El grupo colombiano Norma estrena caseta con sus editoriales españolas
Comienza en Francfort la frenética actividad de compra venta de títulos que caracteriza la feria
Bertelsmann compró (a través de Plaza & Janés) la editorial argentina Sudamericana; luego el Grupo Planeta adquirió la también argentina Emecé y Paidós México y España. Pero el viaje editorial no es sólo de ida a la otra orilla, también es de vuelta. A la chita callando, con mucha discreción, el grupo colombiano Norma ha ido comprando editoriales españolas y en esta 55ª edición de la Feria Internacional del Libro de Francfort ha instalado, por primera vez, una caseta doble que une ambas orillas del Atlántico. De un lado está la todopoderosa Norma colombiana (perteneciente al grupo impresor Carvajal), que tiene filiales en 17 países latinoamericanos. Del otro, sus tres españolas: Parramón, Granica y Belacqua.
Parramón fue fundada hace más de 40 años por Josep Maria Parramón y empezó editando libros de enseñanza de dibujo y pintura. "La compra de Parramón [en 1990] fue una experiencia muy positiva para Norma", explicó ayer su consejero delegado, Fernando Peñuela. Ahora publica manuales para adultos de arte, pintura, cerámica, vidrio, y tiene una potente línea infantil y libros de referencia ilustrados juveniles. "Parramón coedita con otras lenguas y de esas colaboraciones procede el 70% de sus ingresos".
Norma compró a finales de 2002 Granica, una editorial especializada en agendas, calendarios y libros de empresa. Según Peñuela, en 2004 iniciará una línea de libros de autoayuda. La apuesta de Granica para estas navidades son dos agendas: una inspirada en El retorno del rey, la tercera película de la saga El señor de los anillos, y otra inspirada en el filme Harry Potter y la cámara secreta.
Con las dos editoriales funcionando bien, Norma adquirió recientemente Belacqua, fundada hace 20 meses por Raúl Mir, cuando abandonó Martínez Roca (Grupo Planeta). Con esta editorial, y para sorpresa de Norma, han tenido ya dos pelotazos: Canalla de mis sueños, libro de memorias de Marisa Medina, y Las checas de Madrid, de César Vidal, del que aun antes de su presentación han lanzado ya 26.000 ejemplares. "La verdad es que pensábamos vender 5.000 copias de cada uno", afirmó Peñuela.
Belacqua inicia ahora una serie de libros de cocina de alta alcurnia. En Francfort promocionan La cocina de la Casa de Alba, que aparecerá en las librerías españolas este mes. "Se ha hecho en íntima colaboración con la duquesa, que intervendrá en su presentación". En unos días, la editorial lanzará en España las memorias de Imanol Arias y están "cocinando" las de Carmen Sevilla, que escribe el periodista Carlos Herrera.
Para Norma, el mercado español es muy importante. "Centrarnos sólo en el latinoamericano sería una pérdida para nosotros", dijo Peñuela. "Vamos a seguir apostando por España, estamos dispuestos a comprar más editoriales y también tenemos el propósito de crear un nuevo sello de narrativa y literatura a partir de la experiencia de generar y atraer a autores que tiene Norma. Empezaremos seguramente con escritores latinoamericanos".
Menos seguridad
Francfort vivió ayer el bullicio de un primer día de feria. Muchos editores descubrieron con felicidad que eso de la Unión Europea funciona: en la mayoría de los casos, ya no son necesarios los prefijos telefónicos para llamar desde el móvil al extranjero, España incluida. Mayor fue la satisfacción de los periodistas, que volvieron a poder disfrutar de las tradicionales taquillas donde depositar sus ordenadores y los numerosos catálogos que se veían obligados a acarrear desde 2001, cuando fueron prohibidas por miedo a que alguien las utilizara para colocar una bomba. Poco a poco se ha ido borrando la pesadilla del atentado a las Torres Gemelas. Sólo en el pabellón ocho, donde se hallan instalados estadounidenses y británicos, entre otros países de habla inglesa, se mantienen ciertas medidas de seguridad.
Como todos los años, en las casetas de los norteamericanos se ven muchos libros de autoayuda, de espiritualidad, sobre el mundo árabe en general y sobre Irak en concreto. Los españoles aseguran que sobre este último tema hay cosas bastante interesantes y parecen dispuestos a "picar", según unos, o a "acertar con la elección", según otros.
Los grupos españoles o radicados en España como Random House Mondadori, Anaya, SM, Océano, Santillana y Planeta, han instalado amplias casetas de alegre colorido. Hubo bromas cariñosas ayer sobre el miniespacio de Grup 62. En sólo dos módulos se amontonan Edicions 62, Empúries, Península y El Aleph. El director general del grupo, Ernest Folch, se defendió con risas. "Es un espacio pequeño pero muy bonito. ¡Cuántas editoriales europeas quisieran tener dos módulos en lugar de estar en stands colectivos!". Además, sus editores andan por toda la feria de cita en cita.
Semiclandestinos están los de Ediciones del Prado. Recompraron recientemente el 50% de sus acciones que tenía Anaya y no les ha dado tiempo a instalarse por libre, ni siquiera a poseer un pequeño lugar en la caseta de la Federación de Gremios de Editores. Pero no les importa demasiado, andan haciendo muy buenos negocios. Del Prado se ha convertido en uno de los primeros importadores españoles de fascículos y coleccionables. Algunos, contó Juan Ramón Azaola, salen antes en el extranjero que en España, como uno sobre soldaditos de plomo napoleónicos, que aparecerá dentro de un mes en España pero que ya está teniendo mucho éxito en el Reino Unido y en Francia. O las miniaturas de bomberos en plomo, que tienen un público fiel en Alemania y en Francia.
Locos con sus libros
Los españoles andan a la pesca. Dicen, con cierto escepticismo, que circula por la feria uno de esos novelones históricos que tanto gustan, esta vez sobre Cartago. Habrá que ver. Lo cierto es que mientras esperan hacerse con la cada vez más inexistente novela de la feria, todos ellos, editores y agentes, andan con un libro "fantástico" bajo el brazo que quieren vender. Parece que están teniendo bastante suerte. No hace falta hablar del último Semprún, Veinte años y un
día, por ejemplo, cuya venta de derechos tiene asegurada Tusquets.
El imbatible Hans Meinke anda con un libro maravilloso del "Carlos Saura más secreto". Se titula 50 años de flamenco en
España, con textos y fotografías del cineasta. Lo publicará Galaxia Gutenberg en España antes de fin de año acompañado de una gran exposición. "Es media vida de Saura dedicada a la fotografía. La primera la hizo en 1949. Tenía 18 años cuando recorría todos los festivales de flamenco de España con su cámara fotográfica. La revista Paris Match le ofreció trabajar en su plantilla, pero en aquel momento decidió que quería dedicarse al cine". Meinke mostró con entusiasmo el libro que, en verdad, contiene fotos extraordinarias, empezando con una de Farruquito cuando tenía 10 años. Editores de varios países se han interesado ya por el libro de Saura.
Su colega editor y de grupo, Joan Tarrida, de Círculo de Lectores, no le anda a la zaga. La Divina comedia ilustrada por Miquel Barceló ha sido adquirida para su venta a través de club de lectores por France Loisirs, anda en tratos con otras editoriales francesas y es posible que se lo quede Gallimard.
Babelia
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