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Entrevista:MAITE PINA | Presidenta de la confederación de padres CEAPA

"Es brutal que la educación infantil pase a ser asistencial"

Se acaba de estrenar como presidenta de la confederación que agrupa a los padres de alumnos españoles que defienden una educación laica, la CEAPA. Maite Pina ha aterrizado en mitad de la tormenta de la Ley de Calidad, pero no le ha pillado de nuevas. Lleva muchos años metida en los centros educativos, los conoce bien, y los defiende. El Consejo de Ministros aprobará la Ley de Calidad este mes y sindicatos y oposición ya han convocado una huelga general contra ella para octubre. Esta madre -de dos niños, de 11 y 14 años-, que fue maestra de infantil hasta hace 10 años, procede de la federación madrileña y dice que decidió meterse a representar a los padres porque se cree el concepto de comunidad educativa: 'Educar a los futuros ciudadanos es responsabilidad de la sociedad entera, no sólo de padres y profesores'.

'La Ley de Calidad segrega a unos chicos, a otros, y en algún momento le puede tocar al tuyo'
'Los inmigrantes repetirán 1º de la ESO, 2º, y saldrán del sistema sin acabar la escolaridad'
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Pregunta. ¿Están los padres contentos con la reforma educativa de la Ley de Calidad?

Respuesta. Están preocupados porque se ha anunciado a bombo y platillo que va a resolver todos los problemas de la educación, cuando ni siquiera se ha explicado cuáles son. Hay mucho fracaso escolar, pero es que con la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), de 1990, se amplió la educación obligatoria a los 16 años y esto ha provocado problemas porque todos lo jóvenes, de todas las condiciones, están en el sistema educativo, pero también es un logro importantísimo. La Ley de Calidad tenía que haber hecho un diagnóstico serio de esos desajustes.

P. ¿Cuáles son esos problemas que tenía que haber abordado?

R. El primero, hace referencia a la educación primaria, que no se toca. Los chavales llegan a secundaria con los conocimientos que reciben en primaria, por lo tanto habría que empezar por esa etapa. Tener especialistas en lectoescritura en primaria solucionaría parte del problema. Eso lo apreciamos los padres. Y habría que dar un impulso a la formación inicial y continua del profesorado, que está desconcertado porque la situación no es fácil para ellos.

P. Una encuesta hecha pública hace unos meses concluía que el 77% de los padres está en contra de la separación de los alumnos de la ESO en itinerarios según su rendimiento. ¿Lo percibe usted así?

R. Sí. Esta ley segregará a unos niños en determinadas clases por su rendimiento, separará a otros, y en algún momento separará al tuyo, por muy bueno que sea, porque siempre puede haber otros mejores. A los padres no les gusta la educación segregadora.

P. ¿Qué cambio cree que van a notar más padres y alumnos cuando se aplique esta reforma, en un panorama a 5 o 10 años?

R. Va a cambiar todo. Cuando entren chavales de seis años de distintos entornos socioeconómicos en primaria, habrá unos que sabrán leer y otros que no, y luego estarán los que lleguen a mitad de la etapa: los inmigrantes. Ya entonces lo más cómodo va a ser crear grupos distintos, y se van a marcar las diferencias. Si la escuela no rompe estas diferencias, y desde el principio, ¿quién las va a romper?

P. Usted coordina los programas de la Asociación de Enseñantes con Gitanos. ¿Qué cree que va a pasar con la educación de las minorías y la de los inmigrantes con esta reforma?

R. Repetirán 1º de la ESO, 2º de la ESO, y saldrán del sistema al cumplir los 16 años sin haber acabado la escolaridad. Y estarán en el centro que sea, pero será público, sin duda.

