iguales para unos que para otros", dijo el presidente, que se mostró convencido de que "si otros países hubiesen estado sujetos a los problemas que se han dilucidado [durante la madrugada del martes] en Bruselas, los tratados habrían sido aplicados mecánicamente, sin ningún problema".
En el terreno estrictamente económico, Aznar insistió en que el impulso requerido por la economía europea -"que se va deteriorando año tras año", puntualizó- sólo puede lograrse "desde la estabilidad y las reformas". En su opinión, la suspensión del pacto implica, por el contrario, "un durísimo golpe" para la política de estabilidad europea.
"Si además de no crecer más que los demás, de tener problemas muy graves de crecimiento en Europa, de tener problemas estructurales que no acabamos de resolver, ponemos en riesgo y en cuestión o acabamos con la estabilidad, creo que es un paso atrás muy importante", recalcó Aznar, que dijo para resumir la situación: "Hoy no es un buen día europeo ni un buen día para la economía europea".
La única nota optimista que se permitió el presidente del Gobierno al hilo de estas consideraciones fue la reiteración convencida de la candidatura española al G-8, con un nuevo detalle de urgencia. "Imagínense que hace cuatro o cinco años alguien dice que España iba a ser hoy el adalid del Pacto de Estabilidad", comentó, aludiendo a los efectos beneficiosos para la economía del país que atribuye a su propia ortodoxia económica. "Como dije ayer en Londres", prosiguió, "en algún momento va a haber que preguntarse cuándo vamos a formar parte del G-8. No lo pregunto yo, pero lo dejo ahí para que se pregunte muy pronto, porque la octava economía del mundo tiene que estar en ese grupo".
Por su parte, Mariano Rajoy, candidato del PP a la presidencia del Gobierno y sucesor natural de Aznar, evitó ayer, a diferencia de lo que hizo el presidente, la crítica directa a Francia o Alemania por la suspensión del Pacto de Estabilidad por los déficit excesivos de esos dos grandes países de la Unión, informa Pilar Marcos.
"Es verdad que podemos comprender las dificultades y los problemas que tienen algunos y los comprendemos", afirmó el líder del PP, después de asegurar que "todo lo que sea no hacer una política de disciplina y de control de las cuentas no es bueno". También recordó Rajoy que la política de control del déficit ha dado buenos resultados a la economía española.
"Creemos que el déficit cero y la estabilidad presupuestaria fue una gran decisión de la Unión Europea", añadió el candidato. "Nosotros aquí lo hemos aplicado, hemos sido muy exigentes con nosotros mismos y ha sido muy bueno para nosotros", enfatizó.
Rajoy sólo pidió que, de cara al futuro, se logre algún compromiso de cumplir de verdad con lo establecido en los tratados. "Creo que debiera haber una apuesta clara en el futuro por mantener unos principios que todos creemos que son buenos para el futuro económico de Europa, sobre todo en un mundo que cada vez es más competitivo", dijo.
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