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Reportaje:

Fiebre por dejar de fumar

Los adictos al tabaco se gastan 12 millones de euros en fármacos para abandonar su vicio

Pablo Ximénez de Sandoval

Podía haber sido cualquier otro día, pero fue el viernes 24 de octubre cuando Inmaculada Aguirre, de 39 años y fumadora desde los 18, decidió buscar ayuda para dejar de fumar un paquete y medio de cigarrillos diarios. Cada día en España dan ese paso 9.000 personas, según cálculos del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo. Apenas 300, según esos mismos datos, conseguirán el logro inmenso de cumplir un año sin recaer en el tabaco. Aguirre ya ha fracasado una vez.

En su segundo intento decidió acudir al médico. El especialista en tabaquismo y miembro de la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica Carlos Jiménez, tras hacerle una pequeña historia clínica, le propuso un reto: "Ponte un día para dejar de fumar definitivamente", y le acercó un calendario. Ella lo recorrió con el dedo y mascullando "tiene que ser un sábado, pero no mañana", se comprometió a fumarse su último cigarrillo una semana después: ayer, 1 de noviembre.

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La demanda de tratamientos para dejar de fumar se ha disparado al mismo ritmo que las campañas de concienciación sobre la primera causa evitable de muerte en España. "Desde que en enero se aprobó el Plan Nacional de Prevención y Control del Tabaquismo, se han empezado a mover los profesionales, las empresas, la gente y hasta las propias tabacaleras", reconoce Jiménez.

Según la Encuesta Nacional de Salud, el número de fumadores aumentó el año pasado en unas décimas, hasta el 34% de los españoles mayores de 16 años, dentro de una tendencia descendente general entre 1987 y 2001. En ese periodo, los hombres fumadores han bajado en un 13%, mientras que las mujeres han subido un 5%. España es el país con mayor índice de tabaquismo de la UE. La guerra contra el tabaco se cobra seis vidas cada hora. Al año, 55.000 personas mueren por patologías directamente asociadas al tabaco. El coste para el sistema de salud se calcula en 3.918 millones de euros.

Ante la decisión de dejar de fumar, "si no se acompaña del tratamiento adecuado, las posibilidades de éxito son como mucho del 5%. Pero si se hace un tratamiento tiene casi un 30% de posibilidades de lograrlo", explica Jiménez. Los tratamientos avalados por los médicos son las terapias sustitutivas (chicles o parches de nicotina que aportan la dosis necesaria para calmar el síndrome de abstinencia) y los medicamentos basados en el bupropion (un antidepresivo parecido al Prozac) para calmar el mono en los casos más recalcitrantes.

Entre verano de 2002 y verano de este año, el gasto en fármacos para dejar de fumar ha sido de 12 millones de euros, según la consultora INSHealth. En ese mismo periodo, algunas de las terapias sustitutivas como los chicles Nicotinell o los parches Nicorette han crecido en sus ventas un 20% en un año. La marca más conocida de bupropion, Zyntabac (en el mercado desde finales de 2000), facturó 3.874.000 euros en ese periodo.

Todos ellos requieren de prescripción médica, y además deben ir acompañados de ayuda psicológica. El propio Carlos Jiménez se hará cargo dentro de unas semanas de la primera unidad médica especializada en tabaquismo de Madrid. En el caso de Inmaculada Aguirre, desde ayer tendrá que usar parches de nicotina para calmar la ansiedad. En su aliento, como fumadora moderada, hay 15 partes por millón de veneno (monóxido de carbono). En el aliento de un no fumador hay tres.

Cada caso que llega a la consulta es un logro. "Hay un 30% de fumadores que ni se plantean dejarlo, son felices", explica Jiménez. "Luego hay una mayoría, del 55% al 60%, que quiere dejarlo y lo ha intentado alguna vez. Tienen culpa por fumar y están frustrados por su fracaso. Por último, hay un 10% de fumadores que hace verdaderamente el esfuerzo de dejarlo".

De ésos, "por su cuenta y a la primera, lo consigue un 1%", añade el especialista Joan Ramón Villalbí. "Sólo con que el médico de cabecera se lo proponga y le dé un pequeño consejo, ya hay un éxito del 5%. Con ayuda de tratamientos hay un porcentaje de éxitos del 30%". De media, un tratamiento completo viene a costar 200 euros. Inmaculada Aguirre, fumando poco más de una cajetilla diaria durante 20 años, se habrá gastado unos 18.000 euros en tabaco.

