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Reportaje:AMÉRICA LATINA

La imposible rebeldía argentina

Descartado un plan económico alternativo al exigido a Duhalde por el FMI

Alejandro Rebossio

Las dilaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para alcanzar un acuerdo con Argentina en los últimos 10 meses llevaron a que algunos funcionarios del Gobierno del peronista Eduardo Duhalde pensarán en un plan B, distinto del recomendado por ese organismo. Pero el intento de rebeldía fue rápidamente neutralizado y archivado.

La idea consistía en desoír al FMI, cerrar la economía e iniciar un camino propio, como decidió Malasia tras la crisis asiática de 1997. Ni el ministro de Economía, Roberto Lavagna, ni el jefe del Gabinete de Ministros y mano derecha de Duhalde, Alfredo Atanasof, aceptaron ese giro.

El FMI advierte de que sigue sin resolverse la salida de depósitos por recursos judiciales, lo que pone en peligro el programa monetario
La nueva apertura parcial del 'corralito' permitirá a los pequeños ahorradores retirar su dinero el próximo mes

Por eso, después de que el portavoz del FMI declarara hace dos semanas que el convenio está lejos de firmarse, el Gobierno ratificó su intención de alinearse con los organismos multilaterales. Mientras tanto reforzó los controles en el mercado de cambios, para evitar ataques especulativos y asegurarse la estabilidad del peso, y abrió un poco más el corralito (congelación de depósitos), en otro paso previo a la retrasada reestructuración del sistema bancario.

Solicitud de paciencia

Además, el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, viajó a Londres y Nueva York para iniciar el diálogo con los propietarios de títulos públicos, perjudicados desde que Argentina suspendió pagos en diciembre pasado. Les pidió paciencia hasta el acuerdo con el FMI, que sólo implicará la postergación de pagos a los organismos multilaterales por 13.900 millones de dólares hasta fines de 2003. Les rogó que no querellaran al país en los tribunales, como ya están haciendo inversores italianos.

La nueva apertura parcial del corralito permitirá a los pequeños ahorradores con menos de 7.000 pesos (1.983 euros) retirar su dinero el próximo mes. Los bancos pueden devolver hasta 10.000 pesos (2.832 euros) si así lo desean. La medida beneficiará al 65% de los atrapados por la congelación de depósitos. El Gobierno intenta, de este modo, resolver la situación de los ciudadanos con menos recursos y satisfacer así una de las principales objeciones de la Corte Suprema de Justicia contra el corralito. Además, el presidente Duhalde pidió a su equipo económico que estudie, pese al coste fiscal, la posibilidad de compensar con un bono a 10 años a los pequeños ahorradores cuyos depósitos en dólares se convirtieron en pesos, con lo que perdieron la mitad. El jefe de Estado había prometido en su primer día de gobierno, el 1 de enero pasado, que respetaría la moneda de origen de los ahorros, pero semanas después hizo lo opuesto.

Cuatro meses atrás, esta liberación de depósitos a plazo por 566 millones de euros, sobre un total de 5.665 millones, hubiese sido inimaginable. El temor de funcionarios y economistas radicaba en que los ahorradores retiraran su dinero del banco para comprar dólares, la mejor opción de inversión en un país que devaluó el 72% su moneda en los primeros cinco meses del año. A mayor depreciación del peso, mayor inflación. Sin embargo, el tipo de cambio se mantuvo estable en los últimos tres meses y la compra de dólares dejó de ofrecerse como rentable. El fenómeno se explica por la aplicación de una política monetaria rígida, las expectativas de un acuerdo con el FMI, el anuncio de elecciones anticipadas para marzo próximo y un decreto que disminuyó la fuga de depósitos por recursos de amparo judiciales. El economista Roberto Frenkel, director del estatal Banco de la Provincia de Buenos Aires, opinó que la estabilidad del peso desalentará la inversión en la divisa norteamericana. Su colega Manuel Solanet observó que se liberará una 'suma poco importante que se diluirá' entre distintas opciones: el dólar pero también opciones más rentables como las Letras del Banco Central (Lebac) y los depósitos a plazo, que comenzaron a incrementarse en los últimos cuatro meses pese al resentimiento popular contra los bancos. El presidente de la Cámara Argentina de Comercio, Jorge di Fiori, anhela que los ciudadanos utilicen parte de sus ahorros en compras que venían postergando por la deteriorada situación económica. Di Fiori espera que los ahorradores arreglen sus viviendas, adquieran vestimenta o una nevera.

Nuevo trueque

El Gobierno anunció simultáneamente la reapertura del canje voluntario de depósitos a plazo por títulos públicos. En el primer trueque, hace dos meses, se convirtió a bonos el 25% de los ahorros. El Palacio de Hacienda espera alcanzar el 50%. Esta vez se ofrecerán dos títulos: uno en dólares con garantía del Estado y el otro en pesos a cargo de los bancos, pero con una compensación del erario público. Estas alternativas buscan satisfacer a la Corte, que analiza la constitucionalidad de la pesificación de depósitos en dólares mientras pende sobre sus nueve ministros un juicio político en el Congreso.

Pese a las nuevas medidas sobre el corralito, funcionarios del FMI le advirtieron esta semana al Gobierno de que continúa sin resolverse la salida de depósitos por recursos judiciales, lo que pone en peligro el programa monetario. Una vez más es la polémica Corte la que debe decidir sobre este asunto.

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