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Una nueva estrategia impide que el VIH infecte a las células inmunes en cultivo

Los resultados de la técnica experimental muestran que la protección puede llegar al 80%

La puerta más difícil de abrir es la que no tiene cerradura. Con este enfoque, un grupo de científicos estadounidenses ha ensayado un nuevo método para luchar contra el VIH (virus de la inmunodeficiencia humana, causante del sida): impedir que entre en los linfocitos T, las células del sistema inmune que son el objetivo de su ataque. Para ello han fabricado linfocitos sin uno de los receptores de su membrana, la proteína CCR5, que es una de las cerraduras que usa el VIH para entrar en ellos. La técnica evita la infección en un 80% de las células inmunes en cultivo.

La información con la composición de todas las proteínas de un ser vivo está en el ADN de los cromosomas. Pero este material es tan valioso que la célula lo guarda en su núcleo, de donde no puede salir. Por eso cuando hace falta producir una proteína, la célula elabora una fotocopia (ARN) del segmento de ADN relevante (el gen que debe activarse). El ARN, que contiene la información del gen, es el que sale del núcleo y va al citoplasma, donde se traduce en proteína.

El método desarrollado por científicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y el Instituto Tecnológico de California (Caltech) se basa en hacer ilegible esta fotocopia de ARN. En concreto, la del ARN que corresponde al gen del receptor del virus CCR5. Para ello se usan pequeñas cadenas de otro ARN, llamado en inglés siRNA (small interference ARN, o ARN pequeño de interferencia), que se pegan al ARN del gen CCR5 y lo bloquean, de modo que no puede traducirse a proteína.

El campo de los ARN de interferencia ha sido uno de los más activos en investigación durante el año 2002. Los científicos han ido haciéndose más y más conscientes de su importancia en la regulación de los procesos normales de la célula, y también de sus prometedoras posibilidades médicas, puesto que puede usarse para inactivar ciertos genes a voluntad.

Los investigadores han fabricado un ARN de interferencia específico para el receptor CCR5 de la membrana de los linfocitos. Esta proteína, junto con la CD4, es uno de los dos receptores que necesita el VIH para unirse a la célula, infectarla y destruirla. Según explican en el último número de Proceedings of the National Academy of Sciences, los científicos eligieron inhibir la CCR5 en vez de la CD4 porque ésta "es vital" para el sistema inmunológico, y, por tanto, para la supervivencia del ser humano, mientras que sin CCR5 se puede vivir. De hecho, las personas que carecen naturalmente de la CCR5 son resistentes al VIH.

Además de fabricar la cadena de ARN adecuada, los expertos han desarrollado un sistema para que este ARN entre en los linfocitos. "No se puede simplemente rociar los linfocitos con el ARN", explicó el director del Instituto para el Sida de UCLA, Irving Chen. El vector de transmisión es un virus de la misma familia que el VIH, un lentivirus.

Los investigadores trataron cultivos de linfocitos T con un lentivirus portador del ARN de interferencia. Lo incubaron durante ocho días y midieron la cantidad de proteína CCR5: era una décima parte de lo normal. Cuando pusieron los linfocitos en contacto con el VIH, sólo el 20% del cultivo resultó infectado. La idea para el futuro es trasladar la técnica del cultivo celular al paciente, para dificultar la infección de sus propios linfocitos.

"Nuestros descubrimientos abren la esperanza de que podamos usar este método o combinarlo con los fármacos que ya existen para tratar el VIH, sobre todo en las personas que han fracasado con otros tratamientos", dijo el presidente de Caltech y premio Nobel de Medicina David Baltimore.

Aunque lo han ensayado para tratar células inmunológicas, la aplicación es más amplia, porque puede usarse para inhibir la expresión de genes causantes de otras muchas enfermedades. "Ahora que sabemos cómo meter el ARN de interferencia en cualquier tipo de célula, podemos usarlo fácilmente para eliminar la actuación de algunos genes. Esta tecnología puede usarse para tratar tumores o cualquier enfermedad en la que los científicos deseen bloquear un gen erróneo", explicaron Baltimore y Chen. "Las posibilidades son infinitas", añadió Baltimore.

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