Lula gana apoyos en su carrera hacia la presidencia de Brasil

El candidato izquierdista a las elecciones presidenciales brasileñas, Luiz Inácio da Silva, Lula, que se presenta por cuarta vez, tiene más posibilidades que nunca de alcanzar finalmente la presidencia después de que el ex ministro de Sanidad José Serra, candidato del Gobierno a las presidenciales de octubre próximo, haya comenzado a ser salpicado por un presunto escándalo de corrupción.

Mientras, ha comenzado a filtrarse en la prensa la posibilidad de que, en un momento de apuro y para salvar la estabilidad de Brasil, pudiera acabar presentándose por tercera vez el actual presidente, Fernando Henrique Cardoso. Los amigos de Cardoso insisten demasiado en que 'nunca hará eso', ya que su presentación podría ser considerada como un golpe a lo Fujimori. Lo que ocurre es que, según no pocos juristas, Cardoso podría presentarse legalmente. Cuando terminó su primer mandato de cuatro años, en 1998, él mismo cambió las reglas para que, en adelante, los presidentes pudieran ser reelegidos sólo por dos mandatos. La pregunta es si la regla vale sólo a partir de aquella fecha y, en ese caso, Cardoso podría presentarse para un nuevo mandato, o si ya le afecta.

El Gobierno, apoyado por el presidente, había encontrado un candidato, que había sido hasta ahora ministro de Sanidad, José Serra, un socialdemócrata con un pasado (incluso con el exilio durante la dictadura) aún más de izquierdas que Cardoso. Tras la retirada de Roseana Sarney, hija del ex presidente José Sarney, zarandeada por un escándalo de corrupción, el candidato Serra, apoyado por la clase media y por los empresarios, se colocó en el número dos de los sondeos, después de Lula, que nunca ha perdido el primer puesto.

Sin embargo, Serra no gusta a la derecha más rural y poderosa, la más vieja del país, pues conocen su talante social y saben que podría hacer algunas reformas radicales para luchar contra las enormes desigualdades que aquejan a Brasil.

¿Quién ha sacado a relucir un presunto caso de corrupción del ex presidente del Banco de Brasil Ricardo Sergio de Oliveira, que había sido el encargado de recoger fondos para la campaña de Serra a las elecciones del Senado en 1994? ¿Es esta derecha que preferiría a Lula pensando que a él podrían derrocarlo enseguida ante el miedo de que Brasil, con la izquierda en el poder, pudiera acabar siendo una nueva Argentina o Venezuela? ¿O de verdad el candidato de Cardoso está tambien involucrado en la corrupción que tanto aqueja a la clase política de este país?

Todo ello hace que los mercados anden revueltos, que el dólar haya comenzado a subir, que algunos bancos extranjeros empiecen a lanzar la alarma del 'peligro Lula' y que haya vuelto a barajarse la posibilidad de que Cardoso pudiera sacrificarse presentándose por tercera vez, en un momento en el que su popularidad es alta por haber mantenido a Brasil fuera de las grandes crisis que agitan al Mercosur.

Los analistas recuerdan que cuando el río suena algo debe arrastrar, mientras que los otros dos candidatos, los populistas Ciro Gomes y Anthony Garotinho, este último líder de una secta evangélica, no consiguen superar el 12% en los sondeos.