La prueba del ADN exculpa a un preso que pasó 17 años en una cárcel de EE UU
Un juez ordenó ayer la puesta en libertad de un hombre que pasó los últimos 17 años de su vida en la cárcel por un crimen que no cometió, como lo acaban de demostrar las pruebas de ADN. Eddie Joe Lloyd, de 54 años, fue condenado por la violación y el asesinato de Michelle Jackson, una adolescente de 16 años, en enero de 1984, en Detroit (Michigan, EE UU), un Estado donde no existe la pena de muerte. Gracias a los análisis de ADN, más de cien presos han logrado evadir la pena capital desde que ésta se restableciera en EE UU hace 26 años. Las pruebas de ADN identifican el material biológico por el código genético individual y pueden exculpar a los inocentes que han sido condenados por asesinato de forma injusta.
'El hombre moderno y la ciencia hicieron lo que ella [la víctima] no pudo hacer, que es hablar desde la tumba', dijo Lloyd a los periodistas, poco después de quedar libre. Su puesta en libertad fue decretada por un juez del condado de Wayne, que anuló la sentencia dictada en mayo de 1985. El preso fue condenado cuando era paciente de la clínica psiquiátrica de Detroit, después de que, según la policía, confesase haber sido el autor de la violación y asesinato de Michelle Jackson. Sus abogados, sin embargo, argumentaron en ese entonces que la policía incitó a Lloyd a confesar, con el argumento de que sería una forma de lograr la confesión del auténtico autor del crimen.
'Fue una odisea horrible, pero sabía que todo cambiaría cuando escribí a Scheck', señaló Lloyd anteayer, refiriéndose a su abogado, Barry Scheck, que se encargó de su caso hace siete años. Scheck encabeza el Proyecto Inocencia, una agencia de Nueva York que representa a clientes que consideran injustas sus condenas.
El juez que presidió el juicio de Lloyd no expresó remordimientos por el error, de la justicia, señalando que toda la responsabilidad era de Lloyd. 'Nunca escuché a este caballero decir 'Yo no lo hice', dijo el magistrado Leonard Townsend.
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