P. ¿Qué es lo que más disgusta a los padres de la reforma?

R. La segregación de los alumnos y la reducción de la participación en los centros. El Consejo Escolar se vacía de contenido y el claustro también bastante, y se jerarquiza. Esta ley es jerarquizante y segregadora. Permite, por ejemplo, mandar a los alumnos a los 12 años a grupos de refuerzo, a los 14 años al itinerario de los que están destinados a dejar de estudiar y a los 15 a la iniciación profesional. Es perverso hablar de calidad y hacer luego estas cosas.

P. ¿Qué opina de que la educación infantil pase a tener un carácter más asistencial que educativo?

R. Me parece brutal. Los padres quieren que se asista a sus hijos, pero sin perder de vista lo educativo. Este año terminaba el plazo para que se regularan aquellas guarderías denunciadas hace unos años que no cumplían las mínimas garantías. Pues, con lo que viene, esto no hace falta que se quite. Se van a crear un montón de guarderías, que no centros de educación infantil, y un montón de academias para preparar la reválida. La Ley de Calidad provoca situaciones que darán lugar a eso.

P. ¿Cuáles son las tres cosas que peor funcionan actualmente en el sistema educativo?

R. Lo que funciona peor es la atención a la diversidad, pero de todo el alumnado, no sólo la de los alumnos de educación especial. Otra cosa que no funciona bien es el concepto de comunidad educativa. Tendríamos que llegar a un mayor entendimiento entre padres, profesores y alumnos. Y en tercer lugar situaría el concepto en sí de la enseñanza, que en la sociedad en la que vivimos no puede, en general, seguir estando basado sólo en la lección magistral.

P. ¿Y las que mejor?

R. Las oportunidades, las alternativas que hay para que los chicos puedan elegir.

P. ¿Cree usted que los padres conocen bien cómo funciona el actual sistema educativo?

R. No. Pero no es un problema sólo de los padres. El tema educativo debería interesar a todos ciudadanos. La mayoría de los padres van conociendo el sistema educativo a medida que lo van avanzando de curso sus hijos. Deberían mirar más al futuro.

P. Aunque es común que una generación piense que aprendía más que las posteriores, ahora hay muchos padres que se quejan de que sus hijos aprenden poco.

R. Sí, pero es una afirmación que me parece bastante sorprendente porque sólo el 36% de la población española de entre 25 y 50 años ha cursado estudios de bachillerato. Ese mensaje es el que intentan difundir algunos colectivos, incluido el Gobierno, y cala. Pero es difícil ser capaz de valorar lo que aprenden tus hijos en conjunto. Hay que relativizar el tema de los contenidos. A lo mejor en estos momentos es preferible aprender bien contenidos como las nuevas tecnologías que hacer más énfasis en el cálculo mental.

P. ¿Están desorientados los padres sobre cómo abordar la educación de sus hijos?

R. Totalmente, hay un gran desconcierto porque no se sabe dónde está la medida. La gente de generaciones anteriores aprendimos unos conceptos autoritarios de la educación y durante mucho tiempo se ha ido al otro lado. Pero ahora están cambiando otra vez las cosas. Vuelve a haber normas, lo que no quiere decir que se haya vuelto a su imposición, ahora se intenta acordarlas con los hijos.

P. Muchos centros se quejan de que los padres participan poco en sus actividades.

R. La falta de participación social es un mal endémico. Se ve en las afiliaciones a los sindicatos, a los partidos políticos, a las asociaciones de vecinos. Tendemos a una sociedad individualista. Y la escuela no es más que un reflejo de lo que pasa en el resto de la sociedad. ¿Una solución? No hay una varita mágica. Habría que trabajar otra vez las escuelas de padres, en las que se tratan temas que les afectan directamente.

P. Ustedes han convocado, junto a sindicatos y alumnos, movilizaciones para otoño. ¿Cree que los padres protestarán en la calle?

R. Haremos lo que haga falta, siempre dentro de la legalidad. Apoyaremos las iniciativas que intenten paralizar la Ley de Calidad. Y, si no lo logramos, por lo menos nos tendrán que escuchar.

Maite Pina, en la sede de la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA).
Maite Pina, en la sede de la Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA).ULY MARTÍN

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