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La Unesco califica de "catástrofe terrible" el saqueo arqueológico en Irak

Dos arqueólogos estadounidenses denuncian que los pillajes han aumentado desde la guerra

Guillermo Altares

"El saqueo organizado de antigüedades ha alcanzado una escala increíble en Irak en los últimos años y, desde que comenzó la segunda guerra del Golfo, se ha incrementado", dijo uno de los miembros del equipo de la Unesco, el profesor McGuire Gibson, arqueólogo de la Universidad de Chicago. Gibson citó un ejemplo: en Nippur, un yacimiento sumerio de 4.000 años de antigüedad, situado unos 150 kilómetros al sur de Bagdad, se han detectado excavaciones ilegales en las últimas dos semanas.

Gibson, que tiene larga experiencia en excavaciones sobre el terreno, introdujo otro factor para explicar el aumento de los saqueos desde que comenzó la guerra, el pasado 20 de marzo. "He hablado con campesinos que se encuentran en los alrededores de yacimientos que conozco. Ahora es la época de la cosecha. Antes, la vendían automáticamente al Gobierno y ahora no tienen a nadie a quien venderla. Además, la gente tampoco ha cobrado sus salarios. En cualquier caso, la falta de medios económicos puede ser una disculpa para los campesinos, pero no para las redes de traficantes y compradores internacionales de antigüedades".

Tanto Gibson como Russell señalaron que los yacimientos arqueológicos más famosos del país -Nínive, Ur, Hatra, Babilonia, Kish y Uruk (Warka)- estaban "seguros", aunque precisó que, durante su visita a Nínive, capital de los asirios fundada en el año 721 antes de Cristo y uno de los sitios más importantes de Oriente Próximo, vio que los estadounidenses sólo protegían la ciudad (situada al norte) durante las horas de sol, entre las ocho de la mañana y las ocho de la noche, y pidió que la vigilancia se prolongase toda la noche, porque la posibilidad de la saqueos era muy alta.

Para visitar Babilonia hay que negociar durante una hora con los soldados estadounidenses y sólo se puede ver acompañado de un oficial, aunque no quede ningún resto importante, ya que la ciudad fue reconstruida totalmente por Sadam. En el caso de Ur, mítica ciudad sumeria habitada por primera vez en el 6000 antes de Cristo y con restos que datan del 2000 antes de Cristo, la visita es casi imposible: hay que pedir numerosos permisos porque la base aérea estadounidense más importante de Irak está situada muy cerca del yacimiento -en los alrededores de Nasiriya, unos 200 kilómetros al sur de Bagdad- y la seguridad es imponente. Uruk (Warka), otra ciudad sumeria fundada en el 4000 antes de Cristo, está en una zona tribal y son los propios habitantes los que se ocupan de vigilar.

Pero el problema no está en los sitios más conocidos: Irak es uno de los lugares del mundo con una mayor densidad de yacimientos arqueológicos y su patrimonio ha sido destrozado por tres décadas de dictadura, tres guerras y el embargo internacional. "Las excavaciones clandestinas en Irak son un auténtica tragedia", dijo otro miembro del equipo, Roberto Parapetti, director del Instituto de Conversación de Irak en Roma. "Tiene que haber un acuerdo internacional para prohibir la venta de objetos provenientes de Irak en todo el mundo", agregó.

De izquierda a derecha, Azhar Baha y Ahmed Kamal, técnicos del Museo Nacional de Irak, y el capitán americano John Durkin.
De izquierda a derecha, Azhar Baha y Ahmed Kamal, técnicos del Museo Nacional de Irak, y el capitán americano John Durkin.EPA

Situación caótica

Las primeras informaciones sobre el saqueo del Museo Nacional de Irak, poco después de la toma de Bagdad, cuando se quedó sin protección de los soldados estadounidenses, hablaron de 170.000 piezas desaparecidas. El hecho de que la escala haya sido menor -se habla de unas 2.000 piezas, de las que 33 son obras maestras de enorme importancia- ha hecho que algunos responsables militares intenten minimizar lo ocurrido. Pero el equipo de investigación de la Unesco tiene otra visión: "Las pérdidas no son tan catastróficas como pensamos en un principio, aunque lo ocurrido es muy grave. Ya no hablamos de cientos de miles de piezas perdidas, pero sí de miles. Y, hasta dentro de varios meses, cuando se termine el inventario, no sabremos lo que ha desaparecido", señaló el profesor McGuire Gibson. John Russell puntualizó: "Al principio pensamos que todo lo que había en el museo estaba desaparecido y ahora sabemos que no. Pero es como si dicen que del Louvre se han llevado La Gioconda y otras miles piezas de primera importancia. Es un museo del que faltan muchas cosas".

La situación en el museo sigue siendo caótica y no se puede hablar de una fecha de apertura.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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