Yasir Arafat cae enfermo en su cuartel general de Ramala
El Gobierno palestino reconoce que el presidente sufre una infección
El presidente Yasir Arafat, de 74 años, está enfermo. La falta de comunicados oficiales creíbles ha disparado todo tipo de rumores y creado una situación confusa y alarmante, que ha desencadenado a su vez una pugna soterrada por el control del poder, especialmente en el partido Al Fatah. Los colaboradores del rais desmentían categóricamente a la prensa británica, que aseguraba que el presidente había sufrido un leve ataque al corazón.
Responsables palestinos cercanos a Arafat reconocían ayer la existencia de una enfermedad, que bautizaban con el nombre de "infección intestinal", que, según precisaban, ha dejado al presidente "muy debilitado", le impide prácticamente permanecer en pie y casi no le deja hablar.
Todo parece indicar, a pesar de las versiones oficiosas, que el estado de salud del presidente palestino se ha agravado en los últimos 10 días. Lo que los médicos y las fuentes oficiales calificaron en los primeros momentos de "gripe" o "constipado" pasajero, se ha complicado. Nadie conoce con exactitud el grado y la naturaleza exacta de su enfermedad, lo que da pie a una serie interminable de rumores que hablan de varias hipótesis: infección hepática, ataque benigno al corazón, úlcera intestinal o agravamiento de la enfermedad de Parkinson que padece desde hace más de 10 años. Por si todo ello no fuera suficiente, en las calles palestinas ha empezado a hablarse de un "envenenamiento" del rais en medio de insinuaciones que implican a los servicios secretos israelíes.
Los rumores se han visto confirmados en los últimos días por varios indicios, como la formación de un Gobierno de urgencia, la declaración del estado de emergencia y algunos detalles menos importantes, pero significativos: las continuas idas y venidas de ambulancias de la Media Luna Roja a la Mukata -la sede del Gobierno palestino en Palestina- al tiempo que se desalojaba a los periodistas o la continua presencia de algunos médicos. Y, sobre todo, el aspecto mismo del presidente Arafat, cada vez más delgado y ojeroso, en tanto que sus comparecencias y declaraciones públicas son cada vez más esporádicas. Ayer se esperaba en Ramala la llegada de un equipo de médicos egipcio que deberán establecer un diagnóstico definitivo.
Los portavoces de la Mukata reconocen que el presidente Arafat se pasa la mayor parte del día postrado en la cama, mientras le duelen los huesos, tiene vómitos de sangre, padece continuos mareos y se siente incapaz de ingerir alimentos. Las mismas fuentes indican que ha reducido el número de visitas oficiales, y se advierte de que la cita "puede cancelarse por razones de salud". El diagnóstico oficial sigue siendo el de "infección intestinal", lo que en su opinión no es "nada serio", aparte de "una fatiga" que "no le impide trabajar".
Arafat hizo su última aparición en público el pasado martes para tomar juramento al nuevo Gabinete del primer ministro Ahmed Qurei, Abu Alá, aunque en algunos momentos tuvo que apoyarse e incluso ser sostenido por algunos de sus colaboradores, uno de los cuales iba además apuntándole al oído las palabras adecuadas para el acto.
El estado de salud de Arafat ha desatado todo tipo de intrigas internas entre los líderes palestinos, que intentan hacerse con el control de los órganos de poder, y en especial con la dirección del partido gubernamental Al Fatah. Los miembros de la vieja guardia dirigidos por el ex primer ministro Abu Mazen se enfrentan a las nuevas generaciones lideradas por el ex ministro de Seguridad Mohamed Dahlan.
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