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Catorce poetas se ven en Madrid para dialogar, disentir y protestar

El I Encuentro Internacional de Poesía recuerda a Alberti y a Neruda

Catorce poetas (diez españoles, tres latinoamericanos y el Nobel irlandés Seamus Heaney) se reúnen entre hoy y el jueves en Madrid para recitar sus poemas, escuchar los de los otros, dialogar, disentir y recordar a Alberti y a Neruda por sus centenarios. El I Encuentro Internacional de Poesía, organizado por la Casa de América y la Residencia de Estudiantes, se presentó ayer con una llamada a disfrutar la poesía como afirmación de la vida, como vía de contacto entre las dos orillas y como una mirada moral frente a la banalización contemporánea.

Con su hilarante humor antisolemne, Gonzalo Rojas, el más "viejoven" de los poetas participantes (Lebu, Chile, 1917), puso ayer el tono festivo a este encuentro lleno de talentos, que quiere recordar el talante comprometido y la pasión poética de Rafael Alberti y Pablo Neruda, cuya amistad reforzó los lazos entre las poesías de las dos orillas.

Rojas dijo que la "vigencia y presencia" de los dos poetas es indiscutible -"son entrañables, y significan mucho para los que venimos del Sur, del estrecho de Magallanes: los leemos, los releemos, nos acercamos, nos alejamos"-, aunque también alertó sobre la "nerudización" que vive Chile: "No estoy con eso, tampoco contra eso, aunque Neruda no nos enseñó a disentir. Y el diálogo es el verdadero instrumento. La vida son acuerdos y desacuerdos, pactos, no pactos. Disentamos, yo aspiro a eso. Estoy feliz de estar aquí. Vine hace 50 años y dormí en la calle Arenal, donde durmiera Darío. Será muy grato conversar con mis hermanos. Gracias".

Junto al vallejiano y a ratos surrealista Rojas, en la mesa del salón de actos de la Residencia de Estudiantes estuvieron Luis García Montero (Granada, 1958), quizá el poeta español con más lectores en este momento; Luis Antonio de Villena (Madrid, 1951), y el colombiano Darío Jaramillo (Santa Rosa de Osos, 1947).

García Montero dio la bienvenida a los "grandes maestros hispanoamericanos" (a los que se unió por la tarde el argentino Juan Gelman), y dijo que el encuentro es un "festival natural": "Lo es por el diálogo estrecho que hay entre las poesías de las dos orillas y por el estado de fortuna y buena salud en el que se encuentra la poesía española".

Para el autor de La intimidad de la serpiente, es un lujo que un género "que no hace concesiones, que huye de la demagogia, que no halaga los instintos más superficiales", en vez de desaparecer esté viviendo en España un renacimiento entre un público "serio y riguroso, pero cada vez más amplio".

"Es de gran interés defender esa mirada moral, rigurosa, implacable de la poesía frente a la banalización de la cultura contemporánea", concluyó García Montero.

Para Luis Antonio de Villena, el encuentro "nace bien, pero querría ser más amplio, contar con poetas no hispánicos, enseñar la importancia de otras lenguas".

Ese camino quedó abierto ayer para sucesivas ediciones, según el compromiso forjado entre Asunción Ansorena, directora de la Casa de América, y José García Velasco, de la Residencia, pero mientras tanto ahí está el alegre afán de contacto, la recuperación festiva de las lecturas comunes entre los poetas de España y Latinoamérica, un acercamiento que, como dijo Villena, ha crecido en los últimos años, después de que tuviera su punto álgido "en la época modernista" y se detuviera "por culpa de la Segunda Guerra Mundial y del aislacionismo del régimen franquista".

"Madre ensangrentada"

Nadie citó el exilio americano de tantos grandes poetas españoles, ni el refugio español de muchos latinoamericanos como vía de conocimiento e influencia, pero Rojas glosó la presencia de Lorca y Margarita Xirgu en el Teatro Municipal de Santiago de Chile, y afirmó que la Guerra Civil logró que América viera a España "como una madre ensangrentada y no como una madrastra remota".

Darío Jaramillo, que además de poeta es víctima civil de la brutal violencia colombiana -"nadie me preguntó si era poeta cuando me volaron una pierna con una bomba"-, lamentó la incomunicación entre literaturas cercanas -"en Colombia no sabemos qué pasa en Ecuador o Venezuela"- y animó a compartir el capital común, la lengua.

Por Neruda y Alberti, alguien preguntó por la poesía militante. Jaramillo respondió que los poetas de hoy no son iluminados, sino personas vulnerables y erráticas, de pocas certezas, "empeñadas en el vicio de la palabra y en producir emoción con el lenguaje".

Rafael Alberti, durante una visita a Isla Negra, la casa de Pablo Neruda.
Rafael Alberti, durante una visita a Isla Negra, la casa de Pablo Neruda.FRANCISCO ONTAÑÓN

Un festival

El I Encuentro Internacional de Poesía se plantea como un festival en el que poetas de diversas generaciones y tendencias celebran lecturas y debates con los lectores. La marcha empieza hoy, en sesión doble -19.00 y 20.30-, en la Casa de América (paseo de Recoletos, 2). Primero hablan y leen Luis García Montero, Adolfo García Ortega (Valladolid, 1958), Esperanza López Parada (Madrid, 1962) y Ana Rossetti (San Fernando, Cádiz, 1950). Y después toman la palabra tres veteranos: Antonio Gamoneda (Oviedo, 1931), Juan Gelman (Buenos Aires, 1930) y Gonzalo Rojas. El jueves, traslado a la Residencia (Pinar, 23): abren Bernardo Atxaga (Asteasu, Guipúzcoa, 1951), Olvido García Valdés (Santianes de Pravia, Asturias, 1950), Jaramillo, De Villena y Carlos Marzal (Valencia, 1961), y cierran Francisco Brines (Oliva, Valencia, 1932) y el Nobel irlandés Seamus Heaney (Derry, 1939).

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