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CATÁSTROFE ECOLÓGICA EN GALICIA

El fuel deja atrás las Rías Bajas

Un frente de 50 kilómetros de manchas se extiende entre los cabos Corrubedo y Touriñán

Xosé Hermida

Con la tierra ya a la vista, la gran mancha de fuel a la deriva procedente del Prestige se disgregó en una estampida de multitud de charcos, que ayer abarcaba un frente de unos 50 kilómetros ante la costa gallega, sin alcanzarla de lleno. La amenaza del combustible persistió durante todo el día en la Costa da Morte, donde lagunas de fuel se acercaron hasta a una milla de tierra. Pero los vientos, que ayer rolaron al suroeste, y la bonanza del mar, que permitió el trabajo de los buques anticontaminación, concedieron una tregua a los pescadores de la zona tras una jornada escrutando el Atlántico y con sus barcos preparados por si era necesario salir para repeler la invasión negra. La angustia empezó a tomar cuerpo en la noche del viernes a la entrada de la ría de Muros, donde dos de los ocho barcos anticontaminación extranjeros lograron detener en el último momento el avance de una oleada de fuel, la primera avanzadilla de la gran mancha.

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"Hemos tenido al enemigo a las puertas de casa", suspiró el patrón mayor de la cofradía de Pescadores de la ría de Muros, José Antonio Lage, después de que los barcos consiguieran detener la vanguardia de la gran mancha de fuel.

Una sensación parecida se vivió, horas después, un poco más al sur, en la ría de Arosa, donde los mejilloneros estuvieron todo el día expectantes, con sus barcos listos para salir al encuentro de la marea negra. "Parece que nos hemos librado por el momento, aunque mantendremos la alerta 48 horas más", explicó Agustín Pose, presidente de la asociación de mejilloneros de Cabo de Cruz. Antes de irse hacia el norte, la cola de la mancha había estado acechando enfrente, a la entrada de Arosa.

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Fue una jornada de nervios, de falsas alarmas y de actividad incesante en los puertos, donde los pescadores se afanaron en tener listos sus barcos y los dispositivos anticontaminación, algunos puramente artesanales.

En la Costa da Morte, lo que ya parecía inevitable despuntó en el horizonte a primera hora de la mañana. Los vecinos de Fisterra y Muxía se asomaron al mar y vieron las primeras balsas de fuel a muy poca distancia de la costa.

Pero el viento no las arrastró a tierra y los buques antipolución lograron mantenerlas a raya. Según fuentes del Gobierno, citadas por la agencia Efe, esos barcos han logrado ya achicar unas 5.000 toneladas de combustible, la mitad de lo que perdió el Prestige antes de hundirse, a 250 kilómetros de Finisterre, y que en los últimos 11 días había derivado hacia Galicia.

El peligro sigue acechando, porque las manchas se extienden por un frente de unos 50 kilómetros de costa, entre los cabos Corrubedo y Touriñán.

Las previsiones meteorológicas también son buenas para la mañana de hoy, ya que proseguirá el viento del suroeste. La situación puede complicarse por la tarde, cuando se espera que role a noroeste.

El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, que dirigió en A Coruña la reunión del gabinete de seguimiento de la crisis, se mostró muy cauto en sus pronósticos. Señaló que los meteorólogos franceses no prevén que el fuel se precipite contra la costa hasta el próximo martes, aunque de inmediato añadió que los cálculos del Gobierno y de la Xunta son menos optimistas. "La situación cambia tanto a cada momento que no se pueden hacer afirmaciones categóricas", advirtió Rajoy.

En el frente político abierto tras el desastre, la situación siguió complicándose ayer para el PP al conocerse nuevos detalles sobre las actividades privadas de los responsables de los gobiernos central y gallego en los momentos culminantes de la crisis.

Según reveló la cadena SER, no fue el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, el único que se marchó de cacería los días 16 y 17 de noviembre, mientras la primera marea negra llegaba a Galicia y el Prestige amenazaba con partirse en dos en alta mar. El ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, que era responsable directo de las decisiones que se tomaban sobre el destino del barco, pasó ese fin de semana en una montería en el Pirineo de Lleida. Fomento no quiso comentar la información, alegando que sólo responde "del trabajo del ministro y no de su ocio". La SER también reveló que otro de los miembros del Gobierno con implicaciones directas en la crisis, el titular de Medio Ambiente, Jaume Matas, estuvo esos mismos días descansando en el parque nacional de Doñana. Izquierda Unida y el BNG se apresuraron a pedir la dimisión de Álvarez-Cascos y de Matas.

Los socialistas, por su parte, intensificaron su ofensiva presentando en el registro del Parlamento gallego la moción de censura contra Fraga que habían anunciado la pasada semana.

Poco después de que el PSdeG-PSOE cumpliese el trámite parlamentario, llegó a Galicia el líder socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, para expresar su apoyo a la iniciativa y asistir hoy a la manifestación convocada en Santiago de Compostela.

Antes de viajar a Galicia, Zapatero se quejó de que no ha recibido "ni una sola llamada del Gobierno" desde el inicio de la crisis y volvió a reclamar la solidaridad con los afectados. Rajoy le respondió al momento: "Nadie del PSOE me ha llamado para interesarse por este asunto. Y en otras ocasiones sí han llamado". El vicepresidente acusó a los socialistas de empeñar "todo el esfuerzo del que son capaces en deteriorar al Gobierno y a la Xunta".

La marcha convocada para hoy en Santiago por la Plataforma Nunca Máis, con el apoyo de los partidos de la oposición, sindicatos, artistas y grupos de afectados, es un motivo de grave preocupación en el PP, porque se prevé una asistencia multitudinaria.

En un último intento por evitar que la manifestación se convierta en un clamor contra los gobiernos de Santiago y de Madrid, los populares trataron el viernes de que se les aceptase en la marcha si los convocantes accedían a retirar de su manifiesto la petición de dimisiones entre los responsables políticos. Pese a que el texto no ha sido variado, algunos alcaldes del PP, como los de Sada y Arteixo (A Coruña), han decidido colaborar con la convocatoria fletando autobuses por su cuenta.

Coincidiendo con la manifestación, Fraga ha convocado para hoy una reunión extraordinaria de su Consejo de Gobierno. Ayer por la tarde, sin embargo, volvió a ausentarse de Galicia para asistir en Bragança (Portugal) a un homenaje que le tributaba una cofradía gastronómica. Antes de salir de viaje, invocó de nuevo la ayuda del apóstol Santiago para que defienda las costas gallegas frente "a los elementos de la naturaleza".

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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