_
_
_
_
EL FUTURO DE EUROPA

Alemania y Francia pactan la supresión del veto en la política exterior de la UE

La propuesta de presidencia europea estable de París y Berlín divide a los comunitarios

Carlos Yárnoz

El pacto entre París y Berlín para rediseñar la Unión Europea puso ayer de manifiesto que el eje franco-alemán, esencial para la construcción europea, se ha revitalizado con gran energía cuando más lo necesita la UE, volcada en un profundo proceso de renovación por estar a las puertas de la mayor ampliación del club a 25 Estados a partir de 2004. Un punto clave de la propuesta consiste en poner fin a la práctica del veto en los asuntos de política exterior común de la Unión. Sólo las cuestiones que afecten a la seguridad y la defensa se adoptarán por unanimidad y, por tanto, con derecho a veto.

Más información
Se ahondan las diferencias entre grandes y pequeños países
España celebra la propuesta, pero cree que deben discutirse "procedimiento y detalles"
SOLANA, CON LA POLICÍA DE LA UE EN BOSNIA.
Londres apoya el plan de Francia y Alemania para la nueva UE
25 'grandes electores' seleccionarán al presidente de la UE

"En materia de política exterior y de seguridad común, las decisiones se tomarán, en general, por mayoría cualificada", se indica en el apartado 5º de la propuesta relativo a "La Acción Exterior de la Unión". El pacto alcanzado el pasado martes en París entre Jacques Chirac y Gerhard Schröder, perfilado definitivamente anoche en las capitales de ambos países, rompe así con uno de los puntos más sensibles hoy en la construcción europea debido a las distintas sensibilidades que unos y otros países tienen ante los principales acontecimientos o crisis internacionales.

El recurso al veto ha hecho imposible, por ejemplo, que la UE haya logrado en numerosas ocasiones posiciones comunes ante graves problemas como la crisis de Oriente Próximo. Sólo las cuestiones de seguridad y defensa quedan al margen. En las demás, "si un Estado miembro invoca un interés nacional para oponerse a una decisión, el ministro europeo de Asuntos Exteriores será invitado a buscar con él una solución; si no se alcanza un acuerdo, el presidente del Consejo Europeo hará lo propio; si no encontrara una solución, el Consejo Europeo asumirá la cuestión teniendo en cuenta una decisión por mayoría cualificada".

Intentan evitar así Chirac y Schröder que la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) quede absolutamente paralizada y estancada cuando en 2004 la Unión haya 25 Estados, cada uno de los cuales con intereses tan divergentes como pueden tener Malta, Reino Unido, Eslovaquia o Francia. Por eso, la iniciativa fue acogida favorablemente en el Consejo de la Unión y entre los colaboradores del actual alto representante de la Unión, Javier Solana.

Con menos entusiasmo, sin embargo, se acogió en el Consejo la propuesta franco-alemana para fusionar en un solo cargo el del alto representante y el de comisario de Asuntos Exteriores, actualmente el británico Chris Patten. El nuevo puesto tendría su sede en el Consejo, pero gozaría igualmente de "un estatuto especial" en la Comisión. Solana y Patten ya han rechazado reiteradamente esa fórmula. Solana preferiría un solo puesto, pero con sede única en el Consejo. Sin embargo, y con la fórmula franco-alemana, ese ministro de Exteriores de la Unión se vería laminado si la representación exterior de la UE corresponde al futuro presidente de la UE.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Londres, que ayer saludó la iniciativa global franco-alemana, pondrá probablemente problemas a la iniciativa para acabar con el veto en política exterior y, sin duda, será ése uno de los principales asuntos a debatir en la pospuesta cumbre franco-británica que se celebrará el próximo día 4.

Pero es la creación de la figura de un presidente estable del Consejo Europeo (los máximos líderes europeos) la iniciativa que ayer levantó más polémica. "Como la Comisión el Parlamento Europeo, el Consejo Europeo debe ser dotado de una presidencia estable", reza el documento franco-alemán que hoy estará ya depositado en la Convención sobre el futuro de Europa. "En una Europa ampliada, es indispensable dar una continuidad, una estabilidad y una visibilidad a la dirección del Consejo Europeo".

