El precio del pescado se hunde hasta en zonas no contaminadas
La merluza se paga en Lugo casi a la mitad que hace un año
Sólo el miedo viaja más rápido que el fuel en las costas de Galicia. Lugo, pese a ser la única costa de Galicia no afectada por el vertido, también sufre las consecuencias. Los consumidores son reticentes a comprar pescado gallego, aunque los barcos de esta zona pesquen en Irlanda, a casi 2.000 kilómetros del Prestige. En la lonja de Burela (Lugo), la merluza se paga casi a mitad de precio que el año pasado.
No hay voluntarios en las playas de Burela. Ni voluntarios ni marea negra ni rastro de ambas cosas. Pero a la intranquilidad de los pescadores de tener la gran mancha de fuel a poco más de 50 millas se ha unido estos días el temor a que el desastre del Prestige les acabe pasando factura antes de tiempo. "En los mercados de España falta alegría, nuestro pescado no les interesa como antes", se queja el gerente de los armadores de Burela, José Manuel López. Y asegura que la demanda de merluza, el pescado estrella de este puerto, ha caído "un 30% en pocos días".
Lo que el consumidor ignora es que esta merluza es todo menos gallega. La flota de Burela, como la de Cedeira o Cariño, es famosa en medio mundo por nutrir de barcos y marinero los grandes caladeros de Europa, sobre todo el mar de Irlanda, el mar del Norte y todo el Atlántico Norte.
El gerente de los armadores asegura una y otra vez que "todo este pescado está perfectamente sano, sin restos de fuel ni nada que se le parezca", pero no sabe cómo llevar esta seguridad al consumidor de a pie, que estos días desconfía de todos los productos del mar que lleven la marca de Galicia. Un exportador de la lonja de Burela lamentaba ayer que los precios de la merluza "no hay forma de que suban un poco". La cotización media de un ejemplar de 2,5 kilos de peso está en estos momentos en 16,2 euros, frente a los 27 o más que se pagaba durante las Navidades del año pasado.
A esto se une el miedo a que la contaminación acabe llegando algún día a su puerto. El miedo es tan real que, según López, "algunos ya confunden con el fuel la tinta negra que deja el calamar. Hay que tranquilizar a la gente", sentencia. El gerente de los armadores de Burela considera que si los precios no suben, la flota puede entrar en una crisis muy grave, ya que para muchos barcos diciembre es un mes clave. "Con las Navidades la gente consume más pescado, y gracias a ello muchas embarcaciones logran salvar el año".
Lo sabe bien José, tripulante de uno de los barcos de la flota de Burela que pasó tres semanas en los caladeros de Gran Sol, en el mar de Irlanda. "Llegamos a puerto el día ideal para vender en la lonja, justo antes de las fiestas, con la esperanza de sacarnos un buen pico". Pero este marino ha acabado ingresando un 35% menos de lo que habría sido habitual.
José cobra en función de la pesca y de su venta en la lonja. Pagados los gastos del buque y entregados la mitad de los beneficios al armador, la tripulación se reparte lo que queda en función de su categoría y labor en el barco. "Pasamos semanas, a veces más de un mes en alta mar, a merced de todos los peligros y con un simple chaleco salvavidas. Me pregunto si vale la pena tanto esfuerzo", reflexionaba ayer este marino.
Él, como la práctica totalidad de los 8.000 habitantes de Burela, necesita que la merluza se recupere en los mercados y vuelva a los precios de venta de hace un año. Empresarios de la mar y marineros de a pie sólo ven dos soluciones al problema. La primera, la más imperante, es parar la catástrofe del Prestige. Pero conscientes de que el viejo barco seguirá manchando el mar de fuel durante mucho tiempo, lo que piden es que las Administraciones se pongan en marcha.
"Hace falta un plan para reactivar el consumo de pescado, y nos hace falta ya", reclamaba ayer José Manuel López. Considera que la campaña de publicidad que la Xunta de Galicia anunció el pasado viernes para promocionar el pescado de esta comunidad en el conjunto de España, no es suficiente. "No necesitamos una campaña de promoción, sino que alguien clarifique que el pescado que sale de nuestras lonjas está perfectamente limpio".
Amenaza en la Zona ocho
Las Administraciones deberían moderar sus muestras de alivio cuando informan de que el fuel del Prestige se aleja de la costa gallega empujada por el viento del suroeste. Así lo consideran los pescadores del norte de Galicia, quienes recuerdan que algunos de los suyos viven gracias a lo que pescan en lo que en sus mapas se llama Zona Ocho, en el Cantábrico francés, ahora la más amenazada por la marea negra y en la que faenan habitualmente al menos una quincena de embarcaciones de la Mariña lucense y del norte de A Coruña. El vertido del Prestige se desplaza a una velocidad de unos 30 kilómetros diarios hacia una zona repleta de pez espada y merluza. El gerente de los armadores de Burela, José Manuel López, considera que se debe evitar a toda costa que el fuel llegue a esta zona, aunque admite que, "de momento el área está libre de contaminación". Si el vertido llega allí los buques gallegos de altura deberán hacer lo que ya han hecho los de bajura, volver a puerto y dejar de trabajar.
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