Blair financia su reforma educativa con 20.000 millones de euros extra cada año
La reforma impone la eficiencia en los centros y el despido de los directores con malos resultados
El Nuevo Laborismo de Tony Blair se ha impuesto un reto: destinar a educación el 5,6% del PIB en 2006, situándose así por encima de la media europea, que está en 5,5%. La ministra de Educación, Estelle Morris, desveló ayer las condiciones que rodearán el reparto de los 12.800 millones de libras anuales (19.925 millones de euros) adicionales que recibirán las escuelas británicas. La eficiencia de cada centro será un criterio fundamental y los jefes de estudios serán despedidos si el nivel de su colegio no alcanza los mínimos requeridos.
Morris hizo estos anuncios en una declaración en los Comunes, flanqueada por el primer ministro, Tony Blair, y por el poderoso ministro del Tesoro, Gordon Brown. Educación ha sido uno de los departamentos más beneficiados en la lotería de inversión pública acordada por los laboristas, que confirman así sus prioridades políticas una vez concluidos cinco años de presupuestos centrados en el saneamiento de las finanzas públicas. El Gobierno de Blair gastará en educación 44.961 millones de libras este año (70.100 millones de euros), 12.800 millones de libras más de lo previsto. Con un incremento anual del 6%, el presupuesto debería alcanzar los 57.777 millones de libras en 2005 (90.082 millones de euros). El gasto educativo debería alcanzar entonces el 5,6% del PIB, superando así la media europea.
Estas cifras significan que cada escuela secundaria recibirá este año 50.000 libras más de lo previsto (78.000 euros) y un mínimo de 165.000 libras anuales (257.000 euros) en pagos directos. Un total de 1.400 escuelas en zonas problemáticas recibirán financiación adicional y se primará la creación de escuelas especializadas. El gasto por alumno habrá aumentado un 50% desde que Blair llegó al poder en 1997.
Los sindicatos educativos han dado una calurosa bienvenida a la inyección de fondos e incluso la oposición acepta el aumento de inversión pública en educación. Pero ha repetido a machamartillo un lema: 'El dinero sin reformas no sirve para nada'.
El Gobierno responde que las reformas sin dinero tampoco llevan a ninguna parte y que por eso propone ambas cosas. Pero la reforma no ha sido tan bienvenida entre los profesionales como el dinero. Muchas de las propuestas de la ministra ya eran conocidas porque el debate sobre la reforma de la secundaria empezó a principios de año. Los sindicatos advierten que hay que mejorar las condiciones laborales de los enseñantes para acabar con las deserciones que vive el sector, pero el Gobierno parece poner el acento en la técnica del palo y la zanahoria. El premio es el dinero extra que recibirán las escuelas más eficientes. El castigo, enviar al paro a los jefes de estudios que no rindan. Hay también un llamamiento a la 'tolerancia cero' con la indisciplina del alumnado y la voluntad de llevar más policías a las escuelas si es necesario.
Y se fijan unos objetivos para medir el nivel de eficacia y mejora de los centros educativos. Por ejemplo, en primaria el Gobierno se ha impuesto que en 2004 el 85% de los alumnos alcancen por lo menos el nivel mínimo que se considera adecuado en inglés y en matemáticas y que, al menos un 35%, esté claramente por encima de ese mínimo.
En 2004 el 75% de los alumnos de secundaria (14 años) deben alcanzar ese nivel medio en inglés, matemáticas y en información y tecnología de la comunicación; el 70% en ciencia. En 2007 esos porcentajes deben situarse respectivamente en el 85% y el 80%. Y en 2004 se tiene que haber reducido en un 10% el nivel de absentismo escolar de 2002.
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