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Pamplona abre Baluarte, un gran espacio cultural creado por Francisco Mangado

El Auditorio y Palacio de Congresos de Navarra ocupa una superficie de 63.000 metros cuadrados

Baluarte, el Auditorio y Palacio de Congresos de Navarra diseñado por el arquitecto Francisco Mangado, fue inaugurado ayer en Pamplona por la infanta doña Elena y su esposo, Jaime de Marichalar. Cuatro años de trabajos y 78,1 millones de euros de presupuesto han convertido un antiguo aparcamiento de vehículos ubicado en el centro de la capital navarra en el gran espacio cultural de la Comunidad Foral, con 63.000 metros cuadrados de superficie construida, dominado por un flujo constante de luz. Así, Baluarte no es sólo un edificio, sino todo un ejercicio de ordenación urbanística que aporta una nueva plaza de más de 10.000 metros cuadrados a la ciudad y completa su trama urbana.

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Los duques de Lugo, acompañados por las autoridades navarras, recorrieron durante más de una hora el gran complejo arquitectónico ideado por Mangado. Se trata de un edificio con fachada de vidrio y estructura de hormigón armado que sorprende a cada instante por el contraste generado entre la horizontalidad exterior y la gran verticalidad de sus salas internas. Por la noche, doña Elena y Jaime de Marichalar asistieron al concierto inaugural del auditorio, en el que la soprano navarra María Bayo, el barítono Iñaki Fresán, la Orquesta Pablo Sarasate y el Orfeón Pamplonés interpretaron un repertorio con obras de Wagner, García Leoz, Bizet, Moreno Torroba y Amadeo Vives, entre otros.

El auditorio principal de Baluarte tiene capacidad para 1.552 espectadores, con un espacio escénico de 520 metros cuadrados y una altura de caja de 32 metros. El techo del patio de butacas simula una gigantesca vela de barco suspendida sobre los espectadores.

La cercana sala de cámara puede albergar a otras 458 personas, y el complejo, revestido en su exterior de granito zimbabwe de color gris oscuro y dotado en su interior de carpintería de acero inoxidable, haya polimerizada y madera africana de padouc, dispone también de dos salas de congresos con capacidad para 800 personas, salas de conferencias, ensayos, 5.000 metros cuadrados de camerinos y diversos espacios de exposición, entre los que destaca la sala subterránea en la que ha quedado integrado uno de los baluartes o murallas del siglo XVI del colindante recinto fortificado de la Ciudadela, el llamado de San Antón, surgido durante la excavaciones del edificio y que posteriormente dio nombre al recinto.

La muestra inaugural de esta sala está dedicada a Leonardo da Vinci y la música, y alberga códices originales del genial creador cedidos por la Biblioteca Nacional de España, junto a una veintena de instrumentos musicales construidos según la imaginación de Da Vinci.

A la espera de que músicos y críticos constaten la respuesta acústica del complejo, los promotores de Baluarte, proyecto cuya construcción ha sido promovida y financiada íntegramente por el Gobierno de Navarra, destacan el trabajo de Higini Arau, que ha sido el responsable de la ingeniería acústica, un área en la que se ha gastado un 10% del presupuesto total de la obra.

Arau cuenta ya en su amplio currículo con los proyectos de salas de audición, sinfónicas y de cámara del Auditorio de Barcelona; Kursaal de San Sebastián; Palacio Euskalduna, en Bilbao; Ópera de Oslo (Noruega) y el acondicionamiento acústico de recintos como la reconstrucción del Teatro del Liceo barcelonés, La Fenice de Venecia o el Teatro de la Scala de Milán.

Francisco Mangado explicó a los duques de Lugo las características de un complejo que se deja invadir por la luz natural a través de múltiples fachadas de vidrio. En su interior, y con la ayuda de una firma empresarial, el propio arquitecto diseñó un tipo de foco cilíndrico dentro del cual la iluminación no es fruto de la incandescencia de una bombilla, sino de sistemas de reflexión de fotones. El resultado es la generación de un flujo constante, no estático, de luz.

"El edificio se abre a la plaza y se hace transparente para acoger a la ciudad", señala Francisco Mangado, "mientras se cierra por detrás, protegiendo lo que sucede dentro", añade el arquitecto, que es también profesor de las universidades de Navarra y Harvard (Estados Unidos) y autor, entre otras muchas obras, del Centro de Exposiciones y Congresos de Palencia; el monasterio, iglesia y centro asistencial de Goa (India), la plaza de Felipe II de Madrid, el Museo Arqueológico de Vitoria o el Palacio de Congresos y Exposiciones de Ávila.

Baluarte se comporta como un poliedro que multiplica perspectivas y se compone de versátiles espacios de gran superficie utilizables para múltiples usos. Caliza krisol, originaria de India, madera dehaya con acabado polimerizado y resinas autonivelantes cubren los suelos, mientras un gran lucernario gobierna los accesos principales a las salas de congresos y de cámara.

El presidente de Navarra, Miguel Sanz, aseguró en el discurso de inauguración del recinto que Baluarte es el símbolo de los nuevos tiempos de una Navarra que ha elegido un futuro "de autogobierno ancestral y libertad para mantener su propia personalidad en el seno de la nación española y en el marco de la Unión Europea".

El taller de Oteiza

Además, los duques de Lugo visitaron ayer la casa-taller del escultor Jorge Oteiza en la localidad navarra de Alzuza. Doña Elena y su marido recorrieron las estancias en las que el escultor vasco vivió y trabajó desde 1975 hasta mediada la década de los noventa. La casa-taller forma parte del complejo museístico de la Fundación Oteiza diseñado por Francisco Javier Sáenz de Oiza y en el que alberga el legado artístico donado a Navarra. La casa incluye la biblioteca personal del escultor, dotada con más de cinco mil volúmenes, así como piezas de su trabajo experimental en tiza, documentos, libros de consulta, tallas y diseños, maquetas, y objetos de su entorno íntimo, y el taller donde trabajaba. La casa-taller se abre mañana al público.

Vista exterior de Baluarte, del arquitecto Francisco Mangado, inaugurado ayer en Pamplona.
Vista exterior de Baluarte, del arquitecto Francisco Mangado, inaugurado ayer en Pamplona.LUIS AZANZA
La infanta Elena y Jaime de Marichalar atienden las explicaciones de Francisco Mangado.
La infanta Elena y Jaime de Marichalar atienden las explicaciones de Francisco Mangado.LUIS AZANZA
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