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CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La ministra de Sanidad y las células madre

Según la nueva ministra de Sanidad, Ana María Pastor, quienes defienden la investigación con células madre embrionarias 'ocultando sus riesgos' son unos 'irresponsables'.

Para la ministra de Sanidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) es una 'irresponsable', al igual que todos los premios Nobel, filósofos, médicos, biólogos y juristas que forman parte de los múltiples comités de bioética que están a favor de la investigación con células madre embrionarias.

Lo 'responsable', según la ministra, es mantener indefinidamente congelados más de 35.000 embriones inviables que nadie reclama, en lugar de usarlos para procurar la curación de enfermedades prevalentes como la diabetes, el Alzheimer o el Parkinson.

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Aunque Ana Pastor no lo admita, todos sabemos que su negativa a este esperanzador tratamiento sólo la puede explicar (que no justificar) su propia creencia ultracatólica, que presupone que un embrión no implantado ya es un ser humano con alma.

Parece mentira que nuestra ministra se atreva a dar lecciones de 'responsabilidad' cuando, en el ejercicio de sus funciones públicas, antepone, contrapone e impone su moral particular al conjunto de los españoles.

¿Debemos recordar a la ministra de Sanidad, Ana María Pastor, que acaba de jurar fidelidad a una Constitución que, en su artículo16.3, establece que 'Ninguna confesión tendrá carácter estatal'?

Que la máxima responsable de la salud española se limite a sus obligaciones públicas. Que no paralice, 'ocultando sus riesgos', la necesaria reforma de la Ley de Reproducción Humana Asistida.

Que en la nueva ley se garantice, de una vez por todas, la libertad de conciencia.

Que se conceda a cada pareja progenitora de los embriones sobrantes el derecho a elegir -de acuerdo con sus creencias- si quiere o no quiere donar sus embriones para realizar la investigación de células madre.

Y que, en última instancia, sea el enfermo el que decida libremente si quiere o no someterse a un tratamiento con células madre embrionarias.

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