Ciencia en el viñedo

Acaba la vendimia y con ella la oportunidad para los amantes del vino de ver el proceso de elaboración de los mostos, verdadera marca de la casa de las bodegas. Es el momento de constatar la veracidad de lo que nos han contado durante el año; recolección en cajas pequeñas, selección de uva en viñedo y en bodega, métodos de elaboración y demás.

Acompañar a la familia Eguren durante la vendimia es ser testigo de la autenticidad de unos vinos especiales. Unas cepas, en su mayoría, plantadas y conducidas en espaldera en una zona donde la tradición se sustenta por la plantación en vaso. Viñas que ven recoger sus frutos en pequeñas cajas de 25 kilos para que lleguen a bodega en el mejor estado sanitario posible y donde la selección del grano, si su destino son sus grandes vinos, se realiza a mano y uno por uno. Un trabajo costoso y delicado.

Esta pasión y ciencia que la familia pone en la viña, es la que dará la primera selección de mostos para sus numerosas referencias en el mercado, siempre bajo el nombre de Sierra Cantabria.

Con sus Crianzas, Reservas o Gran Reserva para el mercado clásico de vinos riojanos. Pero para el pequeño grupo de consumidores que busca innovación, Sierra Cantabria es una de sus bodegas predilectas. Cada cierto tiempo nos sorprende con vinos especiales como el que pronto verá la luz Finca El Bosque 2001 elaborado a partir del Tempranillo, plantado en 1973 en el termino de San Vicente de la Sonsierra. También el Amancio 1998 se dirige a ese público que busca caldos diferentes. La variedad convierte a estas dos nuevas referencias en vinos de guarda, monovarietales, en mostos potentes de gran concentración de color, opulentos y de largo recorrido en el paladar, donde esta potencia no está exenta de elegancia, gracias a la maduración y a la selección de los frutos.

Si estas dos nuevas referencias amplían las novedades de la casa, sus Colección Privada y Cuveé Especial a pesar de llevar pocos años en el mercado, se han convertido en unos clásicos innovadores de Rioja. Mención aparte merece analizar a la joya de la casa, que no es otro que el Señorío de San Vicente, su salida al mercado con la añada 1991 nos deja a todos prendados de la bondad de un Tempranillo peludo, cultivado en las faldas del Toloño y que hasta su primera elaboración por parte de los Eguren pasaba desapercibido para el gran publico e incluso muchos viticultores la ignoraban por su bajo rendimiento.