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CUMBRE DE CANCÚN

Brasil cree que los países pobres salen más fuertes de Cancún

El ministro brasileño de Exteriores afirma que las negociaciones continuarán en Ginebra

La mayoría de los países pobres abandonó ayer Cancún con las manos vacías, pero proclamando que en esta ocasión los ricos, EE UU, Japón y la UE, no pudieron imponer sus criterios en la Organización Mundial del Comercio (OMC), y que la dignidad nacional quedó a salvo. El fracaso de la conferencia no apuntillará el sistema multilateral de negociaciones, según el ministro de Exteriores brasileño, Celso Amorim, portavoz estrella en el emergente G-22.

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El G-22, con intereses muy diversos y a veces contrapuestos, reúne al 65% de la población del mundo que vive de la agricultura, y está integrado por Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, China, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, India, México, Paraguay, Perú, Filipinas, Tailandia, Suráfrica, Cuba, Pakistán, Venezuela, Indonesia, Malaisia y Egipto. El naufragio, sostienen algunos de sus delegados, puede ser hasta necesario para forjar acuerdos internacionales más equitativos en el seno de la OMC. "Se trata de un proceso de negociación que nunca se detiene. Vamos a salir más fortalecidos", aseguró Amorim, vitoreado por las ONG, en una conferencia de prensa.

De acuerdo con el ministro de Exteriores brasileño, el proceso será reconducido en Ginebra y en otros foros y las negaciones seguirán a partir del punto en el que se detuvieron. "Trabajaremos constructivamente", declaró. Le acompañaban en la conferencia de prensa sus colegas de Argentina, Ecuador, Suráfrica y Egipto. "Hemos podido demostrar la unidad de los países en desarrollo en temas concretos, y la agricultura es la más importante de las tareas que hemos dejado inconclusas".

La abrupta conclusión de la reunión de la Organización Mundial del Comercio arruinó las esperanzas de las naciones pobres de forzar concesiones en la agricultura, concretamente en el sector algodonero, pero consolidó su unidad de acción, pese a los denunciados intentos norteamericanos por dividir a las naciones miembros con acuerdos bilaterales.

El Salvador se desmarca

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El Salvador, que negocia junto con otros países centroamericanos un acuerdo de libre comercio con Washington, se desmarcó del G-22, pero, en cambio, se sumaron al grupo Nigeria e Indonesia. Saliendo al paso del temor a las eventuales represalias de los poderosos, Amorim dijo: "Yo no tengo miedo. Si lo tuviera, no habría venido aquí". Con todo, portavoces de los países menos desarrollados dijeron que, como una suerte de premio de consolación, habían conseguido presentar una plataforma sobre temas agrícolas, en función de los intereses y especificidades de cada nación. "Y el último borrador de la declaración final fue un poco mejor que el anterior sobre propuestas agrícolas", destacó un delegado.

El G-22 y el Grupo de Cairns de exportadores agrícolas demandan la eliminación de los subsidios agrícolas a la exportación y a la producción. Washington y Bruselas argumentan que piden sin ofrecer casi nada a cambio. Los países pobres o en vías de desarrollo, concretamente Brasil e India, también deben reducir aranceles, según un informe del Banco Mundial. Pero los países ricos, con la sartén por el mango, subsidian con 300.000 millones de dólares anuales a sus agricultores, cuyas masivas exportaciones empujan a la baja los precios mundiales.

El G-22, liderado por Brasil e India, se constituyó en contrapeso de los bloques norteamericano y europeo, y en su seno los indios fueron especialmente "mitineros", según un funcionario europeo. "Parecía que querían la ruptura".

En el intenso cruce de imputaciones, el ministro indio de Comercio e Industria, Arun Jaitley, atribuyó el colapso a la intransigencia de los ricos: "Estamos decepcionados porque se han ignorado diversas preocupaciones expresadas por nosotros y muchos países en desarrollo". El director de la OMC, Supachai Panitchpakdi, intentó mostrarse optimista y pidió "regresar a las tareas con renovado vigor" para completar la ronda de negociaciones.

Un manifestante antiglobalización atraviesa una cerca instalada por la policía en Cancún.
Un manifestante antiglobalización atraviesa una cerca instalada por la policía en Cancún.REUTERS

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