El 56% de los catalanes sufre exceso de peso y casi la mitad ha abandonado la dieta mediterránea
Aumenta el número de personas que se someten a chequeos y pruebas preventivas
El sobrepeso y la obesidad han alcanzado dimensiones epidémicas en Cataluña. El abandono de la dieta mediterránea, el comer fuera de casa y la falta de ejercicio físico han aumentado de forma espectacular el número de personas con exceso de peso en los últimos 10 años. El 56% de los catalanes pesa más de lo que debería, un índice que hace 10 años no superaba el 39%. Actualmente, casi la mitad de los catalanes tienen una dieta desequilibrada y 2 de cada 10 no hacen ningún ejercicio. Sin embargo, casi se ha duplicado el número de ciudadanos que se hacen un chequeo anual o una mamografía.
La Organización Mundial de la Salud ya predijo hace tres años que la mitad de la población europea se disponía a sufrir problemas de exceso de peso. Cataluña ya ha alcanzado, e incluso superado, estas previsiones. El consejero de Sanidad, Xavier Pomés, destacó que la lucha contra este fenómeno tendrá prioridad en la agenda del departamento en los próximos cuatro años.
El porcentaje de personas con un exceso de peso perjudicial para su salud es del 38,4% de la población catalana, de acuerdo con datos del año pasado, muy por encima del 27,8% de 1989. Asimismo, la cifra de obesos ya ha alcanzado el 17,4%, casi 6 puntos por encima de lo detectado hace 10 años. Este incremento contrasta con los objetivos de la Generalitat para los últimos tres años, que pretendían reducir en un 25% la prevalencia de la obesidad.
En vista del fracaso, el Plan de Salud de Cataluña para el proximo trienio es menos ambicioso y sólo se propone "mantener la prevalencia de obesidad"; es decir, conseguir que se mantenga el porcentaje de personas afectadas por esta enfermedad.
El director general de Salud Pública, Lluís Salleras, justificó esta previsión conservadora afirmando que el aumento de la obesidad es "general en todos los países occidentales". Combatir la obesidad será "prioritario" en los próximos tres años, dijo Salleras, quien anunció programas informativos y educativos y un control más estricto en los centros de atención primaria.
Adiós a la dieta mediterránea
Las campañas del Departamento de Sanidad insistirán en dos aspectos básicos: la dieta y la percepción que tiene la sociedad sobre las personas con sobrepeso. Los datos que manejan los expertos en nutrición señalan que el 40% de los catalanes ya ha abandonado la dieta mediterránea, caracterizada por un alto consumo de frutas, verduras y lácteos y por la ingestión poco frecuente de carne y grasas saturadas. "Los estudios que tenemos nos dicen que comer bien alarga la vida; esto es lo que debemos explicar a todo el mundo", afirmó Pomés, quien también pretende que la gente deje de asociar el estar gordo con la felicidad y la buena salud.
Con los datos conocidos ayer, Cataluña ya supera ligeramente la media europea de población obesa y también la media española, que es del 14,5%, según indica la sociedad española de estudios de la obesidad. Los expertos también pretenden acabar con la imagen de que todos los países ricos registran importantes niveles de población obesa. En Japón, y gracias a su equilibrada dieta, sólo son obesos el 2% de los varones y el 3% de las mujeres.
La falta de ejercicio físico es una de las causas del aumento de la obesidad en Cataluña. De acuerdo con los datos de Sanidad, los catalanes no son especialmente amantes de las actividades que implican esfuerzo físico, al menos durante los ratos de ocio. El 18% de los catalanes dice que no practica ningún tipo de deporte ni de actividad física durante sus ratos libres. Son absolutamente sedentarios.
Tampoco se camina lo suficiente. Los organismos internacionales recomiendan andar unos 30 minutos diarios a paso ligero para contrarrestar los efectos del sedentarismo, algo que sólo hace el 62,7% de los mayores de 18 años. Pero también se observan incrementos en el otro extremo. Los que hacen deportes de forma intensiva son cada vez más numeroros y ya representan el 15% de la población, dos puntos por encima de los resultados obtenidos en 1989. Xavier Pomés recordó ayer: "Si la gente caminara 30 minutos diarios, algo perfectamente asumible para todo el mundo, la gente no tendría que machacarse haciendo deporte el fin de semana, algo que tampoco es saludable".
Una de las consecuencias de la mala alimentación y la falta de ejercicio es el aumento de las enfermedades cardiovasculares. En estos momentos la tasa de mortalidad por infartos es de 87,5 por cada 10.000 habitantes, mientras que el objetivo en 2010 es llegar a una tasa que no supere las 74,4 muertes. La misma reducción se fija para las enfermedades cerebrovasculares al pasar de una mortalidad de 82,7 a 70,3 personas por 100.000 en ocho años.
La falta de ejercicio también implica sentirse peor. Afecciones como el dolor de espalda o en las cervicales afectan a uno de cada tres catalanes. La mala circulación también afecta al 28% de las mujeres y al 8% de los hombres. Igualmente, la artritis, la artrosis y el reumatismo aumentan su presencia en la sociedad, algo atribuible al envejecimiento que experimenta Cataluña.
Uno de cada cinco catalanes ya ha llegado a los 65 años, una tendencia que tiende a incrementarse y que obligará a realizar profundas reformas en el sistema sociosanitario. Xavier Pomés dejo claro que "envejecer no es un problema, sino un éxito de la sociedad", aunque no cerró los ojos ante los problemas que supone este nuevo fenómeno: más casos de cáncer y más personas con problemas de dependencia.
Mayores, pero sanos
"Tenemos que lograr que la gente siga aumentando su esperanza de vida sin tener que renunciar a la buena salud", afirmó Pomés, quien destacó que en estos momentos un catalán que cumple 65 años aspira a vivir otros 10,3 con buena salud. El objetivo de la Generalitat es que en 2010 los ancianos puedan vivir de forma independiente hasta los 76,3 años, uno más que en la actualidad.
Para hacer posible este proyecto, el Departamento de Sanidad se comprometió ayer a impulsar medidas que reduzcan la influencia de las fracturas de fémur y la mortalidad por caídas accidentales. El alud de datos que el consejero facilitó ayer no puede ocultar uno especialmente traumático: en Cataluña, donde el índice de desarrollo humano está entre los más altos del mundo, todavía queda el 4% de ancianos que sufre desnutrición. El objetivo para los próximos 10 años será reducir esta cifra en un 10%.
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