El Ejército colombiano lanza una operación para rescatar al obispo secuestrado por las FARC
La Iglesia califica la retención de Jorge Jiménez de hecho de 'la máxima gravedad'
La Iglesia católica colombiana calificó ayer de hecho de la 'máxima gravedad' el secuestro el pasado lunes del presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) y arzobispo de Zipaquirá, Jorge Jiménez Carvajal. Atribuido a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el secuestro fue llevado a cabo cuando el prelado se dirigía a oficiar misa a Pacho, unos 90 kilómetros al norte de Bogotá. El Ejército colombiano desplegó ayer un operativo militar para rescatar al prelado. 'Nuestra tarea es traer vivo y sano al obispo', dijo un general.
'Las FARC están ampliando la base de presión para el canje'. Así explica el analista Alfredo Rangel el secuestro del obispo Jorge Enrique Jiménez y del sacerdote Desiderio Orjuela. Monseñor Jiménez es obispo de Zipaquirá, población vecina a Bogotá y presidente del Celam.
El hecho, calificado por la Iglesia como de 'máxima gravedad', ocurrió el lunes y, según las autoridades, fue realizado por el Frente Policarpa Salavarrieta de la guerrilla más antigua del país. La Iglesia exigió a las FARC aclarar si fueron ellos o no.
Los dos religiosos fueron detenidos por dos hombres armados, vestidos de civil, cuando se dirigían a una ceremonia de confirmación en una pequeña aldea cercana a Zipaquirá. El conductor de los dos religiosos, de 60 y 65 años, fue quien dio a conocer la noticia.
'Con el secuestro de un obispo, las FARC buscan que la Iglesia presione más al Gobierno para lograr el canje', dice Rangel. El grupo de canjeables con el que la guerrilla pretende la libertad de sus hombres en prisión lo forman 47 oficiales y suboficiales de policía y Ejército y 23 políticos, entre ellos la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt.
La posibilidad de lograr este intercambio parece remota. El Gobierno y varias organizaciones hablan de 'intercambio humanitario' que deje en libertad a todos los secuestrados en manos de la guerrilla. Las FARC insisten en una ley de canje y la 'desmilitarización' de una zona del país para iniciar las charlas con el Gobierno.
'En este momento ninguna parte está en condiciones de imponer al otro su visión', opina Rangel. Ayer al mediodía, el presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Pedro Rubiano, rechazó la idea del canje que 'genera una cadena sin fin diabólica'. Para el cardenal, el acuerdo humanitario es el camino. Desde el momento en que se conoció la noticia, se inició un operativo militar en la zona. 'Nuestra tarea es traer vivo y sano al obispo', dijo el general Jorge Enrique Mora, comandante de las fuerzas militares.
La Iglesia no ha sido inmune a la violencia que azota al país. Sólo este año han sido asesinados un arzobispo (el de Cali, Isaías Duarte Cancino) y siete sacerdotes. A raíz del crimen de Duarte Cancino, el pasado mes de marzo, un coronel fue encargado de coordinar la seguridad de las autoridades eclesiásticas. Ya existen en el país más de 700 frentes parroquiales, especie de red de informantes formadas por vecinos de las iglesias.
El Papa y altos prelados de América Latina condenaron el nuevo secuestro. En Zipaquirá los feligreses salieron a la calle a exigir la libertad de los cautivos. La Iglesia mantenía en la tarde de ayer la esperanza de una pronta liberación de monseñor Jiménez; esperan que su detención obedezca al interés de utilizarlo como 'puente para enviar un mensaje de paz y reconciliación'.
De momento, llegó al país el arzobispo de Santiago de Chile, Francisco Javier Errazuriz, quien estará al frente del Consejo Episcopal Latinoamericano mientras dure el cautiverio del colombiano Jorge Jiménez Carvajal.
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