Ensayos de maíz transgénico en Aranjuez
Los expertos analizan la coexistencia de los cultivos de la variedad modificada que están cerca de los de la convencional
El 6% de las casi 500.000 hectáreas de maíz que se siembra en España es transgénico porque se le ha incorporado, por ingeniería genética, un gen de bacteria que produce una toxina fatal para el taladro, la principal plaga que ataca a esta planta reduciendo considerablemente su rendimiento. El maíz modificado, resistente a los insectos, del que hay siete variedades aprobadas por las autoridades españoles, es para consumo animal como pienso. Para estudiar a fondo cómo se cruza este maíz transgénico con el convencional, es decir, los efectos de su coexistencia, el Ministerio de Agricultura ha iniciado dos ensayos de campo, uno en Aranjuez (Madrid) y otro en Santa Ana (Albacete), coordinados por la Oficina de Variedades Vegetales (OEVV).
El maíz, o los maíces de experimento, se plantaron en Aranjuez el pasado mes de mayo, y todavía no ha florecido, pero las plantas están ya altas. Es una parcela de de 1,8 hectáreas de cultivo de maíz convencional, dentro de la finca del centro de experimentación del INIA (Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias), y en su centro está el maíz transgénico en una extensión de 0,25 hectáreas. Un pasillo de casi dos metros separa ambos cultivos.
"En Albacete el ensayo es mayor: 46 hectáreas (un campo de 770 metros de diámetro), una mitad es de maíz modificado genéticamente y la otra mitad no", explicó ayer en Aranjuez José Ignacio Ortega, director de programas de ensayos vegetales de la OEVV. En el experimento de Madrid se tomarán 400 muestras de 12 mazorcas cada una -de maíz convencional- a diferentes distancias de la parcela de maíz transgénico para hacer análisis genéticos y determinar el cruzamiento de variedades. El objetivo es medir con exactitud el alcance de la contaminación por polen. Temperatura, viento y humedad son factores que influyen en el proceso de polinización, y por lo tanto se lleva un estricto registro de los mismos.
El objetivo de estos ensayos, explicaron los responsables de la OEVV, es adquirir la información necesaria para determinar las prácticas agrícolas apropiadas en el cultivo de maíz modificado genéticamente, de manera que se cumplan las normativas de la UE que fijan la obligatoriedad de identificar con etiquetado específico un producto si contiene una proporción de transgénico superior al 0,9%. Las buenas prácticas agrícolas, y para establecerlas será muy útil la información que darán los ensayos de Aranjuez y Santa Ana, ayudarán a controlar esta coexistencia de plantas de uno y otro tipo.
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