Un alto cargo del Gobierno francés "lamenta" que España decidiera alejar el 'Prestige'

Un miembro del Gobierno francés lanzó ayer la primera crítica directa a la decisión de llevar el Prestige a alta mar, decisión que atribuyó por entero a "las autoridades españolas" y cuyas consecuencias, dijo, "está soportando Francia". El autor de esas palabras fue el secretario de Estado de Transportes y del Mar, Dominique de Bussereau, un hombre que se sienta cada miércoles en el Consejo de Ministros y a quien se considera próximo al jefe del Gobierno, Jean-Pierre Raffarin, lo cual permite valorar la importancia política de esta primera crítica al Gobierno de José María Aznar. En Madrid, el vicepresidente Mariano Rajoy ratificó que "en los primeros 15 días de febrero" los técnicos darán a conocer "cuál es la solución definitiva" para el Prestige, pero precisó que esta solución "deberá llevarse a término en verano".

Las declaraciones de Bussereau se produjeron en la Asamblea Nacional, en respuesta a un diputado que insistía en pedir explicaciones sobre si el Gobierno francés fue alertado por el español antes de alejar el Prestige.

La discusión comenzó con una respuesta del propio primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, a otra pregunta sobre el Prestige. El primer ministro se mostró muy alarmado porque es difícil "ver el final" de la contaminación del Prestige, "incluso cuando se nos ha dicho que el Nautile ha terminado sus trabajos para sellar las brechas del barco. Esto quiere decir que se ha pasado de una fuga de 100 toneladas a una fuga de 10, pero continúan siendo 10 toneladas de fuga", argumentó. "Estamos en una situación insoportable", continuó Raffarin. "Marea tras marea, ahí tenemos la causa de que continúen produciéndose efectos terribles".

Raffarin teme que no haya medios suficientes "para hacer frente a una catástrofe de esta amplitud" e invitó a "cualquiera del hemiciclo que tenga una solución fácil" a que la exponga.

Lo interesante es que contestó así a una pregunta del alcalde de Burdeos, Alain Juppé, a la sazón presidente del partido UMP, que gobierna Francia con mayoría absoluta y es el principal sostén parlamentario de Raffarin. Los dos son políticos clave de la derecha en el poder y ambos mostraron su enorme preocupación en el momento en que las playas de Biarritz, Bidart, San Juan de Luz y Anglet han sido anegadas por la marea negra.

Raffarin no llevó las cosas más lejos. Pero otro diputado, Alain Vidalies, en este caso de izquierda, preguntó si "el Gobierno francés había sido informado por el Gobierno español de la decisión catastrófica de alejar al Prestige de las costas, y si fue así, cuál fue su reacción". Esta vez salió a responder el secretario de Estado de Transportes y del Mar, Dominique Bussereau. Sus palabras fueron las siguientes, de acuerdo con la transcripción que uno de sus colaboradores facilitó a requerimiento de EL PAÍS:

"No podemos más que lamentar la decisión de conducir al Prestige al mar, decisión que correspondió a las autoridades españolas. Nosotros soportamos las consecuencias: ustedes [los diputados] las conocen".

Y a renglón seguido: "Nosotros no podemos ser hostiles a las posiciones de nuestros amigos españoles, cuando se ve el trabajo realizado por sus voluntarios y sus marinos, tanto para la limpieza de Galicia como para la de nuestras costas".

Bussereau continuó: "Gracias a la posición común de Francia y España en la cumbre de Málaga, aceptada después por el Consejo de Ministros europeo, por los jefes de Estado y de Gobierno en Copenhague, hemos tomado las medidas que vuestro Gobierno [el de la izquierda] no tomó en la época del accidente del Erika", en referencia al petrolero que se hundió cerca de Bretaña en diciembre de 1999.

La puya política molestó a los socialistas, que protestaron en el hemiciclo mientras Busseareau finalizaba su intervención asegurando que se han tomado medidas para pagar la limpieza, arreglar los problemas jurídicos que afectan a los voluntarios y demás dificultades prácticas de los equipos encargados de la limpieza.

Este relato fidedigno de cuanto se dijo ayer en la Asamblea Nacional sobre el Prestige permite asegurar que el secretario de Estado no pretendía lanzar un torpedo directo contra la línea de flotación del Gobierno español; pero sí dejar claro que el actual Gobierno francés no tuvo arte ni parte en la decisión de alejar al barco averiado, dando así ocasión a un naufragio que reparte contaminación por el Atlántico.

Un colaborador de Bussereau negó a este periódico que su jefe hubiera tenido la intención de "criticar" al Gobierno de Aznar, pero sí de exponer que las autoridades de París "no fueron actoras de una decisión que tomaron las españolas".

El Ministerio de Fomento no atendió ayer la llamada de este periódico para evaluar las declaraciones del alto cargo francés. Horas antes, el vicepresidente Mariano Rajoy aseguró en una entrevista en Tele 5 que "en los próximos cinco o seis días" podrían estar cerradas todas las grietas del Prestige, con lo que se evitará que siga saliendo fuel. Rajoy admitió que el barco hundido representa una "especie de espada de Damocles sobre nuestras cabezas" y, preguntado por cuál puede ser la solución definitiva, respondió: "Haremos, lógicamente, lo que nos digan los técnicos", aunque reconoció que "es difícil" porque "es la primera vez que aparece un buque hundido a cuatro kilómetros de profundidad".