Schröder tiende la mano a Bush y ofrece su ayuda para la reconstrucción de Irak
Los mandatarios de EE UU y Alemania se encontrarán en la Asamblea General de la ONU
A la espera de la reunión que hoy mantienen en Berlín el propio Schröder, el primer ministro británico, Tony Blair, y el presidente francés, Jacques Chirac, la Administración estadounidense debe aún definir las nuevas propuestas que deberían servir para la resolución de Naciones Unidas sobre la fuerza multinacional y el papel de la ONU en la reconstrucción de Irak.
Schröder entiende que no tiene sentido prolongar la discusión que enfrentó a Alemania con EE UU sobre cómo resolver el problema del régimen de Sadam Husein: "Deberíamos mirar hacia el futuro y trabajar juntos para ganar la paz". Pero el canciller deja claros los puntos mínimos para el acuerdo: "La ONU tiene que jugar un papel central
[EE UU prefiere hablar de 'papel vital']". La comunidad internacional tiene un interés fundamental en asegurar que la estabilidad y la democracia se establezcan tan rápido como sea posible en Irak. La misión internacional necesita mayor legitimidad para acelerar el proceso que conduzca a un Gobierno que actúe con su propia autoridad en Irak".
Alemania ofrece entrenar a las fuerzas iraquíes de seguridad, además de ayuda humanitaria y apoyo en la reconstrucción civil y económica. Tras hacer un canto a la amistad y los lazos entre los dos países, Schröder agradece el papel jugado por los estadounidenses en la reconstrucción y reunificación de Alemania, y aprovecha para recordarle a Bush que todos sus antecesores en la Casa Blanca han defendido una Europa fuerte y unida como la mejor opción para EE UU, y que aunque no hay que descartar el uso de la fuerza como último recurso para resolver conflictos, "no podemos olvidar que la seguridad en el mundo de hoy no puede ser garantizada por un país que vaya por libre, sino a través de la cooperación internacional".
Reunión en Berlín
Bush y Schröder tendrán oportunidad de decirse todo esto privadamente. Está por ver hasta qué punto Bush recoge el guante y lanza el próximo martes un mensaje integrador. Para ello es clave la reunión que hoy celebran en Berlín los tres grandes europeos. La esperanza de Washington se sitúa, una vez más, en el primer ministro británico: Tony Blair debe mediar para resolver la tensión entre Bush, Schröder y Chirac, como hizo hace una semana en Ginebra el secretario general de la ONU, Kofi Annan -que está jugando un papel mucho más activo, aunque silencioso, que el que mantuvo durante la guerra-, y como está haciendo el secretario de Estado, Colin Powell.
Desde su residencia de Camp David, Bush esbozó así el pasado jueves el campo de debate: "La resolución de la ONU debe promover una transferencia ordenada de soberanía a lo que será un Gobierno libremente elegido, todo ello basado en una Constitución". Chirac habló en Berlín de que él entiende que este proceso "debe ser de meses, no de años". Bush se limitó a decir que en Nueva York explicará que un Irak pacífico y seguro es lo que más le interesa a Europa. Es evidente que hace falta aún acercar posiciones: "Tendremos mucho tiempo para vernos, muchas oportunidades para hablar con la gente", recordó la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice.
El alto representante de Política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana, afirmó en una entrevista al periódico alemán Die Welt que esperaba que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobase "bastante pronto" una nueva resolución sobre Irak. Según Solana, la aprobación de la resolución y la fijación de un calendario para traspasar el poder al pueblo iraquí son "las condiciones para un mayor compromiso de la UE con la reconstrucción", informa Reuters.
Además de lidiar con alemanes y franceses, la Administración estadounidense tiene su frente interior de críticas: las más aceradas proceden de una entrevista del senador demócrata Ted Kennedy con la agencia Associated Press. Según Kennedy, la justificación para ir a la guerra "fue un fraude cocinado en Tejas" y la actual política sobre Irak se "va al garete". El senador de Massachusetts teme que parte de los 87.000 millones pedidos por Bush "acabe siendo canalizado hacia líderes políticos por todo el mundo, sobornándoles para que envíen tropas".
El Congreso recibió el miércoles por la noche la petición formal de los 87.000 millones de dólares. El senador demócrata Joseph Biden ha propuesto abordar la factura de Irak subiendo los impuestos a los más ricos, y otros congresistas creen que, en todo caso, hay que modificar los recortes, lo que ha rechazado la Casa Blanca. Según David Walker, interventor general de la Oficina Presupuestaria del Congreso, los gastos de la guerra "serán aún mayores de lo que se ha dicho". En una intervención en el Club de Prensa en Washington, Walker aseguró que las cuentas de EE UU están en un proceso de descontrol: "Nuestros déficit no son manejables sin que haya cambios significativos en programas, políticas y procesos. Ha llegado el momento de admitir que estamos en un agujero fiscal y de dejar de seguir excavando".
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