Fidel Castro pide visado en La Habana para venir el viernes a la cumbre de Madrid
El Gobierno español sigue considerando improbable la visita del líder cubano
Fidel Castro juega una vez más al suspense con la cumbre Unión Europea-América Latina que comienza el viernes en Madrid. Ayer, pidió un visado a la Embajada de España en La Habana, cuando el Gobierno español daba ya por seguro que la confirmación de la llegada del vicepresidente de Cuba, Carlos Lage, implicaba que Castro no vendría. Anoche, una alta fuente gubernamental seguía descartando la presencia del líder en la cumbre eurolatinoamericana.
Esta fuente destacaba que el formato de la reunión, a puerta cerrada, no ofrece posibilidades de lucimiento personal ni es el que le gusta al líder cubano. El mismo portavoz no ocultaba que la ausencia de Castro sería acogida por el Gobierno español con un alivio similar al que les puede suponer a los presidentes de Uruguay y México, públicamente vejados por el líder cubano debido a que votaron a favor de la condena de Cuba en la última revisión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. España fue otro de los veinticuatro países que se pronunció en ese sentido.
La petición de visado español por parte de Castro fue confirmada ayer por este diario en dos altas fuentes diplomáticas, que afirmaron haber acogido la noticia con cierta sorpresa, ya que no es habitual que los jefes de Estado cumplan ese trámite cuando se disponen a visitar oficialmente un país. Una de las fuentes consultadas expresó dudas de que la gestión sea necesaria en el caso del líder cubano, aunque reconoció que el tema es complejo desde el punto de vista jurídico.
Por otra parte, es habitual que el presidente de Cuba no confirme su asistencia a reuniones internacionales hasta el último minuto y esto vale también para esta cumbre convocada bajo el lema 'Impulsando la asociación estratégica en el siglo XXI', a la que, en cualquier caso, Fidel Castro 'ha sido invitado, y será bienvenido', según la alta fuente del Gobierno.
La cumbre propiamente dicha entre la Unión Europea, América Latina y el Caribe, a la que la presidencia española ha querido añadir, hasta el sábado, todas las troikas sectoriales del semestre -con Mercosur, con el Grupo de San José, con el Pacto Andino y con México-, girará en torno a tres grandes bloques de temas.
En lo político, destaca la lucha antiterrorista, bajo un planteamiento muy ligado a la guerra contra el narcotráfico, y ahí se oirá la queja de Colombia de que la UE no haya incluido en sus listas a las FARC ni al ELN. El presidente José María Aznar reiteró ayer que las FARC son terroristas y deben ser incluidas pese a la oposición inicial de Francia y Suecia. Un portavoz de Moncloa se mostró, sin embargo, comprensivo con el argumento avanzado por estos países al señalar que no pueden figurar en la lista grupos con los que el Gobierno esté negociando o se prevea que negocie pronto.
Falta de buenas noticias
En lo económico, lo más positivo será la conclusión del acuerdo de asociación con Chile, que Aznar ha impulsado, para suplir la falta de otras buenas noticias, hasta el punto de que será celebrado con toda solemnidad.
En lo cultural, se presentará el programa Alban para la concesión de 3.900 becas con un presupuesto de 11 millones de euros, que ha sido criticado por el comisario del Desarrollo, Poul Nielson, y ayer en Madrid, por Oxfam, debido a que se dirige a posgraduados. El secretario de Estado español para la Cooperación e Iberoamérica, Miguel Ángel Cortés, ha declarado que esas críticas, 'representan el más indecente de los racismos', porque ímplican que los países en desarrollo no necesitan licenciados.
Los debates se resumirán en tres declaraciones, que se seguirán negociando durante el día de mañana en las reuniones informales que celebrarán los ministros de Asuntos Exteriores. La más importante recogerá los valores comunes en que se sustenta el eje entre Europa y el mundo latino. Su texto, que la presidencia española quiere que sea contundente, es el que encuentra mayores dificultades.
Uno de los problemas es la pretensión de varios países latinoamericanos de introducir una mención crítica hacia la ley Helms-Burton, que establece una vía de sanciones para que empresas con inversiones en Cuba indemnicen a ex propietarios en la isla por los bienes que les fueron confiscados tras la revolución de 1959. La Administración de Bill Clinton suspendió la aplicación de esta norma y su sucesor, George Bush, sigue respetando ese criterio. Los países europeos, y especialmente España, que rechazan la Helms-Burton por su espíritu y su unilateralismo, se oponen, sin embargo, a incluir la mención crítica de la norma que piden los latinoamericanos.
Fuentes del Ejecutivo señalaron que países europeos plantean problemas en otros puntos, aunque, a la postre, las dificultades son de tipo formal y resolubles.
La cumbre, en la que intervendrán los líderes de todos los Quince, salvo quizás Holanda, por motivos electorales, junto a la casi totalidad de los de 30 países de América Latina y el Caribe, seguirá un orden de trabajo estricto, con intervenciones introductorias de quinces líderes de los dos continentes sobre otros tantos asuntos. Si el británico Tony Blair hablará de antiterrorismo y el peruano Alejandro Toledo de guerra contra el narcotráfico, la diversidad cultural corresponderá al italiano Silvio Berlusconi, polémico por sus comentarios sobre el choque de civilizaciones.
Paralelamente, Aznar recibirá en La Moncloa, como presidente de España, a los líderes de Venezuela, Hugo Chávez, Guatemala, Alfonso Portillo, y Costa Rica, Miguel Ángel Rodríguez, y cenará sucesivamente con los de Perú, Alejandro Toledo, y Argentina, Eduardo Duhalde. Chávez dará una conferencia en la Escuela Diplomática, si finalmente viene a Madrid.
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