"Los paramilitares serán guardabosques"
"Es importante que la ONU esté en este proceso, que lo verifique más de cerca, menos de cerca, no sé el grado, pero es importante que esté allí", dijo ayer el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, sobre el proceso de desmovilización de los paramilitares que está en marcha. Uribe recibió a un grupo de periodistas extranjeros en la sede de la Brigada XVIII en Arauca, convertida en sede del Gobierno desde el pasado martes.
Uribe, desde el comienzo de su mandato, delegó a la ONU la misión de servir de puente para que las FARC, la guerrilla más numerosa del país, se sienten a la mesa de negociación. Poco se ha avanzado. El presidente reprochó al organismo que "critican mucho y hacen poco". Sin embargo, no cree que la presencia de Naciones Unidas en el proceso con los paras interfiera en la gestión con la guerrilla, que, según Uribe, no se debe enojar, sino dar gracias a la Iglesia y a la ONU. "Ellos decían que no negociaban porque había grupos paramilitares. No sé que se les va a ocurrir de ahora en adelante".
En la comunidad internacional hay reservas frente al proceso. El comisario de Asuntos Exteriores de la UE, Chris Patten, a través de su portavoz, aseguró que hubiera sido preferible un proceso integral que incluyera a la guerrilla. Dijo también que teme que dé "vía libre a la impunidad". ¿Se siente incomprendido en este tema?, le preguntó este periódico al primer mandatario.
Uribe abandonó su tono pausado y respondió enérgico: "Nunca me he sentido incomprendido porque soy un combatiente. Todo esto hay que respetarlo. El proceso se maneja con prudencia, sin clandestinidad, con argumentos y razones". Hizo una pausa y reflexionó en voz alta:
"Muchos me han dicho: '¿está listo el Estado para dar seguridad en zonas donde han dado seguridad los paramilitares?'. Muchos ciudadanos, cuando les ponen el micrófono, critican a los paramilitares, pero en privado dicen: 'no los quiten'. La verdad es que han llenado un vacío que gravemente dejó el Estado; su desaparición le impone al Estado el deber de fortalecerse y recuperar el imperio institucional. Ese camino, tarde que temprano, mientras mas temprano mejor, lo tiene que recorrer Colombia".
Uribe no aclaró si piensa en algún país concreto al hablar de veeduría internacional, de apoyo financiero para el retorno a la vida civil de más de 10.000 hombres. Se limitó a decir: "Todos los que nos puedan ayudar. El proceso debe tener verificación nacional e internacional. Puede abrir avenidas de paz, mejorar el balance de los derechos humanos; pero es un proceso delicado".
Por ahora, contó, tiene claridad sobre un camino que pueden tomar los paras desmovilizados, que sirve también para los ex guerrilleros: convertirse en guardabosques. Es un proyecto que está en marcha con tres mil campesinos que han dejado de sembrar coca en Putumayo, al sur del país.
El presidente terminó su estancia en esta golpeada región del nororiente del país con un consejo comunal, una especie de desahogo colectivo donde los araucanos pidieron más inversión social. Se realizó en el centro de esta ciudad de 70.000 habitantes, vigilada milímetro a milímetro, entre otros, por fuerzas especiales antiterroristas urbanas. "Los cascos duros", los llama la gente. Intimidan. "Sí, han recibido entrenamiento de EE UU. Pido que me den más entrenamiento; no estoy arrepentido, ni escondo el tema. Lo que pido es más ayuda", terminó Uribe.
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