"El Consejo Europeo", añade, "elegirá su presidente por mayoría cualificada por una duración de cinco años o de dos años y medio renovables". La fórmula no sólo no satisface a los países pequeños, que siempre la han rechazado, sino tampoco a la Comisión Europea. El Ejecutivo europeo cree que perderá poder, sobre todo su presidente, ante otro presidente europeo de mayor nivel. Según el pacto franco-alemán, el presidente del Consejo Europeo tendrá como funciones la de "presidir y moderar" las reuniones periódicas de los líderes y "representar a la Unión en la escena internacional durante los encuentros de los jefes de Estado o de Gobierno".

Romano Prodi, presidente hoy de la Comisión, ya advirtió el pasado 8 de noviembre en una entrevista con EL PAÍS al hablar de un posible presidente de la Unión: "Tener un poder compartido entre dos polos originará una parálisis en la Unión. Es una idea contraria al espíritu de la UE, a la eficacia, a una Unión fuerte". Por eso, ayer sus portavoces se apresuraron a decir que Bruselas ve "problemas potenciales en el hecho de tener dos centros de poder". La Comisión y el propio Prodi sí han recibido plena satisfacción en el pacto franco-alemán en el apartado relativo a la elección del presidente del Ejecutivo comunitario. Chirac y Schröder sostienen ahora que debe ser elegido directamente por el Parlamento, aunque ratificado por mayoría en el Consejo. Ha sido el principal precio pagado por París a cambio de que Berlín aceptara la idea del presidente del Consejo Europeo. Aunque el candidato a presidir la Comisión sería propuesto por los líderes europeos de acuerdo con los resultados de las elecciones a la Eurocámara, ésta lo elegiría directamente y respondería directamente ante ella y ante el Consejo.

Gerhard Schröder (izquierda) y Jacques Chirac, el martes durante una rueda de prensa en París.
Gerhard Schröder (izquierda) y Jacques Chirac, el martes durante una rueda de prensa en París.REUTERS

París gana más que Berlín

"Europa es una Unión de Estados, de pueblos y de ciudadanos. Esta vocación política puede explicarse en las instituciones por la idea de Federación de Estados-nación". Así ha quedado definida Europa en la propuesta franco-alemana. Entre los planteamientos federalistas de Alemania para la futura Europa y los deseos de Francia de potenciar el peso de los Estados en una UE ampliada, París parece haber impuesto con más claridad sus tesis, según diversas fuentes consultadas ayer en las instituciones europeas en Bruselas. Quizás por eso, el ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, representante del Gobierno alemán en la Convención, dejó traslucir que estaba incluso decepcionado con el pacto logrado, aunque reconoció que "fue muy difícil lograr un compromiso". Fischer, presente también en el encuentro de Chirac y Schröder del martes en París, no se encontró "nada cómodo" al ver cómo transcurrían los acontecimientos, aseguran fuentes del Consejo. Ayer, según France Presse, declaró que su decepción se basaba en no haber podido conseguir que un solo presidente de la Unión estuviera al frente de la Comisión Europea y del Consejo Europeo.Chirac y Schröder ya destacaron en la noche del martes en París, al comentar el acuerdo, que ambas partes habían tenido que ceder para desbloquear el debate institucional en la Unión. Francia no sólo impuso la idea del presidente de la UE, sino también la futura creación del llamado Congreso de los Pueblos, un foro que se reuniría una vez al año para analizar el programa anual de la Comisión y, en caso necesario, para modificar o revisar la futura Constitución de la UE. El foro estaría integrado por parlamentarios nacionales y europeos.A cambio, con la fuerza que ganaría el Parlamento Europeo (todo pasaría por la Eurocámara, que elegiría al presidente de la Comisión), Berlín también gana peso. En la Eurocámara, Alemania, según el Tratado de Niza, tendrá 99 de los 730 eurodiputados, mientras los otros grandes, como Francia, tendrán sólo 72. España, que en este punto cedió poder en Niza, tendrá sólo 50 frente a los 64 que tiene ahora.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_