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Günter Grass defiende el derecho de los alemanes a recordar a sus propias víctimas

El Nobel publica 'Im Krebsgang' y defiende a Martin Walser de las acusaciones de antisemita

Günter Grass acaba de publicar en Alemania la novela breve Im Krebsgang (Al paso del cangrejo), en la que, a través de la descripción del hundimiento, con tres torpedos soviéticos, de un barco alemán con más de 10.000 refugiados a bordo, el 30 de enero de 1945, evoca el sufrimiento padecido por aquellos que desataron la Segunda Guerra Mundial. 'Nosotros, los alemanes, también tenemos derecho a conmemorar a nuestras propias víctimas', sostuvo ayer el novelista. En un encuentro con la prensa extranjera en Berlín, Grass (Danzig, 1927), socialdemócrata a ultranza, se pronunció a favor de una victoria electoral del canciller Gerhard Schröder en las elecciones del 22 de septiembre, y criticó de todas las maneras posibles a la derecha alemana, europea y mundial.

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El premio Nobel de Literatura alemán -cuya reputación tanto literaria como política es mucho mayor en el extranjero que en su país natal- de ninguna manera pretende relativizar en Im Krebsgang -que en España editará Alfaguara el próximo mes de enero- los crímenes cometidos por los alemanes, ni pedir un resarcimiento de países como la República Checa, donde aún rigen los decretos Benes, que posibilitaron la expropiación y expulsión de la población alemana después de la Segunda Guerra Mundial y ahora podrían convertirse en un serio escollo para la integración de este país en la Unión Europea. Este 'último tema ya no se debe tocar en absoluto', recomendó Günter Grass.

En su afán por recuperar el derecho de los alemanes a recordar a sus propias víctimas, uno de los temas centrales de su última novela, Grass fue crítico con la izquierda. 'Durante mucho tiempo no habló de este tema, dejándoselo a la derecha. Para mí, esto también ha sido una razón para escribir este libro', subrayó.

'Martin Walser no es antisemita'. Así de contundente se mostró ayer Grass cuando fue preguntado acerca de las acusaciones de que este novelista se ha servido de clichés antisemitas a la hora de imaginar en su nueva novela el asesinato de un crítico literario que evidentemente representa a Marcel Reich-Reinicki, sobreviviente del holocausto. El libro de Walser, titulado Muerte de un crítico, sale a la venta mañana en Alemania.

'El antisemitismo es un reproche absurdo contra Walser. Raya en la calumnia', sostuvo el autor de El tambor de hojalata y Mi siglo, que próximamente cumplirá 75 años. Las acusaciones contra Muerte de un crítico habían sido elevadas por Frank Schirrmacher, el editor cultural del Frankfurter Allgemeine Zei-tung. El periódico suele publicar por adelantado y por entregas las obras de Walser, pero en esta ocasión se negó, seguramente también para defender a Marcel Reich-Ranicki, quien durante años dirigió la prestigiosa sección literaria del rotativo. Esta negativa desató una encencida polémica en los círculos intelectuales alemanes sobre un libro que sólo muy pocos han podido leer hasta ahora -Grass no se encuentra entre ellos-.

Reich-Ranicki

Marcel Reich-Ranicki, por otra parte, tampoco es santo de la devoción del Nobel, quien ya no quiere saber nada de él desde que el crítico apareciera en una portada del semanario Der Spiegel desgarrando con sus propias manos un ejemplar de Es cuento largo. Convertir a Reich-Ranicki en protagonista de una novela es 'concederle un honor excesivo', espetó Grass ayer. Él, como máximo, le hubiera dedicado un 'ensayo'. Reich-Ranicki, uno de los más influyentes críticos de Europa, fue especialmente temido por el programa de televisión El cuarteto.

Hoy por hoy, Günter Grass descansa del ajetreo que supuso la publicación de Im Krebsgang dedicándose de lleno a lo que calificó como su 'oficio principal', ser escultor. 'Estoy moldeando figuras de parejas danzantes', comentó, antes de descartar escribir algún día sus memorias, como está haciendo Gabriel García Márquez. 'A mí lo que siempre me ha atraído es hacer literatura y, además, inmediatamente comenzaría a mentir', explicó.

Proceso solitario

El premio Nobel aún tiene varios temas sobre los que quisiera escribir, pero se negó a entrar en detalles. 'Son procesos que llevan años. Lo más difícil es siempre encontrar la primera frase, el tono indicado para el género que se pretende trabajar', sostuvo. 'Además, también en tiempos movidos, me gusta mantener mi maravillosamente solitario proceso de escritura. Es anticuado: trabajo parado en un pupitre, musitando frases y caminando de un lado para otro, y siempre escribo la primera versión a mano', contó.

Claro, que cuando ni pinta ni moldea ni escribe, Grass también gusta dedicarse a la política. Preguntado con insistencia sobre estos asuntos, el más conocido de los escritores alemanes vivos recitó ayer todo su abecedario de socialdemócrata de izquierda.

Su argumentación rara vez es sofisticada, pero siempre contundente, ya sea cuando critica a Estados Unidos ('no tiene el derecho a desatar guerras con su esquema blanco y negro'), a la lucha contra el terrorismo (que 'de nada sirve, porque los orígenes del terror son otros, como el odio que genera la dominación que ejercen los países ricos sobre los pobres, y la falta de un orden económico mundial justo') o al candidato conservador a la cancillería alemana, Edmund Stoiber ('tiene una tendencia a ser amigo del austriaco Jörg Haider y tiene buenos contactos con Silvio Berlusconi'). 'Me pregunto si no es demasiado pedirle a los escritores las respuestas que no dan los políticos', admitió también.

Günter Grass.
Günter Grass.RICARDO GUTIÉRREZ

Contra el 'temeroso' avance de la derecha

Grass echó ayer en falta a las ya fallecidas grandes figuras de la socialdemocracia europea, como Willy Brandt, Bruno Kreisky u Olof Palme, pero de todas formas defendió a sus sucesores, como el canciller alemán, Gerhard Schröder, a favor de quien intervendrá en varios foros durante la campaña electoral, como hizo también con otros socialdemócratas en los años sesenta y setenta. 'Schröder ha crecido con los retos' y 'es un hombre que sabe escuchar', dijo. Alemania votará el 22 de septiembre, y el Nobel teme que esta fecha pueda marcar una nueva victoria para la derecha europea, cuyo avance calificó de 'temeroso', también por sus consecuencias en temas como la política de inmigración. 'Pienso que es un error convertir Europa en una fortaleza. En una fortaleza siempre se expande una mentalidad de cerco, y esto siempre va en detrimento de la democracia'. Ayer, Grass firmó un manifiesto, que publicó el Süddeutsche Zeitung, en el que, junto a otros 21 intelectuales, se pronuncia a favor de 'un segundo tiempo para Schröder'. El lenguaje del texto es futbolístico: 'En el segundo tiempo, en muchas posiciones estarán otros jugadores. La táctica cambiará a favor del ataque y los pases en profundidad. Juga-dores heterodoxos darán nuevo brío por los costados', se lee. Aficionado al fútbol, Grass lamentó que España saliera por 'errores de arbitraje' del Mundial y afirmó que el fútbol alemán 'es decente, pero no brillante'.

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