Juana Doña recupera en un libro el testimonio de su marido, fusilado en 1941
La veterana comunista no perdona ni olvida y critica el "absoluto silencio de la transición"
Su cuerpo frágil y menudo encierra ese espíritu irreductible del que han dado ejemplo tantas mujeres republicanas. Juana Doña (Madrid, 1918) ha tardado más de sesenta años en reunir las fuerzas suficientes para publicar Querido Eugenio (Lumen), en el que recoge el bloc que su marido, Eugenio Mesón, escribió en la cárcel antes de ser ejecutado. Es el testimonio doloroso y terrible de un muchacho que creía en la revolución, que amaba a su Juana por encima de todas las cosas y que sabía que iba a morir.
Eugenio Mesón, líder de la Juventud Socialista Unificada, fue ejecutado al amanecer del 3 de julio de 1941. No había cumplido aún los 25 años. Con él fueron fusilados otros compañeros de los que ni siquiera se dieron los nombres, eran el "etcétera".
"Tenía miedo de escribir ese libro, pero hace como año y medio me di cuenta de que no me queda mucho tiempo y no quería que el bloc de Genio, como le llamábamos en la familia, ni los nombres de los compañeros se perdieran en el olvido".
Querido Eugenio incluye también una larga carta de Juana Doña a su marido muerto, 'A veces no pasa el tiempo', y un epílogo que lo dice todo: 'Todo fue distinto a nuestra utopía'. En unos apéndices se da cuenta del consejo de guerra en que Mesón fue condenado y de testimonios de supervivientes.
Juana quería, además, escribir este libro para dejar muy claro algo que no cesa de repetir: "Madrid no se rindió. La Junta del coronel Casado se la entregó a Franco. Ya lo quise decir en el primer libro que escribí, pero entonces Santiago [Carrillo] me dijo que no lo publicara, que no era el momento, que no convenía. Era la transición".
"Ha sido horroroso el silencio de la transición; también el del Partido Comunista".
Ella se hizo comunista cuando tenía 15 años, cuando ni siquiera sabía muy bien "qué era el comunismo". "Yo, como Eugenio, como los compañeros, queríamos una sociedad mejor. Yo quería aprender y enseñar".
Fue horrorosa la odisea que vivió la pareja: ambos creían que el otro estaba en Francia. Él, detenido "por la Junta de Casado"; ella pasó año y medio en la cárcel. Salió poco antes de que fusilaran a su marido, le iba a ver cada día a la prisión de Porlier. Tenía que sobornar al cura de la cárcel con chocolate, tabaco y dinero para poder ver a Eugenio. "Genio me pidió tres cosas. Que educara a nuestro hijo en nuestros ideales, que siguiera siendo comunista y que rehiciera mi vida. Yo tenía 22 años y algunos amores tuve luego, pero no fue nada. El único hombre de mi vida ha sido Genio".
Juana Doña siguió siendo comunista. En 1947 la detuvieron y la condenaron a muerte, condena que conmutaron por 30 años de cárcel. Dieciocho estuvo encarcelada. "Lo peor fue estar apartada de mi hijo, no poder educarle, sentía unos remordimientos horrorosos. No me quiero preguntar si aquello fue necesario, porque si lo pienso me tiro por la ventana". "Dicen que es mejor olvidar, pero ¿cómo voy a olvidar? ¿Cómo voy a perdonar? Ni olvido ni perdono".
Lágrimas
Cuando la soltaron no se lo creía. "Me dijo la directora de la cárcel que ya podía irme a casa. Yo entendí que me mandaba a la celda, pues a las celdas las llamábamos casas. Me lo repitió: eres libre. No di las gracias. ¿Por qué? ¿Por haberme tenido en celdas de castigo? Fui a coger un taxi y el taxista me preguntó que de dónde salía. De la cárcel, le dije. 'Será usted una ladrona'. No, soy comunista. 'Pues peor, no la llevo'. No soy llorona, pero cuando llegué a casa de mi hermana las lágrimas no me dejaban ver el portal".
Juana Doña formó parte del Comité Central del Partido Comunista. Creó el Movimiento por la Libertad y la Igualdad de la Mujer. Ha escrito libros como La mujer, Desde la noche y la niebla y Gente de abajo. Y ahora prepara otro sobre la mujer en el siglo XX. "Lo voy a dividir en cuatro partes: la mujer durante la Monarquía de Alfonso XIII; La República, en la que las mujeres lo ganamos todo; la guerra, la represión y la posguerra y cómo retrocedimos a los códigos napoleónicos; y cómo vivimos ahora".
Cumplirá 85 años en diciembre, no abdica de sus principios y no hay día en que no recuerde a Genio, "que era tan bondadoso y valiente".
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