Con todo, dejar de fumar no es tan grave. "En realidad, la mayoría de los fumadores lo dejan por sí mismos, las cifras de ex fumadores mayores de 60 años nos lo demuestran", explica Villalbí. "Pero la gran mayoría lo hace al segundo, tercer o quinto intento. La gente va aprendiendo de sus errores y a cada intento le va saliendo mejor". Se considera que una persona ha dejado el tabaco después de un año sin recaer.

Ya nadie pone en duda los beneficios de abandonar el tabaco. Además, son casi inmediatos. "El riesgo cardiovascular cae en picado al poco tiempo de dejarlo", asegura Villalbí. "Después se va notando en una mejor condición física, por ejemplo, para subir las escaleras. Mejora también el olfato, el gusto y el estado de la piel, porque mejora la circulación periférica". En cuanto al principal temor, el riesgo de cáncer, "baja muy poco a poco. Hasta 20 años después de haber dejado de fumar no se iguala el grado de riesgo con alguien que no haya fumado nunca".

Tanto merece la pena que el Ministerio de Sanidad planea financiar métodos para dejar de fumar. Hasta finales de año no se sabrá qué tratamientos y en qué condiciones se financiarán, pero el director general de Salud Pública, José María Martín Moreno, adelanta que probablemente se pagarán los parches y el bupropion, que actualmente debe pagar el paciente.

"Las evidencias científicas disponibles permiten considerar como fármacos de primera línea para la deshabituación tabáquica la terapia sustitutiva de nicotina en sus distintas presentaciones y el bupropion", asegura Martín Moreno. Actualmente, una comisión estudia los distintos tratamientos y su relación coste-efectividad. También se valoran experiencias de otros servicios de salud como el de Navarra, que ya está financiando tratamientos antitabaco.

Pero, fuera de los fármacos, hay más de un centenar de tratamientos conocidos para ayudar a dejar el tabaco (hipnosis, terapias de grupo, acupuntura o pulseras magnéticas). Entre estos métodos no médicos destaca una terapia que imparte en España la empresa Easyway. Consiste en una charla de seis horas al final de la cual, aseguran, al menos el 60% de los asistentes deja de fumar definitivamente. La charla cuesta 280 euros, y en ella está basado el libro Es fácil dejar de fumar si sabes

cómo, del británico Allen Carr, que ha vendido 350.000 ejemplares.

En estos momentos su negocio se centra en los tratamientos concertados con empresas. Como información corporativa, aportan un listado de clientes que incluye a Shweppes, Caixa Catalunya, Pfizer, Mercedes-Benz España, AENA o el Instituto Español de Comercio Exterior. Las empresas financian completamente o en parte a sus empleados el abandono del tabaco, en muchos casos para ayudar a implantar una prohibición de fumar en sus instalaciones. Al igual que con los fármacos, el aumento de clientes ha sido espectacular. En octubre de 1999 trataron a 113 personas. El mes pasado, a más de 700, y unas 4.000 en lo que va de año.

Funcionó para Rosa Arrasate, de 32 años, que todavía recuerda cuál era su cigarrillo favorito. "Era el que me fumaba nada más salir del agua, tumbada en la arena, en la playa de Coín. Me daba miedo echar de menos esas cosas después de dejarlo". Tras haber fracasado con los parches de nicotina, se fumó el último en una de esas charlas, pagada a medias por su empresa, Sogecable.

Easyway prueba que nadie sabe realmente en qué consiste el empujón que un fumador necesita para dejarlo. En sus charlas, los monitores ponen al fumador frente a sus contradicciones y desmenuzan con gran precisión en qué consiste la adicción al tabaco. A mitad de la charla se produce uno de esos momentos en que el monitor dice "¿lo veis?", y todo el mundo se queda en silencio, como comprendiendo algo revelador. Para Lola Camacho, una de las monitoras que dan las charlas, la clave para dejar de fumar no es otra que convencerse "de que el tabaco te da exactamente lo contrario que tú crees que te da".

Lola Camacho, monitora de Easyway, imparte una charla para dejar de fumar, el pasado sábado.
Lola Camacho, monitora de Easyway, imparte una charla para dejar de fumar, el pasado sábado.MANUEL ESCALERA

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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