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Astrónomos de EE UU y Canadá creen haber encontrado el planeta más antiguo

"Pensamos que se formó hace 12.713 millones de años", afirma un investigador

Unos astrónomos de EE UU y Canadá afirman estar casi seguros de haber encontrado un extraño planeta en un sistema de un púlsar y una estrella enana blanca de hace 12.700 millones de años, unos 1.000 millones después del Big Bang. No han visto el planeta, pero infieren su existencia por efectos gravitatorios en el sistema y sostienen que tiene la misma edad que la enana blanca. Los astrónomos, que han utilizado mediciones realizadas con el telescopio Hubble, proponen una explicación según la cual los planetas se habrían formado mucho antes de lo que se pensaba.

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El sistema está a unos 5.600 años luz de distancia de la Tierra, en la constelación del Escorpión, en un conjunto de estrellas muy viejas (cúmulo globular M4), de nuestra galaxia. Los tres protagonistas son: la enana blanca, una estrella agotada; el púlsar, un objeto que gira a gran velocidad y que es el residuo de una explosión estelar de supernova; y el planeta, un cuerpo gaseoso de masa algo superior al doble de la de Júpiter.

Este cuerpo es demasiado pequeño para ser una estrella, así que los astrónomos están casi seguros de que se trata de un planeta, pero no apto para la vida, informa The New York Times. Stein Sigurdsson (Pennsylvania State University, EE UU) y sus colegas presentan su hallazgo en el último número de la revista Science.

"Lo que creemos que hemos encontrado es un ejemplo de la primera generación de planetas formados en el universo", comentó Sigurdsson el pasado viernes en conferencia de prensa en la NASA, en Washington. "Creemos que este planeta se formó con su estrella, hace 12.713 millones de años, cuando la Vía Láctea era muy joven, en pleno proceso de formación", informa Reuters. La Tierra y el sistema solar tienen unos 4.600 millones de años.

Los investigadores explican en Science que el pulsar, tiene dos compañeros, "uno de masa estelar y otro de masa planetaria". "Hemos detectado el compañero estelar utilizando observaciones del telescopio espacial Hubble", señalan.

La historia astronómica de este peculiar trío celeste se remonta a 1988, cuando se descubrió el púlsar PSR B1620-26. Es una estrella de neutrones (un cuerpo de gran densidad que se forma cuando una estrella supermasiva se agota, explota y se comprime el residuo) que gira sobre sí misma 100 veces por segundo emitiendo radiopulsos. Poco después se encontró la enana blanca, debido a su influencia en el púlsar. Nuevos cálculos mostraron que debía de haber un tercer cuerpo en danza, que podría ser una estrella pequeña o una enana marrón (un cuerpo demasiado grande para ser planeta pero no suficientemente masivo para encender en su interior las reacciones nucleares que lo harían brillar como una estrella).

Gracias al Hubble, Sigurdsson y sus colegas lograron medir el color y temperatura de la enana blanca y, utilizando modelos los informáticos, se pudo estimar su masa. Con estos datos se pudieron establecer comparaciones con las variaciones de la señal del púlsar, observado con radiotelescopios. Al combinar los movimientos y características de estos dos cuerpos, los astrónomos han deducido la masa del pequeño e invisible compañero, el planeta, que debería ser un gigante gaseoso sin corteza sólida.

Los astrónomos conjeturan que este cuerpo planetario ha tenido una historia agitada, explica la NASA en un comunicado. Al formarse, el planeta probablemente estaría en órbita de una estrella joven amarillenta a la misma distancia que separa a Júpiter del Sol, y sobreviviría a la intensa radiación y ondas de choque de explosiones estelares en su entorno. La estrella y su planeta posiblemente se formaron en las afueras del cúmulo globular y emigrarían hacia su centro , una región densamente poblada de astros, pasando cerca del púlsar, que tendría su propia compañera estelar. El púlsar capturaría gravitatoriamente a la estrella y al planeta, resultando la propia compañera expulsada del sistema.

Los efectos gravitatorios desplazarían el trío formado por el púlsar, la estrella y el planeta hacia una zona menos poblada del cúmulo globular. Con el tiempo, la estrella habría envejecido, convirtiéndose en una gigante roja moribunda y expulsando materia que capturaría el púlsar. Mientras tanto, continúa la explicación de la NASA, el planeta seguiría en órbita del astro a una distancia aproximadamente equivalente a la que separa Urano del Sol.

Sigurdsson y sus colegas consideran que su descubrimiento implica que la formación planetaria es un fenómeno más corriente de lo que se creía y más temprano. Un miembro del equipo, Harvey Richer (Universidad de la Columbia Británica, en Vancouver, Canadá) afirma que fue "muy estimulante el hecho de que los planetas probablemente abundan en los cúmulos globulares", pero advierte con cautela: "Estamos hablando de un único planeta de un único cúmulo globular. No debemos extrapolar de un único ejemplo, sino buscar bien primero a ver si hay más planetas en otros cúmulos", informa The New York Times.

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