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La Eurocámara pone fin a la moratoria sobre los alimentos transgénicos

El etiquetado avisará si cualquier ingrediente tiene más de un 0,9% de producto modificado

El Parlamento Europeo, con sede en Estrasburgo, aprobará hoy el reglamento que permitirá regular la importación y el comercio de los llamados Organismos Genéticamente Modificados (OGM), o transgénicos, en alimentos y piensos tras dos años de dura batalla y cinco de moratoria impuesta por al menos media docena de países europeos. La norma establece que los productos que contengan algún ingrediente con más de un 0,9% de transgénicos deberán indicarlo en la etiqueta. El acuerdo permitirá levantar la moratoria a principios de 2004.

Estados Unidos ha presentado ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) una demanda contra la moratoria, e incluso el presidente George W. Bush ha acusado a los Quince de contribuir con esta actitud de agravar el hambre en África.

"Tales manifestaciones no merecen más que nuestro rechazo", declaró ayer en Estrasburgo el presidente del Parlamento Europeo, el liberal irlandés Pat Cox, poco antes de que la Eurocámara iniciara el debate para reglamentar el etiquetado obligatorio y el rastreo de transgénicos, organismos y microorganismos cuyo ADN es alterado artificialmente mediante la biotecnología moderna.

El reglamento que se aprobará hoy en la Eurocámara tiene el apoyo de populares, socialistas y liberales, y está basado en un compromiso previo con el Consejo de Ministros de la Unión e inspirado casi literalmente en lo que el comisario de Salud y Protección de los Consumidores, David Byrne, propuso hace dos años. El plan deberá ahora ser refrendado por los ministros de Agricultura y previsiblemente entrará en vigor antes de fin de año.

Las normas introducen enmiendas que suavizan lo que la Eurocámara propuso en una resolución aprobada en primera lectura en octubre del año pasado. "Las presiones de EE UU y de la industria europea del sector son bastante fuertes", admite la eurodiputada popular española Pilar Ayuso.

La norma establece que todo producto que incluya algún ingrediente con más de un 0,9% de transgénicos deberá ser debidamente especificado en la lista de ingredientes con la mención de "modificado genéticamente". La Eurocámara había sugerido el año pasado rebajar ese umbral al 0,5%. Los Verdes defienden no establecer ninguna concesión por considerar potencialmente dañinos los OGM.

Asimismo, la normativa fija un rastreo sobre el historial de cada producto desde sus orígenes durante al menos un periodo de cinco años.

El reglamento contempla un periodo de transición de tres años durante los cuales se permitirá la presencia accidental de OGM no autorizados (hasta un máximo del 0,5%), siempre que se haya iniciado el procedimiento de autorización permanente y haya habido un dictamen favorable del comité científico de la UE. Pasado ese periodo, todos los OGM deberán haber completado el proceso de autorización. La razón de esa concesión transitoria es que ya hay alrededor de una veintena de productos con poca presencia de transgénicos que se comercializan en la Unión, pese a no haber completado el procedimiento de autorización.

Las enmiendas de compromiso hacen también especial hincapié en la coexistencia de cultivos convencionales y cultivos genéticamente modificados y permiten a los Estados tomar las medidas necesarias para impedir la presencia accidental de OGM en otros productos.

El comisario Byrne se mostró ayer muy satisfecho con el compromiso , porque, dijo, supondrá un alto nivel de protección para el consumidor y los animales al exigirse una autorización previa para la comercialización de productos con transgénicos. El etiquetado permitirá al consumidor la libertad de elegir entre productos modificados y no modificados.

EE UU es el país líder de la moderna biotecnología alimentaria, seguido de Canadá y Argentina. Grupos mediombientales europeos se han mostrado siempre muy críticos sobre el desarrollo pleno de estos productos por temores sobre la salud y el medio ambiente.

Los países comunitarios que con más vigor se oponen a la importación de transgénicos de EE UU han sido Francia, Italia, Bélgica, Grecia, Dinamarca, Luxemburgo y Austria. Es previsible que la nueva reglamentación tendrá como resultado el fin del embargo impuesto hace cinco años por estas naciones.

Dos agricultores muestran unas semillas de maíz transgénico.
Dos agricultores muestran unas semillas de maíz transgénico.EFE

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