Mar de fondo para la pesca
Las capturas no se recuperan por completo y los marineros avisan de las secuelas dentro de años
Los más de 18.000 pescadores y mariscadores gallegos damnificados por el Prestige ya han vuelto a las faenas tras una apertura escalonada de la veda, que se prolongó de marzo a octubre, según las zonas. Los datos de algunas cofradías revelan que no se ha podido recuperar el volumen de capturas anterior a la catástrofe del petrolero. Pero algunos marineros dicen sentir alivio al comprobar que tampoco se cumplieron sus temores más negros. Las secuelas, en cualquier caso, no se podrán calibrar hasta dentro de meses o años, cuando la fauna marina de la zona complete sus ciclos reproductivos. El fuel mata pocos peces en un primer momento, pero puede tener efectos retardados y ocultos bajo la superficie. Como un mar de fondo.
Algunos científicos pronostican que dentro de un tiempo empezará a notarse la escasez
Para hablar por el teléfono móvil sin interrumpir la faena a bordo de su pesquero Vendaval, Francisco Iglesias se ha inventado un sistema de manos libres. Se cala hasta el fondo la gorra de lana y allí dentro apretuja el teléfono contra la oreja mientras sigue tirando de las redes y seleccionando la pesca. Le llaman de la cofradía de O Grove (Pontevedra), de la que es patrón mayor. "Aparecieron galletas en algunas playas", explica después de colgar y antes de sumirse de nuevo en el silencio de la faena.
Los restos de fuel también oscurecen las piedras del islote de A Pombeira, en el recodo que dobló el Vendaval para dejar atrás la ría de Arousa en dirección a la isla de Ons, donde ha echado las redes poco antes del alba. Las agujas de los acantilados de esta parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas son poco más que sombras afiladas en la penumbra. "Los más inaccesibles aún están cubiertos de negro", comenta Iglesias, antes de echarse a dormir junto al resto de la tripulación, su hermano Xurxo, el veterano Lores y el joven Edu, pendiente de las pastillas contra el mareo. El sueño sólo dura una hora, hasta que despunta el día. Después de un bocadillo, toca levantar el aparejo. El pescado, pese a todo, viene limpio.
La apertura los bancos pesqueros y marisqueros de Galicia, total desde octubre, ha obligado a la flota a seguir la cartilla que le leyó el consejero de Pesca de la Xunta, Enrique López Veiga: "Hay que aprender a convivir con el fuel". El chapapote ya no lo inunda todo con aparatosas olas negras. Ahora es como una presencia diluida y oculta que se manifiesta de vez en cuando. Hace unos días, por ejemplo, en los aparejos de cinco barcos de Cangas do Morrazo que faenaban frente a las islas Cíes. Más al norte, los arrastreros de Lira (Carnota), una de las zonas más castigadas, también atestiguan que hay sedimentos en el fondo. Pero la mayoría del pescado sale en buenas condiciones y supera los controles sanitarios en España y en el extranjero. Otra cosa es el volumen de las capturas. Los datos obtenidos por algunas cofradías, a partir de las estadísticas del Servicio de Información Pesquera de Galicia, revelan un descenso del 23% en 2003, incluida la época de veda. Desde que ésta se levantó, tampoco se han igualado las cifras del año pasado.
La jornada de pesca no ha sido buena para el Vendaval. Apenas cinco cajas, con mayoría de pescadilla y faneca. "Esto sólo da para pagar el gasóleo y la seguridad social", masculla el patrón. Suele ocurrir en esta época, a la espera de que se abra la veda de la centolla. "Pero ese efecto de parada biológica que nos decían que iba a surtir el Prestige no lo vemos", sostiene Iglesias, vicepresidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de España. "Mira el pulpo. Al principio había mucho, pero ahora ya escasea".
