España celebra la propuesta, pero cree que deben discutirse "procedimiento y detalles"
Aznar defiende una concepción de la UE basada en el poder de los Estados miembros
El presidente del Gobierno, José María Aznar, acogió ayer de modo positivo el acuerdo franco-alemán, que coincide con su propuesta de dotar a la Unión Europea de una presidencia estable del Consejo. Pero adoptó una clara distancia frente a otras cuestiones de "procedimiento y detalles" que pueden atravesarse en su visión de una Europa que tenga por motor esencial a los Estados miembros; por ejemplo, la de que el presidente de la Comisión Europea sea elegido por el Parlamento de Estrasburgo. En ese sentido, Aznar recalcó que la propuesta franco-alemana es una simple base de debate.
"Es una contribución importante. Se trata de propuestas apreciables, dignas de ser tomadas en consideración y debatidas en la Convención y en la Conferencia Intergubernamental junto a las de otros países", comentó ayer Aznar en torno a un acuerdo que cambia el paso de sus propios intentos de llegar a alguna iniciativa conjunta en este campo con Francia y quizás con el Reino Unido.
El espectacular repunte del eje París-Berlín ha dejado, en efecto, un poco en mantillas los intentos de la diplomacia española de organizar encuentros a nivel de directores generales para promover la presidencia estable del Consejo junto a Francia y, quizás, con el Reino Unido. El propio Aznar anunció el pasado mes de diciembre que los tiempos parecían maduros para una próxima iniciativa europea al alimón con su "amigo" el primer ministro británico, Tony Blair.
Esos esfuerzos parecen en este momento redundantes, dada la potencia del acuerdo franco-alemán, pero es evidente que aún pueden quedar amplios márgenes de concertación bilateral en relación con una propuesta que tiene mucho sabor a compromiso entre el enfoque intergubernamental de la futura Unión apadrinado por británicos, italianos, españoles y, con alguna dimensión distinta, por los franceses, y el compás federalista que parecen decididos a marcar los alemanes.
Aznar ha reiterado, por otra parte, que en cuestiones europeas es poco propenso a apreciar los ejes. Ayer mismo insistió en que "cualquier propuesta puede ser debatida", y no renunció a destacar la cuota de protagonismo que ha tratado de jugar en este asunto.
"La propuesta me parece muy apreciable, sin entrar en sus detalles y procedimientos, porque habrá que debatirlos. Pero las cosas más destacables, que la UE tenga una presidencia estable, me suena conocido y, por tanto, no puedo estar más que de acuerdo", dijo. "La idea de que haya una presidencia de la Unión... no voy decir que sea socio fundador de la misma, pero, en fin, soy uno de los primeros", añadió.
Tras un largo silencio, muy criticado por la oposición porque franceses y alemanes avanzaban ya ideas precisas mientras Aznar se limitaba a afirmar que el debate de principio sobre modelos, como el federal, carecía de sentido, que Europa debía seguir siendo una unión de Estados y que lo importante era asegurar el mantenimiento del equilibrio entre las instituciones, el presidente del Gobierno irrumpió el pasado 20 de mayo con acérrima defensa del Consejo Europeo como institución central de la Unión dotada de un presidente estable.
"Cabría pensar en exigir a los candidatos [a presidentes del Consejo] el haber ocupado la jefatura del Estado o del Gobierno con carácter previo. No estoy pensando en nadie especial, ni siquiera en mi amigo Tony Blair", dijo.
Aznar pronunció este discurso en Oxford, tras una entrevista en Londres con Blair y pocos días después de que la prensa británica informara de una iniciativa del Gobierno laborista en ese sentido, señalando a Blair y al propio Aznar como posibles candidatos a presidir la Europa del futuro. En rigor, lo que aportó de nuevo el presidente español con respecto a lo ya publicado en los periódicos es que el mandato presidencial europeo debería ser "de cinco años o uno más breve de dos años y medio", idea que ha quedado incorporada en el acuerdo Chirac-Schröder.
España se opondrá, presumiblemente, hasta el final a cualquier intento de potenciar el papel de la Comisión, órgano integrador europeo tradicional, en detrimento de los Estados. De ahí las referencias a las cuestiones de "detalle y procedimiento" hechas ayer por el presidente. Por lo demás, Aznar ha llevado el combate en el Partido Popular Europeo, junto al italiano Silvio Berlusconi, contra las tendencias federalizantes alemanas. El presidente del Gobierno espera poder discutir el tema con el canciller Gerhard Schröder en la cumbre hispano-alemana que tiene previsto celebrar, probablemente en Canarias, durante la primera semana de febrero.
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