Investigadores destacan los problemas que presenta la terapia génica
Un congreso aborda en Valencia los efectos del genoma en las nuevas tecnologías
La secuenciación del genoma humano y los avances que le han seguido han abierto grandes posibilidades a la ciencia y a la medicina, que cuentan con nuevos y prometedores instrumentos. Sin embargo, aún queda camino por recorrer. Éste es uno de los mensajes que lanzaron ayer los investigadores que participan en el congreso sobre el Impacto del genoma sobre las nuevas tecnologías, donde destacaron los avances en terapia celular y los problemas de la modificación genética para curar enfermedades.
Los problemas que ofrece la terapia génica fueron uno de los aspectos abordados en las jornadas que concluirán mañana en el Museo San Pío V de Valencia. Esta técnica es una vía de tratamiento de enfermedades que tiene por objeto modificar los genes relacionados con el desarrollo de la dolencia para evitar que se produzca. Tras la secuenciación del genoma y la identificación de genes ligados con enfermedades, se crearon grandes expectativas en torno a esta posibilidad que, años más tarde, "no se han visto refrendadas por hallazgos científicos importantes", como señaló ayer Francisco Palau, del Instituto de Biomedicina de Valencia, una entidad del Centro Superior de Investigaciones Científicas.
En gran parte de los ensayos clínico emprendidos, la corrección de genes defectuosos se intentaba realizar a través de virus que se vaciaban y que actuaban como un vehículo de transporte del ADN que se pretendía introducir para corregir los genes que expresaban las enfermedades. Sin embargo, en gran parte de los casos, la presunta inocuidad de los virus no fue tal por lo que, tras inyectarse, acabaron afectando al paciente y, en casos, incluso le causaron la muerte.
Frente a estos ensayos "aparentemente ofrece más posibilidades los trabajos relacionados con la terapia celular". Palau aludió a las investigaciones realizadas con células madre y los trabajos realizados en los que se han conseguido buenos resultados especialmente en las cardiopatías isquémicas y prometedores avances relacionados con la posibilidad de tratar la diabetes.
La falta de resultados en terapia génica no quiere decir que no se trabaje en este campo.David Escors, del Centro Nacional de Biotecnología, presentó los avances realizados para el uso virus seguros en estos tratamientos, y los trabajos en coronavirus -una rama de la familia de los virus en la que se encuentra, por ejemplo, el del Síndrome Respiratorio Agudo Severo- para la búsqueda de vacunas. Otro de los frentes de trabajo es ahondar en el conocimiento del genoma humano y, en especial, tratar de conocer los trazos característicos de esta especie frente a otras, por ejemplo, chimpancés o gorilas, una vez se completen estos genomas. A ello se refirió Jaume Bertranpetit, de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.
A mitad de camino
"Estamos a mitad camino respecto a los países de nuestro entorno". Francisco Palau, del Instituto de Biomedicina de Valencia, se mostró así de claro al referirse a la falta de inversión "de la Administración estatal y autonómica" en lo que respecta a equipamiento destinado a investigación, pero sobre todo, en contratación de personal humano cualificado. Palau destacó que el presupuesto destinado a investigación está por debajo del 1% del PIB y que, además, gran parte de éste se destina a desarrollos militares. De hecho, según los Presupuestos del Estado para 2004 hasta el 31,2% del gasto público en I+D será para fabricar armas. Este porcentaje no tiene parangón en Europa, como tampoco, por lo bajo, la inversión en porcentaje de PIB, que en la Unión ronda el 2%.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.