El caso del pulpo es el más repetido, tanto en las Rías Bajas como en la Costa da Morte. En Lira han registrado un descenso del 23% en esa especie desde que se abrió la veda y aseguran que hay pocos alevines. A las concesiones de esta cofradía pertenece una de las zonas cero del desastre, la playa de O Ximprón y sus alrededores. "Allí quedó todo arrasado, no se encuentra nada", apunta el patrón, Juan Manuel Gómez, quien, no obstante, matiza que el resto "está funcionando bastante bien". Tampoco se está dando mal el percebe, cuyo precio batió hace poco todas las marcas en el mercado local: se pagó el kilo en lonja a 67 euros.
Algunas cofradías aseguran que incluso se han superado sus expectativas. "Los precios son buenos y yo no confiaba que la situación estuviese tan bien a estas alturas", admite Javier Sar, patrón de Muxía. Sar tiene un arrastrero y dice que lleva dos meses con faenas normales y sin encontrar chapapote en el fondo. La Xunta, aunque no revela datos de capturas, se apresura a certificar el fin del desastre. "No hay problemas aparentes y la situación es normal", proclama el consejero López Veiga. "Incluso en especies que parecían más expuestas, como el percebe, no ha habido una gran repercusión negativa. Tampoco me sorprende. Sucedió con el Erika. Los daños siempre parecen más catastróficos de lo que son". Un estudio del Instituto Español de Oceanografía asegura que, desde primavera, se han recuperado las reservas de especies como la merluza.
"El mar engaña mucho", advierten a bordo del Vendaval. El aviso vale para definir el estado de ánimo en los puertos. Bajo la calma superficial, persiste la corriente de un mar de fondo. "Estamos tranquilos al ver que recuperamos bien. Pero la incertidumbre no desapareció. No sabemos qué puede pasar mañana", comenta José Manuel Martínez, el patrón de Fisterra. En ocasiones como ésta la experiencia de los marineros coincide con las apreciaciones de los científicos, incluido López Veiga, biólogo de profesión. "Necesitamos ver cómo evoluciona el ciclo reproductivo antes de ofrecer una conclusión", reconoce el consejero. "Tal vez en primavera sepamos algo más".
Los científicos coinciden en que los efectos de una marea negra sobre la pesca no son inmediatos, porque el fuel no provoca mortandades masivas en la fauna marina y los caladeros vienen de muchas semanas de descanso. "Esto no es como soltar lejía en el agua, que lo mata todo rápidamente. Los efectos de los hidrocarburos se producen tras una exposición prolongada", explica Antonio Figueras, director del Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC. Los compuestos más dañinos del fuel, los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), pueden afectar al metabolismo de los animales y transmitirse de unos a otros por la cadena trófica. En niveles en que los HAP, potencialmente cancerígenos, resultan inocuos para los humanos son susceptibles, en cambio, de perjudicar a la fauna. Entre otros aspectos, a su capacidad reproductora. Y eso no se manifiesta hasta pasado un plazo que varía según las especies y las zonas.
Los biólogos de la Asociación para la Defensa Ecolóxica de Galicia (Adega) y científicos de la Universidad de A Coruña que han hecho un estudio para las cofradías pronostican que dentro de un tiempo empezará a notarse la escasez. Figueras es más cauto, "ni optimista ni catastrofista": "En la situación actual no se pueden hacer conjeturas. Es posible que dentro de algún tiempo se manifiesten las consecuencias. Yo espero que, en ese caso, se produzca de forma muy local, en las zonas más castigadas".
Cuando las luces del alba perfilan la silueta de la isla de Ons, el primer pesquero que se cruza con el Vendaval es uno que se llama Borrasca dos. Acostumbrados a medirse con las fuerzas de la naturaleza, los marineros les rinden pleitesía en los nombres de sus barcos. El Prestige ha dibujado un enemigo distinto, de estirpe industrial. Un adversario que no acata las viejas leyes de las tempestades y que puede lanzar un embate retardado, tiempo después de que su rastro más visible se haya desvanecido en el océano.
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